Hace unos días leí la columna de Cristián Warnken 'Buenos días, zorzal'. En ella, él se preguntaba: 'Y si esto fuera un cuento y no una columna, y yo un príncipe feliz como el de Oscar Wilde, le pediría a este zorzal amigo que fuera a ayudar a los niños que están sufriendo en la Franja de Gaza, muy lejos de aquí. Y que depositara una semilla de benevolencia y sabiduría en el corazón de todos los líderes que dirigen el mundo'.
Le diría a Cristián que aún no hay zorzales suficientes para ello, pero sí cada vez más valientes que toman una causa global y van tras ella, sacrificando cosas que ni nos imaginamos e, incluso, postergando su vida. Como diría Mateo Ricci, hay de esos 'locos que se comprometen a fondo, de los que se olvidan de sí mismos, de los que aman con algo más que palabras, de los que entregan su vida de verdad'.
Hoy tenemos héroes que buscan salvar el mundo, que se comprometen con grandes causas, que sueñan con aportar un grano de arena y recibir la mejor sensación de todas, la de trascender. Eso es un hecho y es también algo impagable. De estos héroes, hoy muchos anhelan ser.
Sin embargo me pregunto: ¿Dónde están los héroes y heroínas que no sólo luchan por solucionar un problema de índole mundial, sino por resguardar a sus familias? ¿Dónde están los que quieren emprender e innovar y lograr una sociedad mejor? Creo que de esos héroes, que finalmente son la base de nuestra sociedad, faltan, y muchos.
Esos héroes silenciosos no llenan portadas de diarios y revistas, no son glamorosos ni dan autógrafos, pero son el pilar indiscutible para construir una vida mejor desde todas sus perspectivas ¿Qué pasa con quienes lo queremos todo? ¿Seremos capaces de salvar el mundo y al mismo tiempo ser los héroes de nuestras familias? ¿Tenemos el tiempo suficiente para hacerlo?
Insto a esos héroes y heroínas a que, en una economía que nos pide a gritos liderazgos integrales, seamos modelos a seguir y tratemos no sólo de aportar nuestra energía a causas globales, sino también a hacer trascender nuestro núcleo más íntimo.
¿Cómo podemos hacerlo? Definiendo si nos movemos por amor o por ego. Si nos movemos por amor, no me cabe duda de que no sacrificaremos nuestra vida familiar y sí podremos convertirnos en los héroes y heroínas de sus integrantes. Alcancemos el equilibrio en este mundo de paradigmas cambiantes.
María de los