Política monetaria: ¿con sesgo control inflacionario o sesgo reactivador?
El Instituto Nacional de Estadística (INE) dio a conocer recientemente que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se elevó en 0,8% en septiembre, por encima de las expectativas del mercado que no superaban el 0,6%, acumulando así una variación de 4,0% durante los primeros 9 meses del año. Lo anterior ubica a la tasa de inflación a 12 meses en un 4,9%, superior al rango meta de inflación anual del Banco Central de Chile (BCCh) establecido entre 2,0% a 4,0%.
En el Consejo del BCCh, fijado para este jueves 16, su decisión de mantener la actual Tasa de Política Monetaria (TPM) de 3,25%, tendría por finalidad asumir una actitud más bien conservadora frente al nuevo escenario inflacionario, reconociendo la existencia de una política monetaria de tipo expansiva ya iniciada hace un año, concretamente en octubre del 2013, cuando la TPM era de un 4,75%, un punto y medio porcentual por sobre el nivel actual. Cabe señalar que desde abril del presente año la inflación anual se ha ubicado por sobre el 4%, fenómeno que no se observaba desde diciembre del año 2011 y enero y febrero del año 2012.
Asimismo, tal medida de mantener la actual TPM estaría basada en el hecho de que la inflación a 12 meses de los bienes y servicios "no transables" se ubica en un 5,0%, levemente superior a la misma inflación de los "transables" (4,8%), con una inflación acumulada (no transables) a 9 meses de 3,8%. Es decir, los actuales niveles de inflación anual tendrían un componente no menor de tipo "no transable", situación en que el BCCh tiene un rol muy determinante, a diferencia de los productos "transables".
Así, tanto la apreciación del peso como por el mayor control de las presiones inflacionarias de los bienes y servicios "no transables" podrían llevar al instituto emisor a mantener la TPM en su actual nivel de manera de actuar con un mayor grado de cautela frente a las nuevas cifras de inflación entregadas por el INE. Es indudable que la incertidumbre que conlleva mayores tasas de inflación, particularmente por sobre el rango meta del BCCh, agudiza el severo problema de crisis de expectativas que manifiestan los agentes económicos y que mantiene postergadas tanto decisiones de consumo como de inversión, dificultando toda recuperación económica.
Por contraste, la decisión del BCCh de profundizar en una política monetaria expansiva, bajando nuevamente la TPM en 25 puntos base, situándola en 3,0%, podría ser considerada como una política monetaria con un claro sesgo reactivador. Es decir, el instituto emisor estaría reconociendo implícitamente que, en la coyuntura actual, su nivel de efectividad en materia inflacionaria sería muy baja, por lo que seguiría actuando con una política monetaria más bien de tipo expansiva de manera de dinamizar una economía que se sigue desacelerando y que presenta mayores tasas de desempleo. En un contexto donde los sectores y actividades exportadoras lideran el dinamismo registrado debido a la apreciación del peso.
Analizando las cifras proporcionadas por el INE, se aprecia que hay varios productos "transables" tales como los automóviles nuevos, los tomates, la gasolina y algunas carnes, cuyas alzas de precios tienen una fuerte incidencia en el IPC de septiembre. Y en el caso de algunos otros servicios de naturaleza "no transable" tales como el transporte de bus interurbano, se ve afectado sensiblemente por los incrementos en el precio de bienes "transables" tales como la gasolina. Es decir, hay una fuerte incidencia en estas cifras de inflación por parte de productos "transables" los cuales, salvo por el impacto que tiene sobre ellos la apreciación de nuestra moneda, son precios determinados internacionalmente y donde el BCCh tiene un nulo o escaso nivel de efectividad.
A lo anterior habría que sumar el efecto estacional y puntual que tiene el mes de Fiestas Patrias sobre las compras de los consumidores y que registra alza de precios de algunos bienes alimenticios. Todo lo cual reforzaría la idea de que el instituto emisor, al bajar el nivel actual de la TPM, actuaría manteniendo la estabilidad y consistencia de sus políticas, reconociendo su verdadero grado de efectividad en materia de control de la inflación y desestimando señales puntuales y estacionales que no conformarían, a su juicio, una clara tendencia como para redefinir propósitos y políticas comprometidas con la recuperación económica.
Mario Valenzuela Silva
Vicedecano
FEN Universidad
San Sebastián