Victimización
Una encuesta dada a conocer recientemente por la Fundación Paz Ciudadana y Adimark ha revelado que la victimización en los hogares chilenos llegó a 43,5% en los últimos seis meses, la cifra más alta desde el 2000. De acuerdo con la consulta realizada a 7.720 personas en 52 comunas del país, el problema se encuentra más acentuado en la Región Metropolitana, donde el porcentaje llega a 45,6%, en tanto que en el resto del país se sitúa en 40%.
El estudio continúa mostrando una alta concentración de la actividad criminal en algunos hogares, si se considera que en los últimos seis meses el 32,1% de las viviendas en Chile fue objeto del 91% de los robos detectados en esta medición. Esto indica que hay hogares cuyos miembros han sido víctimas de más de un delito en el período.
Es explicable entonces que se haya detectado un aumento significativo del temor de las personas a sufrir un acto delictual. Asimismo, se advirtió un alza en la percepción de violencia en los barrios, por lo que el porcentaje de personas que evitan salir a ciertas horas creció de 53,3% a 55,4%.
Para el gobierno este indicador es preocupante y llama a acelerar el plan de seguridad. La victimización ha aumentado, y pese a los esfuerzos que realizan los organismos que tienen que ver con la prevención y el control, no hay logros significativos. Existe en la ciudadanía la percepción de que todos los esfuerzos que realizan las policías, los organismos de gobierno y la colaboración de los municipios, para hacer frente a la delincuencia, se esfuman cuando se pone en funcionamiento la llamada "puerta giratoria", que les permite salir impunes y sentirse más seguros para continuar atacando.
Es cierto que el tema de fondo en la delincuencia es que muchas familias no han tenido oportunidades educacionales y laborales para desarrollarse, pero no hay que desconocer que aún teniendo esas oportunidades, los caminos del delito, como el robo, el asalto o el narcotráfico, ofrecen el atractivo de dinero fácil con mínimo esfuerzo. Y mientras se hacen todos los cambios que permitan un sistema educacional más integrador, que podría tomar años y hasta generaciones, hay que dar respuesta a los problemas que enfrenta hoy la gente: la delincuencia es una realidad que atemoriza a las familias.