Actividad física es el mejor remedio para problemas psicológicos
Mucho se ha hablado de los efectos positivos de la actividad física. Tanto que incluso la Organización Mundial de la Salud, en el año 2012, estableció que el sedentarismo es un factor de riesgo cardiovascular importante, asociándolo al desarrollo de obesidad y/o enfermedades crónicas no transmisibles como hipertensión arterial, diabetes mellitus y trastornos del metabolismo del colesterol. Pero, ¿de qué hablamos cuando nos referimos a una persona que no realiza actividad física?
La kinesióloga María Victoria Sáez Del Río, especialista Kinesiología en Cardiología y académica de la carrera de Kinesiología de la Universidad San Sebastián, aclara que un sujeto inactivo o sedentario es aquel que realiza menos de treinta minutos de actividad física al día. Agrega que la OMS ha sido categórica en afirmar que toda persona sedentaria posee un 50% más de riesgo de desarrollar un infarto cerebral y/o cardiaco que una persona activa, en los próximos diez años.
La académica explica que la actividad física se define como cualquier movimiento que involucre un gasto energético como caminar, subir y bajar escaleras, bailar y/o andar en bicicleta. Dentro de este contexto, la Asociación Americana del Corazón (AHA) ha afirmado que entre mayor gasto energético que tenemos durante el día, menor es la probabilidad de fallecer por una causa cardiovascular, promoviendo fuertemente el tiempo libre saludable.
Por lo tanto, es enfática al decir que 'debemos aumentar el tiempo libre dedicado a la actividad física, incluyendo un mayor gasto energético en actividades laborales, domésticas y de transporte diarias. Medidas tan simples como preferir las escaleras mecánicas antes que las eléctricas y los ascensores, trasladarse en bicicleta al lugar de trabajo, bajarse antes del destino para caminar a paso rápido un par de cuadras, salir a pasear a la mascota, nos ayudan enormemente a mejorar nuestra salud cardiovascular y calidad de vida'.
La docente cuenta que el Colegio Americano del Deporte (ACSM) plantea que es posible reducir y/o controlar los niveles de presión arterial, de azúcar y colesterol en sangre, el peso y algunos otros índices de cardiopatía, mediante la actividad física dosificada. Es decir, practicándola regularmente a una intensidad adecuada, por períodos de tiempos efectivos y con un tipo de actividad óptima. 'Es que la actividad física se convierte en el mejor fármaco preventivo y de tratamiento, para las enfermedades cardiovasculares'.
La Asociación Americana del Corazón dice que los programas de ejercicio terapéutico permiten la reducción de la ingesta de medicamentos, permitiendo controlar los niveles alterados sólo con el ejercicio correctamente dosificado, sostiene.
Paralelamente, se ha reportado que los sujetos activos tienen mejor digestión, sueño más reponedor, perciben mayor sensación de bienestar y mejor control del estrés, mayor éxito laboral, mejor calidad de la piel, menor riesgo de cáncer de colón y de mamas, entre otros.
La kinesióloga dice que lo óptimo es realizar un tipo de entrenamiento mixto, que incluya ejercicios aeróbicos (trotar, caminar a paso rápido, bicicleta, elíptica, natación, zumba, baile entretenido, fútbol, basquetbol, entre otros), de fuerza (levantamiento de pesas, trabajo con bandas elásticas o trabajo con el propio peso del cuerpo) y de flexibilidad (elongación de los grupos musculares trabajados).
Ejercitarse es beneficioso, no obstante, la profesional recalca que no se debe olvidar lo importante que es acudir al médico y solicitar un chequeo general, antes de iniciar un programa de ejercicios. También, 'aquellas personas que ya padecen alguna patología cardiovascular, hormonal o músculo esquelético, deben ser responsables con sus controles médicos y administración de fármacos', dice la kinesióloga. Agrega que no hay que olvidar que el éxito del entrenamiento se basa en la alianza estratégica de 'alimentación saludable, controles vigentes de sus enfermedades y actividad física regular'. Lo anterior nos refuerza la idea de asistir a controles nutricionales semestralmente, y complementar el gasto energético con una adecuada ingesta calórica, a modo de fomentar el mejor metabolismo de las grasas, azúcares y proteínas.
La especialista plantea que, lamentablemente el mundo ajetreado y tecnológico en el cual vivimos, carece de tiempos libres para desarrollar actividades con gasto energético adecuadas o asistir a un gimnasio de forma regular. 'Para comenzar a generar cambios en nuestro estilo de vida sedentario, debemos saber que una mínima cantidad de ejercicio, es mejor que nada y que los beneficios más importantes y extendidos en el tiempo se observarán en aquellos que realizan mayor cantidad de tiempo de ejercicio a la semana', concluye.