'Es inexplicable lo que uno siente en la cinta. Te olvidas de todo haciendo piruetas'. Para Valentina Eriza (19) el slackline debe representar la misma emoción que para un chico lo es estar en una cancha de tenis, en una de fútbol o una de básquetbol. Sólo que acá, la pasión se vive arriba de una cinta tensada entre dos árboles, lograr el equilibrio perfecto, saltar y efectuar movimientos o (trucos), algunos más complejos que otros. Todo eso, por supuesto, sin caerse.