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Advierten sobre el riesgo de dormir en la misma cama con un recién nacido

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Los papás que duermen con su bebé recién nacido en la cama, costumbre conocida como 'bed sharing' en los países anglosajones, podrían exponer a sus hijos a riesgos que incluso provocarían muerte súbita.

Así lo advierte un estudio realizado en Kansas (Missouri, EE.UU.) que estudió los factores de riesgo de este deceso en los bebés.

Aunque algunos pediatras defienden esta práctica por considerarla beneficiosa para los lactantes, también constituye un peligro.

'Muchas de las muertes que hemos visto en este estudio se encontraban en el contexto de compartir la cama', afirmó Jeffrey Colvin, líder de la investigación

Las cifras a las que aludió el médico del Children's Mercy Hospitals and Clinics recalcan que el 74% de los bebés de hasta cuatro meses fallecidos a causa del síndrome de muerte súbita del lactante y otros motivos relacionados con el sueño dormían acompañados.

De la investigación, que analizó 8.207 casos, también se extrae otra importante conclusión: los infantes de entre cuatro meses y un año corren más peligro si hay objetos en la cama, como mantas o almohadas. No obstante, los especialistas todavía son incapaces de establecer por qué aumenta el riesgo en esas circunstancias.

'Sin embargo, al menos de acuerdo con los datos proporcionados, no hay otros objetos en la cama que tengan un riesgo adicional. Lo que estamos aprendiendo es que es peligroso y es un gran factor de riesgo para la muerte súbita y otras relacionadas con el sueño', agrega Colvin.

Otro estudio similar fue publicado esta semana respecto del 'bed sharing' y advierte que los riesgos van cambiando con la edad.

Los médicos aconsejan que los bebés duerman en su cuna y evitar colocar objetos en su alrededor como peluches o mantas.

'A menudo los padres se olvidan del crecimiento del niño y que no ha ocurrido nada malo. Tenemos que hacer hincapié que el entorno del sueño tiene que estar despejado, incluso cuando el bebé crece y se vuelve más inquieto', enfatizó Rachel Moon, jefa de Pediatría del Centro Médico Nacional Infantil de Washington y autora de un estudio sobre este tema publicado en la revista Pediatrics.

Estudio dice que los amigos

Por Pamela De Vicenzi T.

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La amistad no solo consistiría en un vínculo sentimental, sino también a nivel genético. Esta conclusión pertenece a un equipo de investigadores de las universidades de California y Yale.

El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (Pnas), consistió en el análisis de todo el genoma de casi 1,5 millones de marcadores de variación genética y se basa en los datos del 'Framingham Hears Study'.

Los científicos revisaron 1.932 casos y los compararon con parejas de amigos no relacionados y pares de extraños sin ningún vínculo familiar.

Los resultados arrojaron que los amigos están ligados de manera genética como primos cuartos o personas que comparten tatarabuelos.

En cifras, las parejas de amigos comparten aproximadamente el 1% de su información genética.

'Nos encontramos con que, en promedio, somos genéticamente similares a nuestros amigos. Tenemos más ADN en común con la gente que tomamos como amigos de lo que nos parecemos a extraños en la misma población', afirmó James Fowler, coautor del estudio.

Además, los investigadores descubrieron similitudes en el sentido del olfato. En cambio, donde hubo más diferencias fue en el sistema inmune.

Las coincidencias en 'los genes olfatorios tienen una explicación sencilla: los que les gusta los mismos olores tienden a ser atraídos por ambientes similares, donde se encuentran otros con las mismas tendencias', agrega Fowler.

El especialista también señaló que la población de estudio fue en gran medida homogénea, sobre todo los blancos de origen europeo. Para ello, los científicos consideraron la variable de lugar de origen. En el caso de los habitantes del Viejo Continente, los hallazgos 'tienen menos probabilidades de ser impulsados por la simple explicación de que las personas de ascendencia similares se hacen amigos de unos a otros', según Fowler.

Otra de las conclusiones más llamativas del trabajo es que los genes que fueron más similares entre amigos parecen estar evolucionando más rápidamente que otros. 'En el documento también se da apoyo a la visión de los seres humanos como 'metagenómicos', no solo con respecto a los microbios dentro de nosotros, sino también a las personas que nos rodean. Parece que nuestra salud no solo depende de nuestra constituciones genéticas propias sino también de las constituciones genéticas de nuestros amigos', dijo Nicholas Christakis, académico de Yale y coautor del estudio.

Respecto de los resultados presentados en el estudio, 'el 1% puede no parecer gran cosa para la persona común, pero para los genetistas es un número significativo. La mayoría de las personas ni siquiera saben que tienen primos en cuarto grado. Sin embargo, de alguna manera y entre un sinnúmero de posibilidades, seleccionamos a los amigos que se parecen a nuestros familiares', concluye Christakis.

En diversas investigaciones, los científicos han intentado demostrar que la amistad no solo está compuesta de afectos y lugares comunes, sino también tiene un componente orgánico.

'Sin duda, es posible que la genética está impulsando algún tipo de comportamiento de la selección. Lo vemos en los animales, pero en el ser humano hay muchos otros factores a tener en cuenta que los resultados no han sido concluyentes', explicó Daniel Davis, académico de la Universidad de Manchester y autor de 'The compatibility gene', libro basado en un estudio acerca de las similitudes entre humanos.

'Es fascinante que parece que hay un poco de la biología subyacente en marcha, pero esta zona es muy controversial y la evidencia de esto en los seres humanos es todavía muy débil', indicó Davis a The Telegraph.

En el libro, publicado el año pasado, Davis y su esposa, Katie, explican cómo ciertos genes pueden influir en el encuentro con un compañero de vida, en nuestra salud e individualidad.