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Dinero seguro

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Contar con dinero en efectivo en cualquier lugar era hasta hace poco tiempo una realidad indiscutible en Chile. Salvo algunas situaciones en que los dispensadores no habían sido recargados, o en lugares donde la demanda constante impedía un normal funcionamiento, la adquisición de billetes mediante cajeros automáticos era un elemento cotidiano.

Sin embargo, en los últimos 12 meses aquella realidad parece haber desaparecido por completo. Dispensadores fuera de servicio, equipos saboteados o simplemente sustraídos, clonación de tarjetas y otras prácticas importadas desde otros lugares han llegado a Chile, poniendo en entredicho la seguridad y lo más importante, vulnerando la confianza de millones de personas. Como consecuencia directa, en el último año más de mil cajeros automáticos han dejado de operar de forma permanente.

No obstante, la batalla parece no estar perdida. Existen diversas formas para impedir que este número de bajas siga creciendo, y asegurar la disponibilidad de dinero en todo momento. Actualmente las autoridades tanto de Gobierno como bancarias evalúan la real efectividad de blindaje a los cajeros, y otras soluciones que buscan erradicar los delitos.

Sin embargo, el desafío no termina allí. El siguiente paso es evitar el fraude bancario, acto que antes de la desaparición de los cajeros ya causaba mucha desconfianza en los usuarios. ¿Cómo evitarlo? ¿Qué han implementado otros países? Existen respuestas para estas dos interrogantes. Uno de los sistemas más exitosos en este sentido es la biometría, que en países como Brasil logró reducir a cero el delito de clonación de tarjetas.

Mediante la lectura de las venas de la palma de la mano y la circulación sanguínea, es imposible falsificar un inicio de sesión. Además, esta solución es capaz de reemplazar completamente el plástico de una tarjeta.

Soluciones como ésta, integradas con otras que vigilen la seguridad física de los cajeros y de los usuarios, harán reducir drásticamente los delitos restableciendo las confianzas, el orden y el normal funcionamiento de un sistema en que la disponibilidad de dinero en efectivo resulta vital para una economía sana.

La comunicación del futuro

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El uso de smartphones, phablets, tablets, dispositivos híbridos, computadores portátiles y la futura masificación de los relojes inteligentes avizora un incremento desproporcionado de usuarios móviles en el mundo.

Sólo en América Latina, para el año 2017 se calcula que habrá cerca de 46 millones de usuarios comunicándose a través de señales inalámbricas en sus dispositivos móviles. Chile no se aleja mucho de esta tendencia, y se ubica dentro de los países emergentes con mayor proyección.

En nuestro país, dos tercios de la población usan Internet todos los días, y se estima que la cifra siga aumentando gracias a la masificación de los smartphones.

En el ámbito de los negocios, el uso de Internet mediante dispositivos móviles se ha ido expandiendo cada vez más, gracias a la flexibilidad que otorga al momento de establecer comunicación entre diversos estamentos, dando mayor fluidez a los procesos y generando ahorros importantes de tiempo.

Actualmente, la variedad de plataformas para comunicarse hace del software y su capacidad de integración, un elemento diferenciador cuando el desafío es hablar con cualquier persona, independiente de la ubicación o del fabricante de su dispositivo.

Dado el actual escenario, podemos concluir que la sala de reuniones más común del futuro será proporcionada por los entornos virtuales de colaboración, cambiando la forma de trabajar en un mundo conectado, lo que permitirá a todos los participantes acceder a información digital, editarla, comentarla y avanzar sin la necesidad de reunirse físicamente.

Hablaremos de la comunicación unificada como una herramienta de uso diario y permanente para realizar nuestro trabajo.

La educación encierra un tesoro

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Hace dos décadas Unesco difunde el documento de Delors "La educación encierra un tesoro" (1996), haciendo suyo un verso del poema "Canción de Otoño en Invierno", de Rubén Darío "juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver!". Se trataba de convertir la educación en instrumento indispensable para progresar hacia ideales de paz, libertad y justicia social.

Consideraba las políticas educativas como proceso permanente de enriquecimiento de conocimientos y estructura privilegiada para el desarrollo de las personas.

El "tesoro que encierra la educación" es nítido cuando una persona alcanza el máximo de perfeccionamiento en sus potencialidades. Sólo la educación es capaz de sacar las grandezas que encierra el alma y el cuerpo humanos, que en su unión substancial permiten que florezcan expresiones artísticas, deportivas, afectivas, científicas, morales y espirituales inagotables en su creatividad.

