Estrés y su implicancia en los sistemas familiares
El estrés es definido como una respuesta del organismo frente a las demandas del ambiente. Éstas se conocen como estresores y generan dos posibles cursos de acción. El primero implica que el sujeto tiene los recursos personales adecuados para hacer frente la demanda, en cuyo caso el resultado implica un logro, ya que la demanda se resolvió de forma exitosa, lo que genera sentimientos de satisfacción y orgullo. Este tipo de estrés se conoce como eustrés, o estrés positivo, y moviliza, motiva y retroalimenta positivamente al organismo.
El segundo curso implica que los resultados no son los esperados debido a que la persona percibe que no cuenta, o bien no posee, los recursos adecuados para enfrentar la demanda de forma exitosa, situación que potencia la aparición de sentimientos de frustración y derrota. Este tipo de estrés se denomina distrés o estrés negativo, y desmotiva y agota, entregando retroalimentación negativa del entorno.
Ambos cursos de acción, que implican la persistencia prolongada del estresor, se desarrollan en diversas áreas del funcionamiento del sujeto (personal-familiar-laboral).
Es así como en los sistemas familiares se generan situaciones de estrés que surgen frente a un evento importante o una situación inesperada. Los resultados, por tanto, dependerán de los recursos que posea la familia, así como de la potencia de la demanda. Eventos como el fallecimiento de un familiar, celebraciones, emergencias médicas o situaciones propias del desarrollo evolutivo de la familia generan la necesidad de desarrollar acciones que permitan hacer frente a estas demandas, las que pueden derivar en eustrés o distrés.
Por ejemplo, en una familia que considera como una tradición importante las fiestas de fin de año, sus integrantes pueden reaccionar de forma distinta. Así, el padre, como sostenedor, puede mostrarse preocupado meses antes ya que sabe que debe cumplir con exigencias del medio, sin embargo, no logra reunir el dinero para la celebración esperada por todos. Esta preocupación potencia que utilice diversas estrategias para cumplir con la demanda, pero, pese a los esfuerzos y ya frente a la fecha, se siente agotado, pues no logra responder a la demanda. En este caso se observa la presencia de distrés, ya que a pesar de los esfuerzos, el hombre experimenta sentimientos de frustración y derrota.
Por otra parte, la madre, considerando la falta de dinero, utiliza recursos personales y se preocupa de generar acciones que suplan esta falencia, por ejemplo, confecciona regalos manuales y decora la casa con los materiales que sus hijos usan en el colegio. En ese caso ella se ve enfrentada a un estresor prolongado en el tiempo que implica un gasto de energía importante, pero utiliza los recursos que posee para dar respuesta a la demanda del medio, obteniendo los resultados esperados. Esta percepción de logro genera sentimientos de satisfacción y orgullo. La madre pasa por un proceso de eustrés, donde los estresores sirvieron como motivadores, facilitando que ella utilizase los recursos con que disponía para hacer frente a la demanda familiar.
Es importante considerar que el estrés no corresponde a una categoría diagnóstica por sí sola, no obstante, posee la fuerza necesaria para generar, en este caso en los integrantes de una familia, un malestar psicológico significativo (distrés) o bien bienestar psicológico (eutrés).
Paulina Galindo,
pscóloga y
académica de
Psicología, USS