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El ciudadano Suárez

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'Los uruguayos mostraban en sus rostros angustiados la amargura ante la posibilidad real de perder así. Luis (Suárez) se iba llorando desconsolado de la cancha y recibía el abrazo solidario de sus compañeros'.

Este fragmento efectivamente se refiere a un partido mundialista de 'La Celeste', pero no a Brasil 2014.

En Sudáfrica 2010, la mano del delantero del Liverpool evitó un gol de Ghana, generando su expulsión y un posterior penal errado: su picardía metió a los charrúas en semifinales.

Así lo recuerda Hugo Viglietti en su libro De Corazón Celeste: '¡¡Gracias Dios!!, dijo tanto uruguayo. Los jugadores celestes se abrazaban, los hinchas saltaban, Luis lloraba de nuevo pero ahora de alegría. Su sacrificio, consciente o no, había valido la pena'.

Cuatro años más tarde, nuevamente una acción de Suárez en una Copa del Mundo queda para la polémica. Sus compatriotas lo apoyan a muerte, mientras en otros países se cuestiona su proceder. Sin embargo, en esta oportunidad el castigo es más severo: nueve partidos y la prohibición absoluta de acercarse a un partido de fútbol profesional durante cuatro meses.

La reacción del pueblo uruguayo, liderada por su presidente José Mujica, ha sido propia de quienes se sienten abusados por una sanción de la denominada 'señora Fifa'. Bien lo sabemos en Chile, luego de nuestro Maracanazo, que castigó a toda una generación de jugadores; y bien lo saben en Argentina, cuando el doping positivo de Maradona aniquiló sus opciones en Estados Unidos 1994.

Tres historias que tienen un punto en común: en la albiceleste, Diego dijo que le cortaron los pies; hoy los medios informan que a Suárez le cortaron los dientes; mientras que al 'Cóndor' Rojas los cortes… usted ya recordará el resto.

En tanto, en la prensa uruguaya el prestigioso periódico El País ofrece en la portada de su edición digital todo un llamado a la acción: '¿Cómo protestarás por la injusticia?'. Además anuncia que publicará un especial de colección titulado 'Todos somos Luis Suárez'.

Desde la distancia, todas ellas pueden parecer reacciones desmedidas, tal como sucedió en Santiago con el ataque a la embajada de Brasil en 1989, sin embargo estas se enmarcan en el contexto de un país cuyos tres millones de personas valoran el denominado 'dejar la vida por sus colores'.

Son ellos quienes han recibido a un nuevo mártir, el ciudadano Luis Suárez.

Hasta siempre, maestro

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Como profesional de las Comunicaciones, debo confesar - con vergüenza - que no tengo el hábito de leer los obituarios. Sin embargo, en la tranquilidad de mi hogar, 'algo' me hizo tomar el diario la noche del viernes 4 y revisarlos.

Así me enteré del fallecimiento de don Juan Enrique Echeverría Barrera, destacado periodista y académico de Concepción, a quién conocí hace 14 años en la U. San Sebastián.

¡Cómo olvidarlo! Si fue él quien a mitad del primer semestre de 2000, y producto de mi tardío ingreso a estudiar la carrera de Periodismo, no perdía oportunidad para 'molestarme' con simpáticas frases dentro y fuera de las aulas. Creo que le causó 'gracia' que, pese a lo anterior, haya sido la única del curso que ese año se eximiera de todos los exámenes. Porque de ahí en adelante se creó un lazo distinto entre ambos, que complementó los típicos roles de docente-alumna: éramos, simplemente, dos personas que en un contexto de respeto y confianza, disfrutaban conversando en torno a un café, intentando arreglar el mundo.

Algunos días, entre clases, pasada a saludarlo a su oficina, y 'el profe' se apasionaba hablando de ciencia; otros, de música y baile (de hecho, intentó mostrarme algunos pasos de tango, pero -¡dura yo! - jamás logré seguirlo); había ocasiones en que - pensativo - me compartía sus inquietudes sobre el futuro del periodismo y la falta de amor de algunos profesionales hacia esta hermosa profesión, y en otros momentos reflexionaba - con temor - sobre cómo el mal uso de la tecnología podía terminar alejando a las personas.

Pero más allá del tema, lo cierto es que el café siempre se hacía escaso, y el tiempo, aún más.

Por esos descuidos que los seres humanos a veces cometemos, perdí contacto con él cuando me fui a estudiar un postgrado a Santiago, y años después, ya de regreso en Concepción, coincidimos un par de veces en alguna calle penquista, donde la calidez de nuestro abrazo demostraba que el cariño y la admiración mutua no se había perdido.

La última vez que el azar nos juntó, le conté - con orgullo- que había empezado a hacer clases y que esperaba alguna vez ser como él: un docente ameno, cercano a sus alumnos, y que siempre, ¡siempre! comenzaría cada jornada regalando sonrisas. Don Enrique me miró en silencio y, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, abrió su bolso, sacó un libro de Khalil Gibran y, luego de escribir 'algo' en él, me lo entregó diciendo: 'Gracias por hacer feliz a este viejo profesor'.

