Casos de hepatitis
Las autoridades de Salud han informado que los casos de hepatitis A han aumentado 233% este año en la Región del Bío Bío, respecto del período anterior, de manera que esta zona es la que tiene una mayor prevalencia a nivel nacional.
Los 175 casos detectados en los primeros siete meses superan con creces los 75 que se presentaban en iguales meses de 2012, situación que resulta preocupante ya que las cifras están por sobre los 47 casos confirmados en la Región Metropolitana.
La enfermedad se encuentra asociada a la falta de agua potable, al saneamiento básico deficiente y a una mala higiene personal. Los epidemiólogos locales investigan las razones específicas del aumento de casos, a pesar de las informaciones que se han dado a conocer para que la población adopte medidas de higiene con el fin de no sufrir riesgos. De partida, los expertos dicen que el virus de la hepatitis A tiene ciclos de alta y de baja y que en nuestra región se ha presentado este año un lamentable auge de la enfermedad.
A las medidas de prevención que se les da a la comunidad, la Seremi de Salud ha sumado la vacunación de los cursos de jardines o colegios donde haya ocurrido un caso confirmado, en niños de entre 18 meses y 6 años.
La Organización Panamericana de la Salud ha señalado que la hepatitis viral afecta a alrededor de 424 millones de personas en el mundo, de las cuales 1,4 millones mueren cada año como consecuencia de la infección, que puede derivar en falla hepática aguda, cirrosis y cáncer de hígado. Esta enfermedad es considerada una epidemia silenciosa porque la mayoría de quienes la padecen desconocen que están infectados.
Las personas tienen muy poco conocimiento acerca de la hepatitis, de su potencial gravedad y de sus serias consecuencias en la salud y calidad de vida. Esta es una inflamación del hígado causada generalmente por una infección viral. Se conocen cinco tipos principales de virus de la hepatitis: A, B, C, D y E, los que pueden transmitirse a través de una variedad de vías.
La hepatitis puede ser controlada con medidas simples, como mantener una buena higiene, evitar el consumo de alimentos y agua contaminados, vacunarse contra la hepatitis B, practicar sexo con protección y no compartir equipos de inyección o perforación del cuerpo. La prevención es fundamental.