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Una gran velada con dosmaestros de la música

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Lo que realmente transforma a un artista en un maestro no es su virtuosismo sino la capacidad de inspirar a otros con su vida y obra. A veces ello se da con mayor plenitud en una conversación informal en el living de una casa que sobre un escenario con público multitudinario, ante lo cual se agradecen las veladas íntimas y distendidas como la que se vivió el jueves en el ciclo Jazz Up de la Corcudec con el violinista Roberto Lecaros y el pianista Valentín Trujillo; sin lugar a dudas dos maestros de los buenos que ha dado la música nacional.

No se trató de un concierto que priorizara la técnica y el virtuosismo tan propio del jazz. Y no es que ambos artistas carezcan en absoluto de esas cualidades; sino que el espíritu de la cita tenía más que ver con la calidez y la cercanía; lo cual de paso la hizo mucho más memorable que si se hubiese tratado de un mero despliegue de solos deslumbrantes.

Lecaros, violinista de excepción y emblema de un clan jazzístico nacional, fue el encargado de abrir el concierto ante unas 600 personas. 'Es especial para mi volver a tocar en el Teatro de la Universidad de Concepción. Había venido al casino o a centros de eventos, pero esto es diferente. De hecho, la última vez fue en esos años en que no se podía hablar de ciertos temas, pero acá yo aproveché de hacerlo y ese solo gesto hacía que el público aplaudiera el doble', contó el músico.

La valoración de la palabra en un lenguaje que precisamente carece de ella es un aspecto que marcó la presentación del cuarteto que además integraban el pianista Jasper Huysetruyt, el baterista Matías Mardones y el contrabajista Roberto Lecaros. Según el maestro, resulta injusto para el público escuchar una melodía sin saber qué la inspiró; y es por ello que temas como 'Despedida de Berlín', 'Flores para ti' o 'Matchball' fueron acompañadas de entretenidas historias vivenciales.

Esa misma soltura con que compartía anécdotas se dio en un jazz tradicional, más cercano al referente Stephane Grappelli que a la fusión de Ponty, pero también con guiños al romanticismo del bolero. Sus acompañantes aportaban con solos sutiles que sacaron aplausos entre los asistentes.

Tras un homenaje del maestro de ceremonias y organizador del ciclo, Ignacio González, se dio inicio a la segunda parte del concierto con Valentín Trujillo, acompañado por el mencionado saxofonista y los músicos locales José Troncoso en contrabajo y César Arriagada en guitarra, quienes nuevamente dejaron en alto al jazz penquista.

Trujillo no se quedó atrás a la hora de conversar con su conocida cordialidad a la audiencia, en especial del origen de las melodías que interpretaba, diversas en estilos y épocas. Es así como deslumbró con su arreglo para 'Take 5' de Brubeck o la sensible 'Over the rainbow', mientras iba improvisando otras joyas universales por el puro gusto de compartir y salirse del libreto. Mención aparte para el homenaje a uno de sus compositores favoritos: George Gershwin.

Su humildad se notó en el trato a los músicos penquistas, incitando a González a grabar un disco con él. Ya en la despedida regaló otra sorpresa: temas de Pin Pon y del Profesor Rosa, espacios que lo hicieron tan querido entre niños que hoy, ya adultos, siguen cautivados por su amorosa y simpática forma de ser.