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A 10 años de la Ley GES: Raya para la suma

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Hace 10 años, el 3 de septiembre de 2004, fue promulgada la Ley 19.966, de Acceso Universal a Garantías Explícitas, conocida como Auge. A principios de la década anterior, Chile hizo el diagnóstico que formó las bases de la reforma sanitaria. Era evidente la necesidad de legislar ante la inequidad de nuestro sistema sanitario mixto y la diferencia que viven las personas según su condición social.

Nuestra Constitución no garantiza el derecho a la salud, menos a la atención sanitaria, por ello, incorporar derechos en salud, de manera intermedia, para las personas fue un gran hito para nuestra historia de salud pública, pero hubo que negociar el fondo solidario con los sectores neoliberales.

La Ley 19.966, que luego pasó a ser de Garantías Explícitas en Salud (GES), significó un avancepaso para que las personas con menos recursos económicos recibieran lo que necesitan y para que los sectores medios no se empobrecieran por padecer una enfermedad. La ley generó muchas expectativas entre la población, esto porque, si bien como país ya llevamos 40 años operando en un sistema mixto de salud, las personas nos seguimos rebelando por tener que pagar por la atención sanitaria.

La ley fue incluyendo problemas de salud que tuvieran un tratamiento conocido y exitoso, con los recursos financieros existentes y la tecnología adecuada. Y aunque seguimos realizando bingos o rifas para financiar algún medicamento o técnica nueva de un problema no garantizado para un pariente o amigo, al mirar los números, podemos decir que hemos avanzado. Al 2013 se atendieron 18.506.103 problemas de salud con garantía, el 96% de ellos por Fonasa. Sólo para mostrar un caso, a junio de 2013 había 59.949 niños operados de cardiopatía congénita, independiente de su lugar de nacimiento, ubicación geográfica o nivel socioeconómico.

El GES deberá seguir incorporando nuevas patologías y más actividades preventivas, como lo que está sucediendo ahora con la vacuna contra el virus del papiloma humano. Es fundamental difundir y promover el examen de medicina preventiva anual, como un derecho y un deber. Ahí está la clave para mantener nuestra salud y usar cada vez menos el sistema hospitalario.

No debemos olvidar que nuestro sistema salud no es integrado, sino que mixto, donde existe un seguro público para la mayoría de las personas con más necesidades sanitarias y menores recursos, y un seguro privado para los que tienen recursos para pagar las primas, según sus riesgos personales, además del sistema especial para las FF.AA. Si bien la ley introdujo más equidad en la atención de salud, aún no existe voluntad entre los actores, en especial por parte de las Isapres, de tener en nuestro país un sistema integrado de salud.

Atención Primaria en Salud: ¿Llegó el momento de la reforma?

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En los últimos días ha sido noticia la propuesta de reforma estructural al sistema de salud chileno, realizada por la Comisión Asesora Presidencial mandatada para mejorar el funcionamiento de los privados -Isapres- en esta área.

La comisión dio un paso más allá y propuso avanzar hacia un modelo de seguridad social, donde el 7% de la cotización en salud pasaría a ser administrado por el Estado a través de un fondo único de salud solidario que otorgaría cobertura al total de la población.

La derivación de la comisión no fue antojadiza. La necesidad de una reforma al sistema dual de salud es más que necesaria. No por nada la última encuesta CEP reveló que el 51% de los chilenos cree que la salud es el principal problema del país. La aspiración a un modelo de salud pública solidariao se explica plenamente en este contexto.

En este escenario, cabe hacer la reflexión sobre la necesidad de también reformar el modelo chileno de Atención Primaria en Salud (APS). Los establecimientos de nivel primario son el primer lugar al que deben acudir las personas con problemas de salud, la puerta de entrada al sistema de salud público. De ahí su importancia estratégica.

¿Cuál es el rol de que debería jugar la APS en nuestro sistema de salud?

La APS debería ser un eslabón clave en la promoción y prevención de la salud, a través de programas con base en la comunidad, que -demostrado internacionalmente- son más eficientes y efectivos para el grueso de la población.

Así, el sistema integrado de salud primaria debería ser capaz de hacer un seguimiento a las afecciones crónicas ambulatorias más prevalentes en la población, como son las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Para ello la APS debería contar con médicos que pudieran contener estas necesidades, además de especialidades mayoritariamente ambulatorias como oftalmología o dermatología, por nombrar algunas.

La 'reforma de la APS' significaría avanzar a un modelo de atención familiar al 100%, con mayor cobertura de la población y que permitiría descomprimir significativamente la actual demanda hospitalaria, de tal forma que la red integrada de salud sea más sustentable en el largo plazo.

Envejecimiento y actividad física

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Según recientes estadísticas, Chile es un país que va envejeciendo, ya que el grupo etario donde se concentran la mayor cantidad de personas son mayores de 60 años y viven por más tiempo.

Diversas investigaciones han descrito los cambios fisiológicos propios del envejecimiento como la modificación de nuestra postura, tornándose menos erguida y más 'encorvada', efectos propios de la fuerza de gravedad. Otro de los cambios es que vamos perdiendo fuerza, especialmente en nuestras piernas, por lo que se usan las manos para pararnos. Esta dificultad conlleva a que los adultos mayores se muevan menos, siendo más dependientes en las actividades de su vida diaria y perpetuando así los deterioros antes mencionados.

Otro aspecto es que perdemos la estabilidad para mantenernos de pie. Esto lleva a que los adultos mayores sean propensos a las caídas, aspecto considerado como un problema de salud pública. Por ello, los programas de prevención y aquellos que buscan retardar los efectos propios del envejecimiento son muy importantes, pues nos ayudan a mantenernos autosuficientes en nuestra vida diaria y a tener una buena calidad de vida en esta etapa.

Estudios muestran que al realizar actividad física regular, por lo menos 30 minutos 3 veces a la semana, tienen efectos positivos en la ganancia de fuerza y en la estabilidad del individuo. Además, ayuda a mantener la capacidad funcional de las personas, al control y prevención de varias enfermedades, como lo es la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión, osteoporosis y depresión, mejorando la autonomía y el ánimo.

También el realizar actividad física regular, como caminar durante 30 minutos diarios, tiene un efecto protector contra la aparición de la demencia o el Alzheimer, manteniendo y/o mejorando las capacidades cognitivas de un individuo. Por lo tanto, si sabemos que nuestro país está envejeciendo, es importante que tomemos conciencia de cómo queremos llegar a esta etapa de la vida y hacer los ajustes necesarios para que disfrutemos de la vejez a plenitud.