Más allá de la proyección mediática que pueda tener "Matar a un hombre" (2013), a raíz de su postulación al Oscar como Mejor Película Extranjera, proyecta al Bío Bío como una Región valiosa en cuanto a locaciones y gente talentosa. Sin exagerar, anotemos que la música compuesta por el penquista Pablo Vergara se escucha como una de las bandas sonoras más interesantes del medio nacional en la última década. Proyecta la propuesta de un artista culto, de actual residencia en Nueva York, con mucho cine y sonidos en su disco duro personal.
Son éstos los detalles que, finalmente, marcan la diferencia entre una obra de consumo en el cine chileno -"Fuerzas especiales"- y aquellas que vuelan un poco más alto, con miras a convertirse en una obra artística que provoca y conmueve el espectador.
Por lo demás, un receptor que no es de gustos masivos, sino que opta por expresiones con otra sensibilidad. Ahora hablamos de cine. "Matar a un hombre" no es una película masiva, tampoco pretende serlo, aunque sí colma un espacio que en este país prefiere omitirse en favor del espectáculo, como diría Gilles Lipovetsky.
La cinta de Fernández, recién ganadora en Valdivia, se puede parar con mucha propiedad en escenarios de gusto cinematográfico como Sundance, Goya u otros festivales. Finalmente, es en instancias como ésta donde se ve el cine que un porcentaje de público -menor- clama para carteleras comerciales amorfas y sin asunto.
POSIBILIDAD DE VERLA
Lo más probable que esta tarde, desde las 19 horas, la sala de Artistas del Acero (O'Higgins 1255) esté copada en su capacidad (150 personas). La razón, allí se va a proyectar el tercer largometraje de Alejandro Fernández Almendras (es con invitación), luego de "Huacho" (2009) y "Sentados frente al fuego" (2011).
La anterior, quizás, sea la cifra -un poco más, un poco menos- que sume la película, luego de una semana en la cartelera de Cinemark Mirador Bío Bío.
Sin embargo, más allá de la taquilla, lo interesante es que la cadena también exhibe la producción filmada en Tomé hace dos años. A ver si el incentivo sigue y se atreven con producciones del tipo paralelas, pero que igual generan interés en Concepción, la segunda ciudad más importante de Chile. Insistimos, por estilo, opción y punto de vista; el cine de Fernández no es masivo. Por lo mismo queda fuera de cualquier requerimiento numérico, en un país de listas y rankings de los más y los menos. Este tipo de producciones apuestan más a largo plazo, a lo que algunos llaman "formación de audiencias".
Lo importante hoy, la cinta puede verse en la capital regional, y es obligación del interesado concretar su visionado.
UN TEMA GLOBAL
"Matar a un hombre" pone en pantalla una historia que le puede pasar a cualquier en cualquier parte del mundo. De manera minimalista, allí donde los planos dan espacio y tiempo al espectador, Fernández desarrolla en 75 minutos el molesto acoso y presión que ejerce un personaje llamado "Kalule" (un Daniel Antivilo de antología) a una familia de clase media: vive y transita alrededor de Tomé.
Allí, en bloques de departamentos decidores para el transcurso de los hechos, desarrollan su diario vivir sin más novedad que la rutina laboral o escolar, sólo trastocada por la celebración del cumpleaños del hijo, Jorgito (Ariel Mateluna). Desde ahí se va a desencadenar una pesadilla interminable para la familia, básicamente por el empecinamiento y ociosidad de "Kalule". Molesta con acciones que no son tomadas en cuenta por la justicia. Tomando estas circunstancias, en forma paralela y en silencio va a comenzar a tejerse la forma con que el padre pretende darle fin a la situación.