Evaluación del intendente
Dos encuestas publicadas durante la semana -elaboradas por UDD/Diario El Sur y Corbiobío- coincidieron en el escaso conocimiento que tiene la comunidad regional por sus autoridades, en especial por el intendente Rodrigo Díaz. Se suman a esos estudios, la visión de tres académicos de universidades locales -San Sebastián, del Desarrollo y Andrés Bello-, que plantean, en la edición de ayer de Diario El Sur, además de la poca figuración, algunos elementos débiles en el desempeño de la máxima autoridad regional.
Dentro del análisis de los expertos, se argumenta que el intendente Díaz, durante estos cuatro meses de gestión, se ha caracterizado por su escasa presencia en terreno, su obediente acato a las directrices que se dictan desde Santiago con respecto a materias regionales, como así también se le critica su falta de proactividad ante el surgimiento de algunos conflictos recientes. En ese sentido, evalúan, por ejemplo, su actuación en el polémico nombramiento y posterior renuncia del ex gobernador de la Provincia de Ñuble, su débil desempeño en los episodios de violencia de Arauco y en las protestas de los trabajadores del carbón y de los involucrados en el conflicto de la jibia.
Como característica positiva, hay coincidencia en valorar la capacidad de diálogo que posee, factor que, por lo demás, ha sido consignado transversalmente en el mundo político y gremial de la Región.
Si dudas el resultado de las encuestas como los comentarios de los académicos debiesen ser consideradas y atendidas por el equipo de trabajo del intendente Díaz. Si bien se tratan de opiniones, es importante que su círculo más cercano las considere para revisar las estrategias de posicionamiento de la autoridad, lo que pudiese ayudar a mejorar su evaluación ante la ciudadanía y, en especial, ante los gremios y movimientos sociales que interactúan periódicamente con las autoridades regionales.
Entendemos que estos análisis, particularmente de quienes los emiten y quienes los difunden, tienen por objetivo ayudar a mejorar y revisar las puntos más débiles de su gestión. Hay claridad que el desarrollo de la Región depende, en gran medida, de contar con autoridades empoderadas y con el liderazgo suficiente para imponer y exigir lo que nuestra Región necesita para avanzar.