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Desaceleración y reformas

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Concluido el Mundial de Fútbol que dejó en su camino la euforia de los triunfadores, los destrozos ocasionados por los inadaptados, y frustración de los perdedores, estamos volviendo a nuestra realidad: discusiones de la Reforma Tributaria, cambios al sistema binominal, Reforma Educacional y algunas aproximaciones al tema previsional y laboral.

También la ciudadanía comienza a preocuparse de la olvidada desaceleración económica, cuya reciente entrega de indicadores confirman su mayor intensidad, por lo que las autoridades se han replanteado las expectativas de crecimiento nuevamente a la baja, situándose en 3%, y algunos gremios empresariales han planteado un guarismo cercano al 2% para este año. La actividad económica creció 2,3% en abril, respondiendo a bajas importantes en la inversión, sumándose también el consumo, que se había mantenido por la inercia de las tasas de desempleo baja y el aumento en las remuneraciones reales, las cuales han comenzado revertirse por los efectos de la desaceleración.

La desaceleración en Chile, en cierta forma responde a los ajustes cíclicos que presenta la economía internacional, por la recuperación de EE.UU., y Europa (dificultad para crear empleo en EE.UU., o la inestabilidad del sistema monetario basado en un dólar débil). Adicionalmente, China que procura un crecimiento más equilibrado y sostenido que ha impactado a la baja el precio de los commodities (cobre para Chile). Por tanto, los mayores riesgos para nuestra economía vienen por el lado de inestabilidades del escenario externo que en cualquier momento nos puede golpear. Lo importante para efectos de nuestra estabilidad económica es que todas las reformas que se produzcan estén financiadas con ingresos permanentes y cuenten con un apoyo transversal y mayoritario, para evitar cuestionamientos futuros.

Este escenario de menor crecimiento y de demanda interna, que agudiza la desaceleración, ha llevado al Banco Central, a jugar un rol importante, rebajando las tasas de interés de manera prudente sin comprometer la inflación y conforme al control de ésta, podrá continuar bajándola en los próximos meses como una forma de reactivar el gasto en la economía, para atenuar los impactos de mayores tasas de desempleo que se observarán en próximos meses. Pero también, hay quienes tratan de asociar la desaceleración con la Reforma Tributaria que se encuentran en debate, aun cuando el problema económico se arrastra desde mediados del 2013, ocasionando confusión y desencuentros en lo político y social.

Tampoco parece prudente que en medio de los debates de estas reformas aparezcan políticos chilenos en el extranjero, haciendo notar de manera dramática que la desaceleración y la caída de los principales indicadores económicos son consecuencia de estas reformas, mientras se firmaba el Protocolo de Acuerdo por parte de todos los partidos, inclusive del propio al cual éstos pertenecen.

Nuevos escenarios

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Nada de lo que era cierto tiene hoy el vigor de antaño. Nuestros padres y abuelos entraban a un trabajo con la intención y convicción de que saldrían de allí una vez que alcanzaran la jubilación. Eso es hoy casi imposible, tanto así que hay cambios culturales derivados de aquello. Cualquier joven dirá que un pensamiento de ese tipo es arcaico e incluso timorato y erróneo.

Pocos pensaban hace apenas tres décadas que sus vidas podrían desarrollarse en cualquier parte de Chile, o el extranjero, o que su casa estaría repleta de productos del Lejano Oriente: China, Japón, Vietnam, Corea del Sur o Singapur, países que estaban en buena parte destruidos a mediados del siglo pasado, tras el paso de la Segunda Guerra Mundial.

Tampoco, que sus barrios serían un crisol de países, tal como ocurre en muchas ciudades del país, con peruanos, bolivianos, colombianos, argentinos, alemanes y españoles.

Sólo hace unos años el hijo de un médico seguramente seguiría el mismo camino y casi irremediablemente el de un campesino tendría el mismo destino. La incertidumbre y sus posibilidades están en el máximo esplendor.

Por cierto, ese principio ofrece enormes alternativas, ni buenas, ni malas, sólo chances o caminos, con la complicación de, muchas veces, determinar nuestros estados de ánimo.

Evidentemente la falta de certezas del mundo actual nos marea, más cuando tenemos por seguro que los cambios seguirán irremediablemente. Ni siquiera se trata de aceptarlo, sino de saber 'surfear' la nueva realidad que hoy tenemos por delante.

Podemos estar pesimistas, complicados, alterados, nerviosos o bien, tranquilos, desafiantes y disponibles para los nuevos y vertiginosos escenarios. Ello obliga a repensar incluso la forma en que nos estamos educando y los contenidos que debemos manejar. Las modificaciones del mundo no exigen necesariamente más conocimiento, sino capacidad de transformarse, o reinventarse.

Chile y la Región ocupan lugares especiales en el mundo y ello nos debe motivar aún más, sobre todo a nuestros líderes y autoridades locales, a mantener un estado creativo, a estar despierto, porque de eso depende nuestro futuro.