Dinero seguro
Contar con dinero en efectivo en cualquier lugar era hasta hace poco tiempo una realidad indiscutible en Chile. Salvo algunas situaciones en que los dispensadores no habían sido recargados, o en lugares donde la demanda constante impedía un normal funcionamiento, la adquisición de billetes mediante cajeros automáticos era un elemento cotidiano.
Sin embargo, en los últimos 12 meses aquella realidad parece haber desaparecido por completo. Dispensadores fuera de servicio, equipos saboteados o simplemente sustraídos, clonación de tarjetas y otras prácticas importadas desde otros lugares han llegado a Chile, poniendo en entredicho la seguridad y lo más importante, vulnerando la confianza de millones de personas. Como consecuencia directa, en el último año más de mil cajeros automáticos han dejado de operar de forma permanente.
No obstante, la batalla parece no estar perdida. Existen diversas formas para impedir que este número de bajas siga creciendo, y asegurar la disponibilidad de dinero en todo momento. Actualmente las autoridades tanto de Gobierno como bancarias evalúan la real efectividad de blindaje a los cajeros, y otras soluciones que buscan erradicar los delitos.
Sin embargo, el desafío no termina allí. El siguiente paso es evitar el fraude bancario, acto que antes de la desaparición de los cajeros ya causaba mucha desconfianza en los usuarios. ¿Cómo evitarlo? ¿Qué han implementado otros países? Existen respuestas para estas dos interrogantes. Uno de los sistemas más exitosos en este sentido es la biometría, que en países como Brasil logró reducir a cero el delito de clonación de tarjetas.
Mediante la lectura de las venas de la palma de la mano y la circulación sanguínea, es imposible falsificar un inicio de sesión. Además, esta solución es capaz de reemplazar completamente el plástico de una tarjeta.
Soluciones como ésta, integradas con otras que vigilen la seguridad física de los cajeros y de los usuarios, harán reducir drásticamente los delitos restableciendo las confianzas, el orden y el normal funcionamiento de un sistema en que la disponibilidad de dinero en efectivo resulta vital para una economía sana.