Campañas políticas
Una encuesta telefónica a nivel nacional realizada por la Universidad Central ha determinado que 9 de cada 10 personas afirma que el aporte para las campañas políticas debe ser público y transparente. El sondeo reveló que el 82,4% cree que el Estado no debe financiar los partidos políticos y que éstos son los que deben enfrentar sus gastos con el apoyo de sus militantes.
El 87,9% de las personas consideran que el financiamiento debe ser público y transparente, mientras que sólo el 10,9% aseguró que los aportes debieran ser secretos o reservados. Respecto del aporte de las empresas a las campañas, tres de cada cuatro personas consultadas están de acuerdo, pero deberían ponerse límites a la cantidad donada, con el fin de evitar que sean los aportantes los que guíen el quehacer de los parlamentarios.
La desafección democrática es fuerte contra el sistema político, donde prima un desinterés creciente por esa actividad, tal vez fundamentado en que la gente cree que la política no le resuelve sus problemas inmediatos, como la salud, la educación, las pensiones de vejez o la seguridad ciudadana, entre otros.
El tema se analiza en momentos en que la ciudadanía ha expresado a través de los medios de comunicación y en las encuestas su malestar por la forma cómo se discute la reforma al sistema binominal, al aumentar en 35 la cantidad de diputados y en 12 los senadores, quedando así con 155 y 50 legisladores respectivamente.
Es entendible el rechazo ciudadano, sobre todo cuando se argumenta que muchas otras iniciativas no pueden realizarse por falta de financiamiento. Con anterioridad, una encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) reveló que un 82% se opone a que el Estado financie a las colectividades en periodos fuera de campaña, y mostró que los partidos políticos son las instituciones peor evaluadas del país, ya que un 91% no confía en ellos, lo que es consistente con el desencanto generalizado de la política. La mayoría de las personas considera que los partidos privilegian sus intereses por sobre los del país y que están muy divididos.
La tarea entonces es que haya una demostración de estas colectividades de que existen para atender las inquietudes concretas de la gente y no para preocuparse de una agenda destinada a satisfacer sus propios intereses y sus pugnas por el poder.