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'El Estado tiene que demostrar que quiere relacionarse de una manera nueva'

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La ministra de Cultura, Claudia Barattini, sabe que una consulta prelegislativa no es una política que solucionará por sí sola las complejas relaciones que históricamente ha tenido el Estado con los pueblos indígenas, pero también entiende que la cultura puede jugar un rol importante en este aspecto. La ministra ha encabezado desde hace meses la preparación de la Consulta Previa a los Pueblos Indígenas del Consejo de la Cultura y las Artes, que parte hoy y tiene como objetivo recoger la visión de organizaciones y comunidades representantes de los pueblos originarios del país para alcanzar un acuerdo sobre las medidas propuestas en el proyecto de ley que crea el Ministerio de Cultura.

Con ello, el gobierno espera cumplir, 'con los más altos estándares', el Convenio 169 de la OIT, que obliga al país a consultar a los pueblos originarios cada vez que se adopten medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarlos directamente, como es el caso del proyecto que crea este ministerio.

'El tema principal en estas consultas previas a los pueblos indígenas es la necesaria generación de un clima de confianza y de buena fe, es decir, que nos creamos, que no se piense que uno asiste a estos encuentros unilateralmente desde el Estado a hacer un 'check', un 'OK', y para que te confirmen lo que tú quieres confirmar. Y eso se funda en una historia, que es una historia dolorosa, deteriorada y perjudicada en la relación entre el Estado y los pueblos originarios', explica la secretaria de Estado.

- Los plazos se van definiendo con ellos (las comunidades). Ahora, nosotros estamos confiados en que vamos a poder tener acuerdo de aquí a finales de año. Ahí se concluye el proceso de consulta, que además convive con una serie de otras mesas de debate con otros ámbitos, con artistas... empezamos esta semana un diálogo con la Dibam para los temas de patrimonio, etc. O sea, estamos en un proceso de discusión muy amplia en el país sobre el proyecto de ley y esperamos en diciembre poder trabajar con toda esa información y poder presentar esta indicación sustitutiva al Parlamento en diciembre o principios de enero, como para que ya el 2015 se inicie la discusión legislativa. Creemos que vamos a llegar con una indicación sustitutiva muy discutida ya en el país y, por lo tanto, muy legitimada.

- El compromiso de esta ministra y del Consejo de la Cultura y las Artes, en base a lo que establece el Convenio 169, es incorporar los acuerdos a los que vamos llegando en la indicación sustitutiva. Después el Poder Legislativo obviamente tiene la prerrogativa de legislar y puede introducir modificaciones al proyecto que el Ejecutivo presente. El compromiso con los consultados es el compromiso que asume el Poder Ejecutivo. El Legislativo tiene la prerrogativa y también puede escuchar una vez más a organizaciones de los pueblos originarios.

- Claro que es inédito. Se han hecho otras consultas en Chile, pero para otros ámbitos, que no son en el ámbito legislativo propiamente. El Convenio 169 es un convenio que tiene 30 años, o sea, Chile lo ratificó muy tarde, recién el 2008. Chile está llegando un poco tarde a ponerse al día con esta legislación internacional, y en ese sentido es inédito en el proceso prelegislativo. El Consejo de la Cultura ha hecho una opción de hacer una consulta muy descentralizada. Tomamos varios opciones que son importantes en la forma. Una es que decidimos no contratar empresas consultoras, o sea, externalizar la consulta, que se hace en los proyectos de inversión que requieren consulta indígena. Todas las direcciones regionales de Cultura están a cargo de la consulta. Son los propios equipos, y muchos de ellos tienen un contacto histórico con comunidades. Entonces, hemos regionalizado el proceso, lo hemos territorializado a través de nuestros propios equipos. Hemos tratado de llegar lo más cerca posible a los lugares donde viven las comunidades para garantizar participación. Lo que hemos querido es hacerlo lo más cercano al territorio y lo más descentralizado posible.

