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Chile profundo: esa infancia que no queremos ver

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Observamos con gran impotencia la particular preocupación por los niños, niñas y adolescentes cada vez que se producen situaciones de catástrofe como el terremoto de Iquique o el incendio ocurrido hace algunos meses en Valparaíso. Son estas situaciones las que lamentablemente nos recuerdan la precariedad en que vive gran parte de la población infanto-juvenil de nuestro país.

El segundo informe del Observatorio Niñez y Adolescencia dado a conocer a fines de julio, entrega cifras que resultan bastante desalentadoras si consideramos que Chile pertenece a aquellos países con altos niveles de ingreso y desarrollo humano, desde los estándares del Banco Mundial y el Pnud: El 22,8% de los niños y niñas chilenos viven en condiciones de pobreza y extrema pobreza. Un 71% de los hogares con presencia de niños tienen un ingreso inferior al ingreso promedio nacional. 819 de cada 100.000 niñas de 14 a 17 años son afectados por denuncias de violencia familiar. 7 de cada 100 niños en Chile se retira de la enseñanza básica y prácticamente 11 de cada 100 adolescentes se retiró de la educación media durante el último año.

Estos datos reflejan cifras país que resultan preocupantes toda vez que los distintos derechos de los niños en materia de salud, educación, y libertades civiles entre otros, no pueden ser ejercidos. Peor aun, los antecedentes entregados por el informe revelan fuertes brechas territoriales, que indican que las cifras nacionales ocultan una realidad más crítica de vulneración de derechos en la población infanto-juvenil que vive en regiones. Existe entonces una inequidad importante en las condiciones de vida de los niños y niñas que habitan en regiones, en una sociedad que reproduce profundas desigualdades estructurales y deja en situación de vulnerabilidad a su infancia, producto de factores de segregación socioeconómica, territorial y de género.

Las iniciativas gubernamentales para materializar la Convención Internacional de los Derechos del Niño en programas y políticas sociales resultan aún insuficientes. Durante el primer período de la presidenta Bachelet se visualizaron avances importantes en el establecimiento de un sistema de protección a la primera infancia a través del Programa Chile Crece Contigo. En su segundo período se ha instituido el Consejo de la Infancia, como instancia asesora para contribuir al establecimiento de un sistema integral de protección o de garantía de derechos.

La tarea es ardua pero mientras tanto, iniciativas como el Observatorio Niñez Adolescencia, para monitorear desde la sociedad civil y a través de cifras oficiales las condiciones en las que se desarrolla la vida de los niños en Chile, constituye un aporte a la política pública, que debiese apuntar a disminuir las brechas territoriales y especializarse en las dificultades particulares que enfrentan los niños para ejercer sus derechos en las distintas regiones de nuestro país, más aun si a decir de Gabriela Mistral 'el futuro de los niños siempre es hoy'.

Considerar formalmente en el currículum, el tiempo real que destina un estudiante a lograr resultados de aprendizaje parece ser algo no muy complejo de abordar, porque en la mayoría de los docentes está implícito este principio de formar a nuestros estudiantes bajo la lógica de invertir tiempo al estudio. Por siempre les hemos inculcado el 'estudio fuera de la clase', les decimos que la clase no es todo, que tienen que ir a la biblioteca a estudiar, leer o repasar, que tienen que trabajar colaborativamente con sus compañeros; en fin, muchos consejos que van de la mano con la formación profesional, y que ahora pasan a ser una premisa relevante en el Proyecto Educativo de muchas instituciones cuya Misión es lograr que sus egresados demuestren saberes conceptuales, procedimentales y actitudinales propios de la profesión que eligieron estudiar.

Moviéndose en el mercado de la incertidumbre

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La incertidumbre es un estado mental que puede agravar el estado real de los mercados al inhibir a los actores en sus decisiones de expansión, inversión en capital físico y humano, generando una profecía autocumplida. Sin embargo, hoy es posible compatibilizar incertidumbre y crecimiento.

La economía moderna ofrece herramientas dúctiles que permiten moverse en la incerteza económica y recoger las oportunidades de expansión, sin arriesgar decisiones de largo plazo que más tarde se deban desechar ante coyunturas de contracción.

Entre esas herramientas destaca la externalización de procesos productivos y de servicios, que aparece como una opción que aporta flexibilidad a los negocios para enfrentar la incertidumbre del mercado, sin comprometer inversiones permanentes en capital humano o físico.

Es así como la subcontratación y puestos de trabajo transitorios facilitan a las empresas ampliar su fuerza laboral ante coyunturas económicas al alza, contando con empleados de forma parcial y durante el tiempo que lo necesiten. Será la empresa contratista la responsable de los derechos laborales del trabajador, así como de mantener su fuente laboral en otra empresa cuando termine un proceso productivo o de servicios.

Esta misma herramienta también puede acompañar la adaptación a las reformas laborales, pues aquellas empresas que han escogido dar flexibilidad a su organización estructurando pequeñas unidades, podrán mantener esta ductilidad derivando sus procesos y relaciones laborales en empresas especialistas en la contratación de personal.

El estado económico actual convierte a la tercerización en una opción conveniente para que los negocios sigan apostando por el crecimiento e incorporen trabajadores en sus procesos según sus variables expectativas.

Si bien muchos cuestionan la certeza laboral que tiene un trabajador en estas circunstancias, al ser recolocado en distintas empresas según las necesidades estacionales de cada rubro, éste mantiene su puesto de trabajo de manera permanente. Lo relevante es que trabajador y empresa mandante se relacionen con compañías contratistas serias, que respondan de sus responsabilidades salariales y derechos laborales.

En definitiva, la incertidumbre no debe ser obstáculo al crecimiento. Las empresas pueden continuar con sus apuestas por nuevos negocios adoptando medidas que aporten flexibilidad a sus decisiones de expansión.