El día en que murió Allende
Eran días convulsos. El país estaba trizado. Bipolar en la política. La Unidad Popular caminaba hacia el marxismo y el fuego no solo se refugiaba en los discursos: en lo principal, en acciones violentas de la derecha y de la izquierda.
Cuarenta y un años después de la caída del régimen constitucional no hay serenidad para juzgar con equilibrio e independencia.
Es lo que intenta y consigue el connotado periodista Ignacio González Camus, autor del libro 'El día en que murió Allende'.
La obra pone el catalejos y el catacerca en los sucesos. Una investigación rigurosa, exhaustiva, apasionante.
Imposible renunciar a la lectura de todas sus páginas. La narración atrapa e invita a reflexionar con madurez intelectual.
Siempre genera repasos de la memoria, crea perspectivas nuevas, revela antecedentes prohibidos durante la dictadura militar.
En estilo vibrante, ponderado y valiente, el autor desentraña historias que influyen hasta hoy en el curso de la sociedad chilena. Reproduce el último discurso de Salvador Allende: 'Colocado en tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo, y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos no podrá ser segada definitivamente'.
Acosado en La Moneda por los golpistas, agregó: 'Tienen la fuerza. Podrán avasallarnos. El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, las que les señalara Schneider y que reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy está en sus casas, esperando con mano ajena conquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios'.
González Camus entrega una documentación muy generosa y ejemplar. Rearma conversaciones antaño censuradas, descubre episodios ya casi desdibujados.
Mis amigos y colegas Jorge Donoso y Jorge Andrés Richards coinciden conmigo: es el mejor libro publicado sobre ese periodo.
Un diálogo entre el almirante Patricio Carvajal y Augusto Pinochet estremece e indigna: 'Se mantiene el ofrecimiento de sacarlo del país. En el avión se cae, viejo, cuando vaya volando'.
-Conforme, conforme -dijo Carvajal con una risa a medias- vamos a proponer que prospere el parlamento ese.
Páginas más adelante el ex presidente del Colegio de Periodistas y perseguido por el régimen militar, reproduce otra orden de Pinochet: 'El señor Allende y el otro, el señor Puccio hay que tirarlos…'.
Luego algo doloroso e insólito: '-Gustavo y Augusto, de Patricio. Hay una información del personal de la Escuela de Infantería que está dentro de La Moneda. Por la posibilidad de interferencia, la voy a transmitir en inglés: they say that Allende committed suicide and is dead now. Díganme si lo entienden'.
Ignacio González Camus, quien estudió en la Universidad de Chile, rescata otra orden de Pinochet: 'Que lo metan en un cajón y lo embarquen en un avión, viejo. Que el entierro lo hagan en otra parte, en Cuba. Si no va a haber más pelota p'al entierro. Si éste, ¡hasta para morir tuvo problemas!'.
Todo subyuga en 'El día en que murió Allende'. Como sus palabras: 'Si hay un golpe aquí va a venir una etapa muy dura, muy larga, y yo, por mi edad y mis costumbres no serviría para ser parte de una resistencia clandestina. Más bien sería una carga que una ayuda'.