Educación es un factor clave para erradicar el machismo de Chile
Actitudes, roles y comportamientos que asumen que el hombre es superior en todo aspecto a la mujer. Ésa es la construcción cultural a través de la que el machismo se representa, como una ideología que ha estado presente de manera histórica en muchas sociedades, como la chilena.
Pero, poco a poco, la sociedad ha ido evolucionando, las mujeres han alzado la voz y luchado, reivindicándose y abogando por la igualdad de género, demostrando sus capacidades. Hoy, con una mujer al mando de Chile, pareciera que el machismo ha ido desapareciendo pero, ¿es realmente así?
Desde el punto de vista de Héctor Abarca, trabajador social de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, existen declaraciones de voluntades en el sentido de que el machismo ha disminuido y que debe erradicarse, junto a ciertos avances en aspectos públicos. No obstante, afirma que "si uno mira las cifras más duras, las tendencias, dan cuenta que en ámbitos como la política, la participación de la mujer sigue siendo escasa. Si nos comparamos con tasas de participación de la región o de la Ocde, incluso estamos muy por debajo de los promedios latinoamericanos, aunque tengamos una Presidenta de la República".
Y lo que sucede en el ámbito público, sería un espejo de lo que se vive en el plano privado, donde a pesar de que se hable de la necesidad de apertura hacia los espacios para las mujeres, según dice el docente, los cargos de gerentas y directoras también siguen siendo escasos. "Son casos muy especiales, de hecho llaman la atención. Si miramos el mundo de las universidades, ¿cuántas rectoras y decanas hay? Ahí se produce este fenómeno que es característico de nuestra sociedad, el doble estándar, es decir, realizamos ciertas declaraciones, pero a la hora de su expresión concreta siguen reproduciendo las distribuciones que favorecen a los varones y que tienen que ver con la construcción social del patriarcado", manifiesta.
El profesional explica que aunque las mujeres han demostrado sus fortalezas y capacidades organizativas e intelectuales, se deben enfrentar a un obstáculo de tipo cultural enraizado en los hombres. "Por siglos hemos tenido el poder político, militar, en las instituciones y, evidentemente, hay espacios que no queremos ceder. Dejar entrar a las mujeres es para algunos varones perder ese poder, no lo visualizan como una posibilidad de crear alianza, sinergía, de enriquecer el desarrollo de determinadas actividades".
ERRADICAR MACHISMO
El mismo machismo de siempre y que ha predominado por décadas es el que tenemos, según el sociólogo de la misma casa de estudios, Francisco Fuentes, quien sostiene que esta realidad no es sólo en Chile, sino que también en Latinoamérica. "En comparación a nuestros abuelos, quizás los patrones cambiaron, porque las mujeres están participando de los mercados laborales, ha habido una transformación de los roles, pero eso lo vemos fundamentalmente en los estratos socioeconómicos con más educación, pero en los que tienen menor acceso el machismo está absolutamente arraigado, no se ha movido un ápice", enfatiza.
Entonces, ¿cómo se podrían erradicar las conductas machistas? Según cree Abarca, la legislación es uno de los mecanismos para promover la eliminación de las conductas que se relacionan con esta ideología. Clave sería, desde su perspectiva, mirar las experiencias de legislación que hay en otros países, "donde está, por ejemplo, la Ley de Cuotas de participación de mujeres en política, y otras específicas en violencia de género hacia las mujeres más que la violencia intrafamiliar que tenemos nosotros. Está la ley que generó la Presidenta Bachelet en el programa anterior sobre igualdad de sueldos que, si bien quedó estipulada, podríamos preguntarnos si se aplica efectivamente en todos los ámbitos o todavía hay espacios donde, sólo por ser mujeres, algunas trabajadoras reciben un sueldo menor que varones con la misma preparación o responsabilidad", reflexiona.
Plantea que también hay una responsabilidad a nivel de instituciones sociales, como lo son las escuelas, universidades y organizaciones, en términos de promover en sus políticas acciones que erradiquen el machismo. "Hay que sancionar el acoso sexual en el trabajo, en la calle y la discriminación de actividades. Y en los espacios públicos, en los planes de mejoramiento, en las instituciones que trabajan con niños, se debiera incluir el enfoque de identidad de género", comenta. En otro plano, indica que es necesario actuar en la vida privada: "Cada uno de los ciudadanos, en su ámbito directo de trabajo, en su familia, en su círculo de amistades, es responsable de no callarse frente a una actitud machista", puntualiza.
EDUCACIÓN
Además de las acciones en el plano legal, y en los contextos público y privado, los dos profesionales coinciden en que la educación es un factor clave para eliminar el machismo. "Hay políticas sociales que no son muy difundidas, manuales de capacitación para profesores, cambios y ajustes en los textos escolares en cuanto a relatos, lenguaje e imágenes. Quienes ejercemos labores docentes en todo nivel, preescolar, escolar, universitario, también tenemos el rol de promover acciones de equidad en las aulas con las y los estudiantes, y hacer ver cuando se dan conductas discriminatorias hacia las mujeres", aclara Héctor Abarca.
Asimismo, Fuentes recalca la importancia de que en los sistemas educacionales se generen espacios donde niños y niñas puedan socializar en ambientes de igualdad de géneros para que aprendan que los roles son compartidos y se pueda romper esa estructura de rol machista, marcadamente masculinizado. "La educación va a cambiar el switch, permitiendo que las próximas generaciones sean menos machistas y más abiertas a otro tipo de conductas", añade.
En ese sentido, el docente plantea que es difícil erradicar el machismo, porque es parte de la cultura de Chile, el que según él es un país de desigualdades. "Para que se llegue a una nivelación entre hombres y mujeres, tiene que correr mucha agua, y el cambio se logra con formación, creando espacios para discutir el tema; no necesariamente con leyes, sino con una política de Estado que trascienda a un Gobierno y que diga 'hacia allá queremos caminar'", concluye.