- Esperamos desde Cultura dar una contribución a esa necesaria tarea pendiente que Chile tiene. Porque uno puede hablar de la consulta en términos muy administrativos, pero acá lo que está en juego finalmente es la necesidad de que Chile cambie y el Estado de Chile y sus políticas y su institucionalidad, cambie la relación que ha establecido con los pueblos originarios a lo largo de toda la historia republicana, y que además se funda en una historia previa de colonización, de violencia y exclusión de los pueblos originarios. Es un cambio de paradigma en la relación del Estado con los pueblos originarios. Eso es lo que se juega en la consulta. Esto puede demorar el proceso, pero lo que está en juego es la posibilidad de cambiar un tipo de relación. No lo vamos a cambiar sólo con esta consulta, pero no cabe duda de que esto es parte de ese proceso, que tiene muchas más aristas y que lo que estamos construyendo, que es el nuevo Ministerio de Cultura y Patrimonio, sea capaz de dar cuenta de una nueva visión de la cultura chilena, que no puede ser más concebida como una cultura única, nacional, sino que tiene que hacerse cargo que éste es un país con diversidad cultural, con pluriculturalidad. Y desde lo cultural creo que podemos jugar un rol muy importante en este proceso, que es un proceso enorme que no se resuelve con una consulta.

- Hay mucha atención sobre el proceso que está generando Cultura, porque tiene algunas características propias, digamos, es un tema en algún lugar más amable, que genera más oportunidad de diálogo, donde se ha venido trabajando desde Cultura en un clima positivo con las comunidades desde el Consejo de la Cultura en los años anteriores, y eso es un patrimonio que tiene el Consejo, que es muy importante, pero claro que también hay tensiones, hay incredulidad, hay desconfianza, porque es la historia de la relación de los pueblos originarios.

- Yo las comprendo perfectamente como ministra, por eso que creo que somos nosotros, es el Estado el que tiene que dar garantías de confianza, de buena fe, de lealtad en el proceso de consulta, porque es el Estado el que tiene que demostrar que quiere relacionarse con los pueblos originarios de una manera nueva y no de una manera como ha sido históricamente. Entonces, yo entiendo completamente las desconfianzas que existen desde el mundo de los pueblos originarios en este tema, y por lo tanto, eso nos obliga doble y triplemente a las autoridades del Estado.

- Estamos hablando de nueve pueblos que son muy distintos entre sí, que además tienen realidades muy distintas. También tenemos que tener cuidado de meter todo en un mismo saco. Son pueblos, son comunidades, son seres humanos con una enorme diversidad territorial, tienen idiomas distintos, tradiciones distintas e incluso una relación con el Estado distinta. Hay algunos pueblos que están casi en extinción, como los yaganes, y tenemos pueblos con gran población como el pueblo mapuche, y con gran conflictualidad en algunos aspectos, y por lo tanto, vamos a tener dentro del proceso de consulta posicionamientos distintos, y hay que entender eso. Van a ser distintos entre pueblo y pueblo, y también dentro de pueblo y pueblo hay posicionamientos políticos distintos, hay gente que rechaza completamente cualquier diálogo con el Estado.

- Eso es una dificultad, pero una dificultad de la democracia, es una dificultad que tiene Chile en cualquier ámbito de los temas que quiere implementar, eso es parte de la democracia y también es parte de cómo tenemos que mirar a los pueblos originarios.

- Hay temas en cultura que son polémicos o que son complejos, como el tema del concepto de patrimonio, hay temas de la representación de los pueblos originarios en los órganos colegiados que va a tener el próximo ministerio. Creo que ahí va a haber puntos de vista distintos, polémicas, pero yo creo que la polémica principal es la desconfianza que está instalada en la relación entre el Estado y los pueblos originarios.

- Generando una metodología que le dé garantía a los pueblos originarios de que hay buena fe de parte del Estado y que los estamos convocando a una consulta de verdad y no de mentira, no de engaño.