La dedicatoria que plasmó en el libro - que al momento de escribir esta carta, tengo en mis manos - dice: 'Cada persona prepara y cuida su jardín. El más bello es aquel donde florece el amor por cada quehacer'.

¡Gracias por el hermoso jardín que nos dejaste, Enrique! Y aunque esta noche lloro tu partida, mañana sonreiré para seguir disfrutando de la vida, tal como tú lo hacías: con pasión, optimismo, valentía y esperanza.

Hasta siempre, Maestro. ¡Buen viaje!

La fascinación por el poder

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No hay nada que supere esta fascinación, esta especie de encandilamiento. Es como una droga adictiva, irresistible, ya que a todo nivel suman los humanos que le buscan, le atesoran, le mantienen y se da mundialmente en elaborar listados de poderosos y poderosas. Así, doña Angela Merkel aparece como la mujer más poderosa del planeta y la señora Presidenta de Chile le sigue unos pasos más atrás.

Si bien poderoso caballero es don dinero como fuente de poder, está el poder por medio de otras vías, entre otros tantos poderes, como el poder por el conocimiento, por política, por negocios, por relaciones y, en consecuencia, por el cargo estratégico de la contingencia.

Recuerdo desde la Universidad, a un sabio profesor en clase de Ética, que nos decía lo siguiente: Las personas se desviven por agasajar al desconocido o a la autoridad de turno ofreciéndole sus servicios y disposición incondicionales; en cambio, esas mismas personas dejan al amigo de lado, a aquel que ha estado junto a él en las duras y en las maduras, a ése les hacen pasar, por ejemplo, a la cocina, en el mejor de los casos, a la mesa del pellejo: es de confiar y se conforma con cualquier cosa, es como de la casa. En cambio, al desconocido le colocan la mejor sonrisa, junto con la mejor mantelería, menú y vajillas, a ese hay que impresionarlo, hay que rendirle pleitesía, es de buen gusto quedar como rey o reina. Entonces, este profesor nos decía: cuando un amigo llegue a tu casa, a él sí debes atender de ese modo, porque ése ha estado y estará contigo, ése si lo merece, no el otro desconocido que tal vez no veas nunca más. Fue una entre las sabias orientaciones que atesoro, para valorar lo que realmente importa.

El poder es como la miel para las moscas, y así asistes a la experiencia de ver cómo dejan con la mano estirada o apenas un gesto de saludo y hasta en último plano, al amigo, precisamente porque es incondicional: es más importante saludar primero a la poderosa o poderoso de turno y para qué decir del fotografiarse junto a ese poderoso o poderosa. Se les busca para tal efecto ya que es de vital importancia la presencia social, es la magna necesidad de la época. Me fotografío, luego existo, me marqueteo, luego existo, socializo, luego existo. El resto o los tímidos pasan inadvertidos: simplemente no existen.

Algo semejante ocurre con los protocolos. Se menciona relevantemente a las autoridades que se dignan asomar a algún evento, y los alumnos, por los cuales esas instituciones -si es que son educacionales- existen, o los trabajadores de alguna empresa, se les menciona al final, si es que se les llega a mencionar: me imagino que será por aquello de que los últimos serán los primeros.

A veces me asaltan demasiadas ganas de contar con ese tal poder, para elaborar y aplicar una justa vendetta hacia espinitas, chupamedias, ubicaditos y ubicaditas, incoherentes e inconsecuentes de todos los tiempos y lugares: Los sagrados dioses que no han bajado de este Olimpo penquista, para quienes el resto pesamos menos que un paquete de cabritas.

Medel y Vidal: ¿Valientes o imprudentes?

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Una de las imágenes que quedará en nuestra memoria del Mundial de Brasil es la de Arturo Vidal y Gary Medel saliendo de la cancha, extenuados y superados físicamente por una lesión de rodilla y una injuria muscular.

Para todos, ambos jugadores se convirtieron en símbolos y verdaderos 'guerreros' al exponer y anteponer su integridad física con el fin de alcanzar un objetivo histórico, y no deja de sorprendernos el cómo se han antepuesto al dolor físico.

Claramente para los jugadores y cuerpo técnico participar de una competición como esta, es quizás la instancia más importante de su carrera profesional y probablemente ninguno de ellos estaría dispuesto a perder su participación, incluso sacrificando su propia salud.

¿Habrá sido una imprudencia o un acto heroico? ¿Qué hubiese sucedido con Chile ganando a Brasil y pensando en la participación de estos jugadores en una siguiente fase? ¿Habrían estado en condiciones físicas adecuadas? ¿Es responsabilidad de los jugadores o del equipo médico?

Es muy relevante determinar la verdadera gravedad de la lesión de ambos jugadores y, especialmente, considerando que por las demandas físicas pudo haberse incrementado.

Dependiendo de la severidad, los deportistas podrán sacrificar uno o varios meses de actividad y deberán cumplir un programa de rehabilitación adecuado para retomar sus condiciones físicas iniciales. Sin embargo y, esperemos que no sea el caso, las lesiones podrían agravarse a tal punto que dejen secuelas físicas, que impliquen una re intervención quirúrgica para el caso de Vidal o una fibrosis muscular en el caso de Gary Medel.

Sólo el tiempo lo dirá.