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Devuelvan a Dios lo que es de Dios

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El Evangelio de este Domingo XXIX del tiempo ordinario tiene mucha actualidad en nuestro país, donde se ha discutido largamente en este último tiempo una reforma tributaria. El punto central del episodio es la pregunta que hacen los fariseos y los herodianos a Jesús: '¿Es lícito pagar tributo al César o no?'. Si se considera que el César representa el poder civil y que éste necesita recursos para procurar el bien común de los ciudadanos, el pago del tributo por parte de ellos es un deber. Habríamos, por tanto, esperado más bien la pregunta: '¿Es lícito evadir el pago de ese tributo?'. Para entender por qué se pregunta acerca de la licitud del pago -'¿es lícito pagar?'- y por qué esta pregunta es capciosa, hay que considerar la situación de Israel en ese tiempo.

En el tiempo de Jesús, Israel estaba bajo la dominación del Imperio Romano (la Res Publica) y los ciudadanos judíos debían pagar impuestos a Roma. Los judíos conniventes con Roma -los herodianos- aceptaban pacíficamente esta carga e incluso algunos se prestaban para exigir este pago de parte de sus hermanos judíos, como era el caso de los 'publicanos'. Los judíos piadosos, en cambio, -los fariseos-, que consideraban a Israel como el Pueblo de Dios, tenían dificultad con este pago a un gobierno pagano. El pago del tributo a Roma era contrario a lo anunciado sobre Israel: '¡Álzate, resplandece, que ha llegado tu luz, y la gloria del Señor sobre ti ha amanecido! ... Alza los ojos en torno y mira... vendrán a ti los tesoros del mar, las riquezas de las naciones vendrán a ti' (Is 60,1.4.5). Fariseos y herodianos eran contrarios. Pero, se unieron contra Jesús.

La pregunta fue idea de los fariseos: 'Los fariseos celebraron consejo sobre la forma de sorprender a Jesús en alguna palabra'. Quieren poner ante Jesús una trampa. Por eso, la introducción a la pregunta es hipócrita: 'Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con franqueza y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas'. Este es el ideal de un fariseo. Ellos consideraban ilícito financiar, con el pago del tributo, las actividades de una nación pagana, entre ellas lo relacionado con la idolatría y el culto al emperador, cosas contrarias al 'camino de Dios'. Así se entiende la pregunta: '¿Es lícito pagar tributo al César?'. Está formulada de manera que Jesús responda: 'No es lícito'. Y en este caso lo habrían acusado de subversión contra Roma, crimen que merecía la muerte.

A los fariseos no les interesa escuchar de labios de Jesús cuál es el 'camino de Dios' sobre ese punto, sino tener de qué acusarlo. Pero Jesús no se deja engañar y desenmascara su falsedad: 'Hipócritas, ¿por qué me tientan?'. Y, antes de responder, pide: 'Muéstrenme la moneda del tributo'. Le presentaron un denario. En la parábola de los trabajadores enviados a la viña, un denario fue el pago de una jornada de trabajo que se comprometió a pagar el dueño de la viña a los contratados a primera hora (cf. Mt 20,2). En dinero nuestro serían unos $ 15.000. Es una cantidad que podían traer consigo y fácilmente presentar a Jesús. Entonces, con el denario a la vista, Jesús pregunta: '¿De quién es esta imagen y la inscripción?'. Le responden lacónicamente: 'Del César'. La moneda que le presentan tenía, en efecto, la imagen del emperador Tiberio (14-37 d.C.) y la inscripción decía: 'Tiberio César, hijo del divino Augusto, emperador'. Ellos hacían sus contratos y transacciones con esa moneda y la llevaban en el bolsillo, signo de que, junto con la dominación de Roma, aceptaban las ventajas que les traía. Habiendo dejado eso en evidencia, Jesús responde: 'Devuelvan al César lo que es del César'. La respuesta no permite acusarlo de nada. Puede entenderse en el sentido de los herodianos: 'Ustedes aceptan las ventajas de Roma; paguen, por tanto, el tributo'; y también en el sentido de los fariseos: 'Devuelvan al César sus ventajas y su moneda, como un rechazo de su dominación'. Parece que se entendió más bien en este sentido, porque fue esgrimido en su contra en su proceso ante Pilato: 'Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo y prohibiendo pagar tributos al César...' (Lc 23,2).

Jesús, en definitiva, como Maestro veraz que es, enseña que, si se espera del poder civil que garantice el bien común, es un deber pagar los impuestos necesarios. Pero no pierde la ocasión de enseñar que el ser humano tiene otra dimensión superior que entraña también un deber: 'Devuelvan a Dios lo que es de Dios'. Mucho se ha discutido en nuestro país sobre los tributos que debemos pagar al poder civil los ciudadanos de esta patria terrena; pero se ha discutido muy poco, o más bien, nada, sobre lo que debemos a Dios como ciudadanos de la patria celestial. En la celebración de la Eucaristía el sacerdote concluye la plegaria eucarística con la proclamación: 'Por Cristo, con él y en él, a ti Dios Padre omnipotente... todo honor y toda gloria...'. Esto es lo que se debe a Dios en justicia, porque todo es suyo y también nosotros mismos: 'Del Señor es la tierra y cuanto contiene, el orbe y todos sus habitantes' (Sal 24,1). Por medio de la reforma tributaria esperamos devolver lo suyo al César; pero estamos muy lejos aún de devolver lo suyo a Dios.

