Ex director de El Sur
La vida de toda persona está constituida por diferentes etapas. En ellas, se moldea su carácter, se definen intereses y vocaciones y se consolida su pensamiento. En este sentido, no hay duda de que el paso de Emilio Filippi Muratto por Diario El Sur, donde fue director entre 1959 y 1965, marcó profundamente su existencia.
El periodista, recién fallecido en Santiago a los 85 años de edad, consolidó aquí su vocación, entendiéndola como un servicio a la comunidad. Aunque sus primeras tareas se remontan a cuando era muy niño en La Voz de Villa Alemana, sus inicios formales en el periodismo habían sido en parte sustancial en la radio en Valparaíso. Pero en nuestra región maduró lo que mejor sabía hacer: el periodismo escrito. Lo hizo manejándose tanto en la información pura como en la opinión y el análisis o interpretación.
Aquí se casó con Aminie Assis, prematuramente fallecida y aquí se convirtió en una voz conocida y respetada incluso más allá de la Región. Lo logró gracias a sus méritos, pero también porque en el viejo y sólido edificio de Freire con Colo Colo, se ganó el aprecio y el afecto de periodistas y personal de talleres y de administración. Fue esa relación la que hizo posible lo que se ha calificado como 'un milagro' al poner nuevamente en marcha El Sur, horas después del devastador terremoto del 21 de mayo de 1960. Más tarde, la Sociedad Interamericana de Prensa distinguió al diario y al director, con el premio 'SIP Mergenthaler', en reconocimiento por este esfuerzo titánico.
Eso, y su carácter afable y generoso, hicieron que nunca haya sido olvidado, cuando su carrera siguió adelante, con éxito, en Santiago.
Fueron conocidos los frutos de su trabajo en la empresa Zig-Zag, con las revistas Ercilla y Hoy, y en el diario La Época, desde donde realizó una gran labor de defensa de la libertad de expresión, en los duros años del gobierno militar. Simultáneamente, desarrolló una intensa labor gremial, que lo llevó a ser presidente del Colegio de Periodistas, junto con su actividad pedagógica, especialmente en el área de la Ética profesional. Hay, felizmente, registro detallado de este trabajo, en numerosos libros y comentarios publicados con su firma.
Maestro de vida, maestro de periodistas, Emilio Filippi deja un sólido legado que no será olvidado.