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Campaña contra el hanta

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Las autoridades han detectado un aumento en la probabilidad de contagio por virus hanta como en su letalidad esta primavera y verano. Por ello, y frente a la gran cantidad de casos de contagio y fallecimientos por esta causa que la Región del Bío Bío ha tenido en años anteriores, la Seremi de Salud resolvió adelantar la campaña preventiva.

En la práctica, ya se iniciaron las acciones, con las reuniones que se realizan con representantes de los sectores involucrados, como empresas de turismo, del agro y los organismos de salud.

El ministerio respectivo ha informado que entregará una mayor cantidad de recursos para apoyar las medidas de prevención de la enfermedad, que tiene una alta letalidad. Además, se recuerda que del total de casos registrados en el país en los últimos veinte años, nuestra región concentra el 26%.

El hantavirus es una enfermedad viral, que se transmite al ser humano desde el ratón de cola larga, a través de la inhalación de olores de la orina de roedores contagiados. Debido a las actividades relacionadas con la agricultura y la recreación, el hanta se presenta mayormente en primavera y verano. La 'ratada' es un evento relacionado con el florecimiento explosivo de quila, lo que conduce a una sobrepoblación de roedores silvestres, que tiene como consecuencia una mayor exposición de las personas a estos animales.

La enfermedad comienza con un cuadro similar a una gripe, con fiebre, dolores musculares y articulares, dolor de cabeza, a veces acompañado con síntomas gastrointestinales y con dificultad respiratoria progresiva. Estos pacientes necesitan ser diagnosticados oportunamente y derivados a hospitales que posean camas UTI, ya que su manejo es muy complejo y requiere de atenciones especiales.

El foco de la campaña que se realiza cada año está en medidas preventivas del contagio, por lo que se recomienda a las personas que visiten esas zonas rurales ventilar durante media hora las viviendas, limpiar el piso con agua y cloro, botar la basura en recipientes cerrados y no consumir frutos silvestres, entre otras medidas. La prevención es fundamental para no seguir lamentando las consecuencias de esta enfermedad.

Cultura de la comodidad

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Cada cual con sus propios vicios, y los míos son muchos, podría entrar a competir en un Panamericano de Vicios Para Perder el Tiempo. Uno de ellos es mi pasión por la comedia americana, o 'american sitcom'. He escrito cuentos y ensayos sobre el tema.

Desde hace cuatro años, tengo un curso electivo en la universidad en el que abordo su mecánica interna, y siempre he pensado que sería más feliz y mejor persona si mi vida fuese una comedia americana. La tesis es simple: si se observan con detalles estos programas de 22 minutos de duración, uno puede entender la sociología de los norteamericanos, en todos sus estratos, nacionalidades y coyunturas. Y de cómo nos vamos pareciendo a ellos, a los gringos, cada vez más.

En la actualidad, mi favorita es la comedia de los nerds: 'The big bang theory'. Se refiere a un grupo de cuatro amigos ñoños, muy calificados científicos de Caltech, California, que jamás han tenido suerte en la otra faceta de la vida: las mujeres, la noche, la fiesta, el roce social. Curiosamente, yo tampoco.

Pero no es por ahí la historia. En la ficción de la comedia, los amigos - a los que se suma la vecina Penny, rica ella - se reúnen cada noche a cenar en torno a una mesa de centro y sentados en un sofá o en el piso. Al menos en el departamento de Sheldon y Leonard, nunca cocinan, sino que compran comida preparada de diversa índole y de acuerdo a un calendario semanal: tailandesa, china, árabe, italiana y, una vez, griega. De modo que alguno de ellos llega con las bolsas del restaurante en las que acarrean los envases plásticos de comida, y accesorios como palillos de madera o cuchillería de plástico de acuerdo a la ocasión.

Sí, claro, es ficción. Pero puede servirnos para formarnos una imagen atroz: luego de cada cena se acumula una enorme cantidad de basura plástica o de poliuretano, que deberá terminar en un vertedero ya repleto hasta la coronilla. Debemos sumar otro detalle: nunca se ven botellas de agua o de cerveza del tipo familiar, sino sólo las individuales, repetidas como plaga. Vuelva usted a multiplicar el tamaño de los desechos.

El razonamiento es sencillo y devastador a la vez: no voy a tomar agua de la misma botella que los otros bacalaos, aun cuando sea trasegada en un vaso distinto para cada uno. ¿Qué se han creído?

Y ese es el modelo que con tanto esfuerzo y sacrificio estamos imponiendo con éxito en estos tristes pagos. La cultura del apuro y la comodidad sobrepasa a una mínima reflexión acerca del bulto gigante de nuestros desechos, y de la responsabilidad que nos compete en ello.