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Cambio cultural y educación

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Como ha sido la tónica desde su génesis la actual reforma educacional ha puesto un especial énfasis en el lucro y la gratuidad. Todo, por cierto, con la noble intención de sentar las bases para una educación gratuita y ¿de calidad?

Porque a la fecha ninguna de las medidas pareciera ir encaminada hacia este último punto, cuestión no menos relevante si realmente existe una planeación e intención veraz y concreta de emparejar la cancha, contribuir a la disminución de las brechas de desigualdad existentes en nuestro país y brindar oportunidades a la meritocracia partiendo de un derecho fundamental como es la educación.

Bien vale reflexionar en torno a los cambios culturales que hemos vivido como sociedad durante los últimos años donde, por ejemplo, la aparición de las Tics (revolución digital) han redibujado los paradigmas de la interacción social y la construcción del conocimiento facilitando el tránsito a una esfera pública que antes estaba disponible sólo para unos pocos. Eso ha hecho que los ciudadanos mejoren ostensiblemente su acceso a la información permitiendo, de paso, aumentar el nivel del debate en los temas públicos mediante la edificación de sentido acompañado del consiguiente empoderamiento, en una tónica que tal como debe ir acompañada de derechos también tiene que serlo en el de los deberes. Estos cambios, que probablemente no se constataban desde la revolución industrial, están directamente vinculados con los cambios asociados tanto a costumbres como mentalidad que, como país, hemos ido experimentado ya sea de manera consciente e inconsciente.

Porque en un mundo en que la cultura está enfrentando profundas y vertiginosas transformaciones, la educación no puede más que verse envuelta en múltiples desafíos. En concreto, la calidad de la educación está íntimamente relacionada con la calidad de la cultura de una sociedad o país. No en vano ésta, a través de este siglo, ha tenido una evolución pasando por cuestiones tales como la economización de la vida, la realidad virtual y la globalización, en un asunto que podría generar un clima de inseguridad y confusión. Problemas que son parte de nuestra actual realidad cultural y que deben ser enfrentados mediante una mejor calidad de la enseñanza en cuanto a sus contenidos, metodologías y redefiniendo la cultura de la democracia la cual, y en opinión personal, no podemos concebirla con otro objetivo que no sea el de colocar al ciudadano en la situación más ventajosa para el ejercicio de su libertad.

Para lograr esto, y visto desde la sociología weberiana, es necesario salir a la calle, constatar e insertarse en la realidad que vive cada establecimiento educacional, cada familia y cada comunidad.

La astucia de la serpiente

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En Génesis 3,1 aparece que la serpiente, el más astuto de todos los animales creados por Dios, pregunta a la mujer cómo es posible que Dios les haya prohibido comer de todos los árboles del jardín, a lo cual ella responde que Dios les había prohibido comer sólo de un árbol. La pregunta era una vulgar mentira cuya finalidad perversa era hacer que la mujer "picara" para hacerla caer. Todos conocemos el triste final de la historia.

Así también picaron tantísimos incautos, creyentes y no creyentes, y de chincol a jote, con la mentira de que el Cardenal Ezzati había denunciado a unos sacerdotes al Vaticano, propagada por una prensa mal nacida, bastarda, que busca derechamente confundir al público con una campaña sostenida contra la Iglesia Católica.

Una prueba clarísima de tal campaña tendenciosa es la siguiente: la declaración de Jaime Coiro, portavoz de la Conferencia Episcopal, de que a ésta no le corresponde pronunciarse al respecto, fue transformada en el titular embustero: "La Conferencia Episcopal le quita el piso a Ezzati". Entre una y otra afirmación hay un abismo de distancia.

Pero lo que más me alarma, ha sido la reacción visceral de tantos creyentes, caracterizada por una imprudencia temeraria, coronada, para colmo de males, en muchos casos por el grave pecado de soberbia, en lo que consistió precisamente el pecado original. Es decir, se repite el mismo efecto producido por la insinuación de la serpiente. Ejemplo de esto ha sido el triste espectáculo dado por ese gran personaje que es Benito Baranda, quien, al enterarse de que no fue el Cardenal Ezzati quien presentó las acusaciones, en vez de pedir disculpas, agarró más vuelo para embestir al Nuncio. El gran pecado que acecha a quienes creen estar o de hecho están más cerca de Dios es la soberbia.

Como Iglesia nos encontramos en la situación descrita por Jesús en Mateo 10,16 donde dice a sus discípulos: "Los envío como ovejas en medio de lobos. Sean astutos como serpientes y puros como palomas". Sin duda, hace referencia aquí al episodio ya citado de Gén 3,1. En este estar como ovejas en medio de lobos, debemos tener la astucia de las serpientes para poder dar un testimonio inteligente de nuestra fe y no reaccionar como lo hicimos. Lo que en Génesis se condena de la serpiente no es su astucia, sino el haberla utilizado contra Dios. La palabra hebrea para astuto ('arum) se usa también para sabio, término que en la Biblia califica al inteligente en oposición al estúpido, al necio. Por tanto, la astucia no es negativa en sí misma, sino que dependerá para lo que se use. Y para que no quepa duda del tipo de astucia de la que se trata, agregó "y puros como palomas", con lo que indica que no se trata de una astucia perversa, sino de una transparente, para el bien. Nos llama a ser creativos para luchar a favor del bien.

Lamentablemente, en estos últimos días ha reinado la estupidez y la soberbia.

Reflexiones sobre el uso medicinal de cannabis

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Por estos días, existe una controversial discusión sobre el uso de cannabis para controlar las crisis en pacientes que sufren epilepsia refractaria.

Conocemos los graves efectos psicotrópicos y adictivos del consumo de cannabis y también se conoce que un tercio de pacientes con epilepsia evolucionan refractarios, sin terapia exitosa en la actualidad.

Ante este escenario, nos enfrentamos a tres interrogantes que debemos resolver en nuestro país. La primeraes ¿podremos entregar los mejores tratamientos, resguardando la salud pública? La aprobación de cualquier medicamento exige estrictas etapas de investigación, y en el caso de cannabis no existen publicaciones que avalen en forma consistente su uso amplio en diversas patologías, incluyendo la epilepsia. La cannabis tiene múltiples variedades - con más de 400 componentes aislados-, de los cuales el "THC" sería el causante de efectos nocivos y canabinoides (CBD) tendrían efecto anticonvulsivo. La proporción THC/CBD diferencia la variedad de una planta a otra.

La segunda pregunta es, ¿puede mezclarse este interesante debate científico con el uso recreacional de cannabis? El uso recreativo es y será un grave riesgo para la salud, especialmente en niños y adolescentes, quienes actualmente están percibiendo un menor riesgo en su consumo al atribuírsele "propiedades saludables".

Finalmente, ¿Tenemos posibilidad en Chile de hacer investigación con cannabis en niños con epilepsia refractaria? La Ley de Deberes y Derechos del Paciente (2012) nos impide realizar investigación en pacientes con discapacidad cognitiva sin su consentimiento, esto limita la investigación en muchas condiciones médicas, incluida la epilepsia refractaria.

Esperamos un pronunciamiento de la autoridad respecto al uso de aceite de cannabis artesanal y cuáles serán las posibilidades de acceder a los protocolos de investigación internacionales para poder responder la pregunta de investigación planteada, y que la literatura científica no ha logrado aclarar consistentemente ¿Es cannabis o mejor dicho canabidiol una alternativa terapéutica en epilepsia refractaria?