Deporte social: prioridad para un país deportivo
Antes de iniciar esta breve reflexión, es importante tener claro que al hablar o discutir en torno al deporte, no existe un concepto y clasificación única que englobe un significado de esta manifestación sociocultural. Confirman esto una serie de evidencias teóricas como empíricas (Puig, Heinemann, Lagardera, Dunning, Willimczik). De ello, se desprende entonces, que existan diversas expresiones deportivas, como por ejemplo: el deporte profesional, el de alto rendimiento, el deporte escolar, el deporte de exhibición, entre otras, donde cada uno presenta características propias que los distinguen.
Durante las últimas décadas, han surgido, no solo a nivel académico, sino en la sociedad en general, otros dos conceptos o tipos deportivos, ambos equivalentes: el deporte social y el deporte para todos, los cuales se caracterizan esencialmente por la calidad inclusiva-participativa y por presentar cualidades más sociales que técnicas o de rendimiento, lo que permite la intervención de la población en general, sin distinción económica, social, de sexo, religión o edad.
Este diseño o modelo deportivo (social), se basa en que él o la practicante, independiente de sus condiciones, tenga la capacidad de ser partícipe de él, o sea, un deporte al alcance de todos y todas (las personas que salen a correr, el fútbol entre amigos, los grupos de baile entretenido, el senderismo, entre otras). Esta forma de comprender y hacer deporte y/o actividad física, es la más frecuente en las sociedades contemporáneas y las diversas encuestas de hábitos de actividad física así lo demuestran.
No obstante ello, la relevancia de esta manifestación deportiva, históricamente ha quedado relegada desde la perspectiva de la participación ciudadana en la toma de decisiones. Ante ello es lógico pensar: ¿Por qué ha sucedido esto?.
Las respuestas podrían ser muchas, pero las más frecuentes pueden abarcar desde ideologías políticas, estilos de administración, las formas de comprender el deporte, hasta la mediatización de la que goza el deporte espectáculo, deporte profesional y de alto rendimiento, lo que atenta contra 'ese deporte social y para todos', el cual paradójicamente es mayoritario en la práctica.
Por ello es interesante que las autoridades y líderes del deporte consideren a este grupo social de personas en la construcción de las directrices deportivas de un país a través de estrategias de participación ciudadana, que permitan algo tan fundamental como es discutir, opinar y decidir lo que queremos en materia deportiva y de actividad física.
Respecto a ello, hace pocas semanas comenzó la implementación, por parte del Ministerio del Deporte (MINDEP) de nuestro país, de un programa itinerante (por ciudades) llamado Casa Abierta, el que tiene como objetivo conocer los intereses de la comunidad, recopilando información para canalizarla en el diseño de sus programas deportivos. Sin lugar a dudas es una buena iniciativa, la que esperamos se replique en otros ámbitos de la sociedad, fomentando con ello instancias participativas y democráticas en la población.