Buscar compañía, un camino frente al estrés
En esta época ya tenemos en la cabeza el fin de año y las vacaciones. Asimismo, las organizaciones analizan el cumplimiento de los objetivos y muchas veces comienzan las presiones por alcanzar las metas, con la consiguiente sobrecarga laboral. Esto es especialmente cierto en nuestras empresas, porque existe cierta tendencia a la postergación (procrastinar), que provoca la acumulación de gran cantidad de actividades en los últimos meses del año. Esta acumulación de trabajo, sumada a la presión por el cumplimiento de las metas- muchas veces asociadas a bonos de desempeño-, provoca la sensación de amenaza y, por ende, la activación del circuito del estrés. Es decir, nuestro organismo se prepara para hacer frente a esta amenaza percibida.
Cuando hablamos del estrés, la visión más conocida lo presenta como un mal, como una enfermedad y un riesgo tanto para la persona como para la organización. Esta visión insta a las personas a evitarlo, a combatirlo como un peligroso enemigo. En otras palabras, se combate al estrés con más estrés.
Sin embargo, esta respuesta de nuestro organismo frente a las amenazas, no es intrínsecamente mala, por el contrario, es una forma evolucionadamente adaptativa. Nuestra organización interna está preparada para enfrentar estos desafíos.
El problema radica en las herramientas que utilizamos para enfrentar las amenazas. Nuestro cuerpo se prepara para luchar o huir, pero no son las únicas opciones que poseemos.
Se ha descubierto que frente al estrés el cuerpo no sólo aumenta la producción de las neuro-hormonas cortisol y la adrenalina, también incrementa la producción de oxitocina. Esta hormona convencionalmente asociada al parto, cumple un importante rol en la respuesta al estrés.
La oxitocina se secreta en estados de estrés cuando nuestro comportamiento es de cooperación y de apoyo. Es decir, cuando nos sentimos amenazados, buscamos activamente la compañía, la colaboración y la cercanía. Es aquí cuando aprovechamos sus beneficios.
Lo anterior quiere decir que cuando sentimos que las presiones del trabajo son excesivas, que las metas impuestas se ven lejanas y que nuestro humor y predisposición no son las apropiadas, la solución está justo al lado o al frente. Compartir estos sentimientos con compañeros/as de trabajo, con la familia y amigos, y diseñar planes conjuntos de trabajo, generar espíritu de cuerpo (liderazgo) son las respuestas más biológicamente adaptativas para enfrentar las amenazas. Aquello es perfectamente compatible, tanto para la salud personal, como para el cumplimiento de los objetivos organizacionales.
Esta forma de afrontamiento es especialmente beneficiosa cuando proyectamos que se avecina un período de paz y descanso.