Sólo una persona educada es capaz de comprender el valor de su existencia y lo necesario que son para los demás sus dones descubiertos y talentos desarrollados por la educación.

Los Estados que asumen moralmente la responsabilidad de garantizar la creación de bienes públicos suficientes para llevar a todas las personas, sin exclusión ni rivalidades, a su máximo bienestar, hacen de la educación la mejor inversión para asegurar personas libres, justicia distributiva y paz social. La educación encierra efectivamente un tesoro porque toda la riqueza de la humanidad aflora cuando las personas se educan.

Así lo han entendido y asumido "casi" todos los Estados en vías de desarrollo. Casi, pues en Chile, la educación es un rentable negocio (o tesoro) que ha servido más para enriquecimiento de pocos, y menos para beneficio de las personas y la sociedad.

Respecto del mercado, el Papa Francisco afirma que "así como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad»". Hacer de la educación un bien de consumo es convertirla en un bien privativo, que excluye a los pobres y los condena a una inequidad perpetua.

La inclusión de la educación en el mercado es la negación de la primacía del ser humano y la superposición del tener al ser. El mercado "ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano" (Evangelii Gaudium, 2014).

En Chile, la educación efectivamente encierra un tesoro para quienes la han convertido en un bien de consumo cuya calidad se distribuye según el dinero que se posee.

Una noche en el Museo

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Homologando la cinta "Una noche en el Museo", del director Shawn Levy, ahora que estamos prontos a celebrar la 28° versión de la iniciativa nacional de "Museos de Medianoche", convocada por la Dibam, el próximo viernes 14 de noviembre, además del horario habitual, éstos permanecerán abiertos al público, desde las 18.00 a 00.00 hrs.

Respecto al Museo de Arte Religioso de la Ucsc a disposición de los visitantes, podríamos especular sobre la posibilidad sobrenatural de ofrecer encuentros cercanos con piezas de Museo, entre otros: Santa Teresa de Ávila, Teresa de los Andes, Padre Hurtado, San Martín de Porres, el niño Domingo Savio y Don Bosco, San Ezequiel o el Beato Aníbale, recobrando todos ellos, vida a medianoche, ante los osados y estupefactos espectadores.

Nuestros anteriores obispos y arzobispos, algunos hasta gustosos se levantarían de la Cripta Arzobispal para mirar nuestras fotos del Concepción antiguo, que se ofrecen al público; de ese Concepción de arquitectura neoclásica que ellos tuvieron el privilegio de conocer y disfrutar, como los obispos Salas, Fuenzalida, Elizondo, Izquierdo, Labarca, y los arzobispos Silva Santiago y Moreno Casamitjana. Tal vez se vuelvan a regocijar con esa ciudad o bien, desconcertados recurran nuevamente a posternarse ante dos maravillosas pinturas de la época de la antigua Catedral de Concepción: San Miguel Arcángel y la Virgen del Carmen. O por curiosidad, hasta saldrían de sus tumbas, solo para escuchar la música que será interpretada por Pablo Castillo, con su maravillosa voz, o escuchar poesía mística, creada por Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz.

Podríamos visualizar hasta fantasmas, ricamente ataviados con los ropajes de usanza de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, en la época anterior al Concilio Vaticano II, para asistir a una tertulia religiosa, alrededor de la presencia del primer Papa que ha visitado Chile y Concepción en particular, como fue la venida de San Juan Pablo II, con aquellos atavíos y objetos litúrgicos usados por él, en esa oportunidad. O quizás revivir una procesión con el Sagrario en andas, como solían trasladarle para ocasiones solemnes desde la Capilla del Sagrario hasta la Catedral, es decir, desde la calle O'Higgins hacia Caupolicán.

¿No sería preferible el no enterarnos de lo que conversarían con respecto al estado de la ciudad, porque posiblemente se decepcionarían al ver el poco interés en resguardar, in situ, por ejemplo, entre otras cosas, el medio de transporte de la época, encontrados recientemente: tranvía y carros de sangre, como tantos otros patrimonios que se han dejado en el olvido, y hasta podríamos aventurar que preferirían permanecer en este Museo, que les ha dado resguardo como patrimonio de la ciudad, y -mucho mejor aún- volver a descansar en paz, en la Cripta Arzobispal de la Catedral, sin enterarse siquiera de los desaciertos de los expertos en la materia, para nuevamente despertar alguna vez y considerar que tanta inoperancia ha sido solo parte de un mal sueño?