Educación: el problema de ignorar la historia
Se acostumbra a pensar que somos una nación de historiadores, aunque los hechos permiten sostener que somos una de poetas, ello gracias a Neruda, Mistral, Huidobro, Parra y muchos otros.
Las discusión sobre la Reforma educacional permite sostener que prima el alma poética. Muestra de ello son sus preceptos de calidad e igualdad a todo nivel y se ignoran los problemas que ello involucrará. En este artículo analizaremos solo dos aspectos: el profesorado y quien debe sostener los establecimientos educacionales.
La formación de los profesores es la más dificultosa; por décadas nuestras Facultades de Educación y Universidades Pedagógicas, han demostrado que en ellas los paros y la violencia son recurrentes. Ello redunda, ineludiblemente, en la calidad de su formación. Sus académicos tienen serias dificultades cuando pretenden elevar el nivel de exigencia en las aulas. Todo ello se ha reflejado en la prueba Inicia cuyos resultados han demostrado las carencias de su formación. Así se han educado, por décadas, los profesores en ejercicio y los que ingresarán a la profesión en un futuro próximo.
La creación y la propiedad de los establecimientos educacionales, está en el centro de la discusión sobre la Reforma. Nuestra historia nos dice que partimos desde una educación eminentemente privada (colonia), liderada por la Iglesia a todo nivel desde la básica a la universitaria.
Durante la Independencia los patriotas intentaron crear un sistema de educación básica dependiente de los municipios y, para ello proporcionaban el financiamiento. Tras de un par de décadas, se vieron obligados a incentivar a una debilitada Iglesia a recrear su sistema educacional. Al mismo tiempo, se creaba un fuerte sistema de educación particular. El dogma de la educación estatizada se inicia, débilmente, durante la Independencia y se refuerza en el siglo XX.
Se ignora en la discusión actual, nuestra historia y por ello se corremos el riesgo de repetir los errores pasados. La discusión sobre la calidad se ha obviado al igual que las rectificaciones que el sistema educacional requiere. Asimismo, todavía no sabemos como se capacitarán los profesores en ejercicio, ni cómo formar profesores idóneos, dignos del aprecio social, gracias a su capacidad, conocimientos y cultura.