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Después de 41 años

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La Universidad de Concepción nos acogió en la década del 70 en la Escuela de Periodismo, ubicada donde se pierde Barros Arana, cerquita de la Plaza Don Bosco y distantes del pulmón del conocimiento y del intelecto que se daba en el espacio que reúne las condiciones naturales óptimas para la consagración de los sueños de cada uno: el Barrio Universitario.

Y en el marco del aniversario de nuestra Alma Mater se generó la oportunidad para que sus ex alumnos se encontraran tiempos después en las aulas y distintos escenarios donde dieron rienda suelta a sus capacidades para ser los profesionales que nuestro país precisaba y sigue necesitando para su pleno desarrollo.

Es que tenía que ser la 'mejor de las mejores' la que convocara para venir, de distintos y distantes ciudades de Chile a esta oportunidad de fortalecer la amistad que nació entre cuadernos, apuntes, certámenes, compañerismo hace ya varios años anteriores a éste.

Los ex de periodismo tienen historias diferentes. Sus estudios se vieron frenados y suspendidos por el más brusco y mayor cambio que se dio en nuestra historia. El 11/09/73 y el cierre de la carrera, la clausura de la Escuela y la incertidumbre más fuerte que se puede vivir antes los acontecimientos de ese momento.

Y 41 años después, nos encontramos y volvimos a caminar por la avenida principal del Barrio Universitario. Varios de ellos, no lo habían vuelto a hacer desde entonces. Su paso, observando las imágenes que los acompañaron en esta ausencia voluntaria por medio de fotos e Internet emocionaban y sorprendían y el 'te acuerdas de…' o '¿cómo es que se llamaba…?' asomaban a cada instante de la conversación que recién se iniciaba mientras nos dirigíamos a la actual Facultad que acoge la Escuela de Periodismo 2014, donde hubo una breve 'casi formal' ceremonia. Difícil era ya, tras algunas horas, conservar la seriedad que muchas veces cuesta romper, pero que aquí fluyó rápido, con las risas que generaban los sobrenombres, ya que es más fácil acordarse de otro si primero salta el apodo que le habíamos puesto.

Pero el ambiente del Barrio Universitario subyuga a los que han estado ausentes: 'vamos al memorial', 'vamos a conocer…', 'pero si el barrio llegaba hasta la biblioteca y lo demás era puro bosque'. Y la laguna de los patos, las cabañas de acogida, el hogar universitario, la capilla, el 'Ombligo', el foro, el querer ver el instante en que cae la noche y surge el campanil que con sus luces ilumina mágicamente el espacio como indicando el camino a seguir.

Qué manera de pasar rápido la tarde noche. Fuimos a cenar y allí ya todos nos acordábamos de todos, así que los recuerdos de las tallas de nuestra época en la casona de Barros Arana surgieron uno tras otro con las risas espontáneas, naturales que estas generan.

Luego el intercambio de teléfonos y mail, bien pasadita la medianoche volvimos a caminar hacia el centro de la ciudad, y allí surgieron los recuerdos de las marchas, del alto nivel de la discusión política que se daba al interior de nuestro establecimiento, de nuestros líderes comunes y que hoy forman parte de la historia, hasta terminar, como entonces, esperando que pasara un bus para regresar a Talcahuano. Allí sentados, en un paradero, surgió el cigarrito y siguió la conversa…no había movilización, así que como en los mejores tiempos, una cuchita para el taxi y un ¡Hasta la próxima! Qué manera de pasarlo bien….he recuperado 22 amigos.