Obispo de Santa María de Los Ángeles

El desafío de dar valor agregado a los estudiantes

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Ciertamente no es lo mismo ingresar a la universidad con 800 puntos que con 450 puntos, pero ello ocurre y es el reflejo de una realidad que ya aceptamos, por diversas razones. La mía, como la de muchos profesores, es porque nos asiste el convencimiento de que el aprendizaje es una cuestión de dar oportunidad y tener altas expectativas de logro con los jóvenes, más allá de las barreras sociales y el estigma de un puntaje PSU, que muchas veces no dice nada en la sala de clases.

El ser humano puede desarrollar todo su potencial a lo largo de la vida, prueba de ello es que la mayoría de nosotros aún sigue aprendiendo y perfeccionándose. Entonces, ¿por qué pensar que un joven desfavorecido académicamente no podría alcanzar sus metas de aprendizaje? Para eso ya existen muchas instituciones que los acogen en su diversidad y desarrollan los suficientes mecanismos compensatorios que elevan las expectativas de éxito y les permiten superar sus condiciones de entrada a la universidad.

Esta realidad, que ya se instaló en nuestra sociedad y en nuestras instituciones, también es producto de las políticas de equidad y cobertura que se han venido implementando en los últimos 20 años en el sistema escolar. Con resultados que tenemos que mirar críticamente para mejorar en calidad, pero a partir de lo que se ha avanzado en cobertura, qué duda cabe sobre esta verdad.

Si bien, este fenómeno de la masificación de la educación superior se ha transformado en una oportunidad de desarrollo y movilidad para cualquier persona, también ha traído aparejados problemas transversales que dificultan el aprendizaje de los jóvenes en áreas tan claves como la expresión oral y escrita, y la capacidad de resolver problemas.

No obstante, la apuesta es darle valor agregado a los jóvenes que recibimos, es decir, compensar aquello que sus condiciones particulares de ingreso y/o escaso capital cultural les ha negado. La brecha es más desafiante en este escenario, pero es más gratificante cuando los vemos realizados y sorteando dificultades para superarse.

Niños y niñas pintaron su visión de la universidad

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Instalados en uno de los patios de la sede de Los Ángeles de la Universidad de Concepción, niños y niñas pertenecientes a uno de los jardines infantiles de la Junta de Jardines Infantiles de la capital provincial del Bío Bío, demostraron in situ su técnica y capacidad para plasmar lo que observaron de la realidad. Así con atriles, acuarelas y pinceles, los párvulos del jardín infantil '21 de Mayo' comenzaron a retratar aquello que más les llamó la atención del lugar, acompañados de sus educadoras y madres.

Acuarios, el campanil o áreas verdes fueron parte de las creaciones de los pequeños artistas, cuyas obras dan vida a la IV versión de la exposición 'Yo en la Universidad. Una mirada con ojos de niños y niñas', cuya inauguración se realizó recientemente.

En dicha oportunidad, Margarita Barrandeguy, jefa de Unidad de Extensión del campus angelino de la UdeC, destacó que la casa de estudios está abierta a la comunidad y, en específico en el caso del jardín infantil, éste ya tiene un espacio ganado desde principios de año, porque planifican y piden realizar sus exposiciones allí por cuatro años consecutivos.

Además, contó que la experiencia de tener a los niños en la universidad, llevándolos a visitar las dependencias, fue una muy grata. 'Me gustó ver el interés que tienen en diversas áreas. Unos se emocionaron muchísimo con la música, otros con la biblioteca, algunos en el gimnasio. Todos se sentaron en las salas de clases y creo que es motivante enseñarles, porque se ve algo lejana la universidad y, a través de estas instancias, se hace algo más cercano y familiar', planteó.

APOYO Y UNIDAD

El mencionado jardín infantil es el más grande de la capital provincial del Bío Bío, ubicado en el sector Paillahue de Los Ángeles tiene capacidad de atención para 213 párvulos de entre tres meses y 4 años 11 meses de edad. Con la pedagogía de Reggio Emilia, el curriculum de este centro educativo fomenta la expresión de los 'Cien lenguajes en niños y niñas', tal como planteó su creador, Loris Malaguzzi.

En ese sentido, la directora regional de Junji Bío Bío, Andrea Saldaña, explicó que es a través de actividades como la muestra, donde las educadoras y las técnicos en educación parvularia guían a los niños para desarrollar y utilizar al arte, no sólo como forma de expresión, sino que también como una herramienta de aprendizaje. 'Ésta es una muestra de cómo la educación inicial es activa e involucra también a las familias y a la propia comunidad. Los niños aprenden por medio de la observación para después desarrollar sus propios proyectos de creación', agregó.

Desde allí, Carla Palma, madre de una de las pequeñas artistas expositoras, recalcó lo importante que es el papel de los padres para no matar la creatividad de los niños. Y con ella concordó la directora del Jardín Infantil '21 de Mayo' María Isabel Lauriani, quien se emocionó y alegró al ver cómo la familia se siente orgullosa del trabajo que realizan sus hijos y de la unión de la comunidad educativa, que hizo posible realizar la exposición que se encontrará abierta al público hasta el próximo 30 de octubre.