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Balance necesario

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Pasada ya la euforia inicial y la tristeza tras la imposibilidad de que la Selección Chilena pasara a cuartos de final, comienzan a realizarse los balances más serenos. En forma simultánea, los futbolistas nacionales son bien cotizados por los clubes más destacados del mundo y ya funcionan las 'grúas'.

Pero en el recuerdo quedarán las imágenes. Pocas veces se ha visto llorar a un grupo de jugadores chilenos, de la manera como se les vio tras con Brasil. El pentacampeón y anfitrión del torneo, tuvo que recurrir a los penales, y a las circunstancias, para lograr seguir en carrera. Fueron los lanzamientos penales y un vertical en el último tiro chileno, los que definieron la suerte de ambas selecciones.

Las lágrimas de los chilenos en la cancha no fueron un melodrama. Cada una concentraba la frustración, y el dolor del esfuerzo realizado, la ruptura de los sueños y la esperanzas y la desazón por saberse capaces y no lograr el objetivo de escribir una historia distinta, por circunstancias tan particulares pero tan futbolísticas como que un remate diera en los tubos del arco brasileño. Fueron unos centímetros que podrían haber cambiado la historia.

Chile no logró superar lo realizado en sus dos pasadas actuaciones mundialistas, cuando también se encontró con un Brasil como escollo insalvable. Pero el balance más sereno indica que esta oportunidad fue distinta. La llamada mejor generación de futbolistas chilenos, hizo una competencia digna, enfrentando con éxito a potencias como España, Holanda y el mismo Brasil.

No se trata de recurrir al conformismo, pero sí de entender que los cambios en el estilo, en el sello de un nuevo fútbol no se darán de la noche a mañana. Más de cuatro años después de que Chile iniciara su participación para el Mundial de Sudáfrica, con Marcelo Bielsa a la cabeza, recién hoy podemos hablar del 'legado' que pudo haber dejado, el mismo que sembró José Sulantay con esta generación en el Mundial Juvenil de Canadá en 2007, que fue finalmente recogido y capitalizado por Jorge Sampaoli, quizás sin el éxito que dictaban los sueños y las esperanzas, pero sí con la convicción de que esta Selección fue distinta y que la que viene en el futuro, especialmente de cara a Copa América, puede seguir construyendo esta nueva personalidad que tiene el jugador nacional y con ella, el fútbol chileno.

Quizás hoy podemos comenzar a hablar con propiedad de 'el

Una señal positiva

Javier Vera Jünemann

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'Yo no sabía mucho de educación, todavía no sé mucho, lo que yo tengo es muchas ganas de trabajar con ustedes', dijo el ministro Nicolás Eyzaguirre en un establecimiento de Recoleta.

La declaración, difundida por varios medios, debería tranquilizarnos, puesto que no pocos habíamos advertido la falta de experiencia del ministro en un tema de suyo complejo como es la educación. Reconocer aquello y no creerse dueño de la verdad, es el primer paso para comenzar a trabajar en un ámbito que requiere reformas que se deben realizar -no obstante- con la máxima certeza sobre sus consecuencias para evitar generar perjuicios irreversibles en la formación de nuestros niños y jóvenes.

En ese sentido, el arribo de Andrés Palma al ministerio como secretario ejecutivo de la reforma es una positiva señal. Él sabe, y así lo ha dicho, que la educacional es la reforma más trascendente de las tres que está promoviendo el gobierno.

En su labor de coordinador de los equipos que están trabajando en los proyectos de ley en materia educativa esperamos que no sólo escuche la voz de los dirigentes políticos y parlamentarios, sino también de todos aquellos que se verán afectados -para bien o para mal- por los cambios. Me refiero a las familias, a los profesores, a los directivos y sostenedores de colegios al igual que a los estudiantes, académicos y autoridades de las universidades sin hacer distinción alguna.

En estos meses en que se han conocido los primeros tres proyectos -fin al lucro, al copago y a la selección en educación básica y media-, no sólo los expertos han planteado reparos, sino que los padres también han manifestado el temor de que las modificaciones acaben con los buenos colegios y finalmente se termine nivelando hacia abajo.

La iniciativa que crea el administrador provisional para las instituciones de educación superior también fue cuestionada. Por ende, uno advierte cierto nivel de improvisación y poca rigurosidad en los cambios que se están promoviendo en un área en que los errores generan dificultades a largo plazo.

Es de esperar que teniendo a una autoridad enfocada exclusivamente en la coordinación de la reforma, se logre definir cuánto se quiere avanzar, a qué velocidad y, más importante aún, cuál será el centro de los cambios: la calidad de la educación o el tipo de administración de los establecimientos.

Por lo menos, escuchar que Andrés Palma plantea que el desafío mayor está en el aula y en que el profesor se sienta empoderado tranquiliza a todos aquellos que sabemos que la buena calidad del proceso de aprendizaje es la clave para mejorar la educación. Todo lo demás es secundario.

Uno advierte cierto nivel de improvisación y poca rigurosidad en los cambios que se están promoviendo en un área en que los errores

Vicerrector Sede Concepción