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Debate ideológico

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La reforma educacional tramitada ha tendido a complicarse conforme pasan las semanas. La sentencia no es antojadiza, ya que muchos de los cuestionamientos que se han hecho a las propuestas son de sentido común; pero incluso casi más preocupante es que tales enmiendas sean sustentadas sobre un juicio que perfectamente podría ser calificado de erróneo.

La Nueva Mayoría y el gobierno han reiterado que la voluntad de cambio son sustentados y demandados teniendo presente los resultados de la reciente elección que dejó a Michelle Bachelet en la Primera Magistratura. En primera instancia, ello parece correcto, pero una observación más en detalles nos podría sostener que ello no es así.

Con certeza debe sostenerse que una cosa es la Presidenta Michelle Bachelet -y su imagen- y otra muy diferente, la Nueva Mayoría -exConcertación- y el gobierno.

El triunfo de 2013, fue primero y casi exclusivo de Bachelet Jeria. Sabemos que la Mandataria encarna de una manera casi irrepetible un vínculo afectivo y más, con la sociedad nacional.

Pero sostener que tal respaldo involucra también la voluntad de empujar inmediatamente otras transformaciones, por necesarias que sean, puede ser un sesgo de comprensión; o bien, una conveniente lectura de las cosas.

Y, la verdad, parece más lo último. Allí también podría entenderse la premura con la que pretenden realizarse reformas que son entendibles en el objetivo, pero cuestionables en varias de sus formas, considerando los resultados y efectos.

Aspectos de este tipo exigen un acercamiento a lo técnico, más que a lo político; esto último va en beneficio de lo primero, es decir, sirve para aunar voluntades en la búsqueda de las metas propuestas.

La historia tiene un peso relevante que debe atenderse. Es de juicio general que la visión política, debe primero tener anclajes en las posibilidades de lo real, de nuestras conversaciones, reconociendo claramente lo bueno que se ha hecho, detalle que hoy no parece suficientemente calibrado. Chile se encuentra lejos de ser la peor nación del mundo. Muy por el contrario, está en la avanzada, incluyendo la censurada y cuestionada educación.

Reforma de oportunidades

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En el aniversario 23 de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, el rector Juan Cancino sorprendió al señalar que la discusión de la reforma educacional universitaria se ha convertido en una gran oportunidad.

Para muchos actores, el tema ha sido asumido con dudas e incluso pesimismo, pues las declaraciones emanadas hasta ahora desde Ejecutivo -muy atento a lo que dicen los estudiantes, profesores y algunos dirigentes políticos más radicalizados-, apuntan a cambios sustantivos en la manera como funciona el actual sistema educacional universitario, del que por cierto, nadie duda de la necesidad de introducir ciertos ajustes.

Pero para Cancino, la oportunidad que entrega la discusión de la reforma, es la de dar a conocer la realidad de una serie de planteles de educación superior, principalmente de regiones, que a diferencia de los capitalinos, deben enfrentar situaciones complejas y adversas, que para muchos resultan desconocidas.

Así por ejemplo, el financiamiento estatal directo que reciben las universidades del Cruch, está directamente relacionado a la antigüedad del plantel, hecho que permite que instituciones como la U. de Chile y la PUC se lleven en conjunto más del 30% del total de los recursos. Similar situación ocurre con los aportes estatales indirectos, es decir, con aquellos que se entregan por captar a los mejores puntajes PSU, donde la tendencia es prácticamente la misma.

Más antigua, más recursos; más recursos, más desarrollo; más desarrollo, mejores estudiantes; mejores estudiantes, más recursos. Este es el círculo que eterniza la supremacía de algunas universidades, y que condena a otras, cuyos esfuerzos y aportes, sin embargo, suelen ser muchas veces superiores, ya que con pocos recursos, se deben hacer muchos más esfuerzos por brindar una formación de calidad a estudiantes más carenciados.

Académicamente hablando no es lo mismo formar a un alumno de 800 puntos que a uno de 500. Los recursos, tiempo y dedicación para nivelar las competencias de estos jóvenes suelen ser mucho mayores, pero la satisfacción de verlos realizados, de materializar esos sueños, también.

Este es el esfuerzo que hacen muchas universidades de carácter público y sin fines de lucro que abren increíbles oportunidades de superación a quienes sencillamente jamás tendrían la posibilidad de acceder a un título profesional, no por competencias ni capacidades, sino por la falta de oportunidades.

De ahí que la discusión de esta reforma educacional sea una real instancia para dar a conocer esta otra realidad universitaria, desconocida por algunos, pero de enorme valor público.