El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, exigió ayer que las partes en conflicto en Ucrania inicien inmediatamente conversaciones de paz, mientras el ejército ucraniano seguía cosechando avances contra los separatistas prorrusos en el este del país.
En una entrevista telefónica con su homólogo de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, Lavrov consideró que las conversaciones deben estar enfocadas hacia un nuevo acuerdo de alto del fuego.
Además afirmó que cree que es 'sumamente preocupante' que las negociaciones con los separatistas en el este, anunciadas recientemente por el ministro ucraniano de Exteriores, Pavel Klimkin, aún no se hayan iniciado.
El canciller ruso aseguró que la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (Osce) mantiene su disposición a mediar en las conversaciones para resolver la crisis ucraniana, según un comunicado de Moscú.
En la conversación telefónica entre Lavrov y Steinmeier participó también el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Laurent Fabius.
Kiev reaccionó al llamado 'de forma reservada'. Según consigna la agencia DPA, el gobierno sigue dispuesto a negociar sobre una vigilancia de las fronteras por parte de observadores de la Osce. Sin embargo, 'en las conversaciones sólo se puede hablar ahora de un desarme sin condiciones de los combatientes y de la liberación de los prisioneros', dijo Andrei Lyssenko, del Consejo de Seguridad Nacional.
El Presidente ucraniano, Petro Poroshenko, hablo el sábado de un 'punto de inflexión' tras la toma del Ejército de la ciudad de Slaviansk, feudo de los separatistas en la región de Donetsk.
RETIRADA RUSA
Las fuerzas prorrusas abandonaron también Kramatorsk y Nikolayevka, informó el jefe de las milicias de Slaviansk, Igor Strelkov, identificado en Kiev como el oficial de la inteligencia militar rusa Igor Guirkina, y se van a concentrar ahora en Donetsk, donde entraron ayer con tanques y vehículos acorazados. Tras estas victorias militares, Kiev busca seguir por la vía militar antes que la diplomática, como pretende Moscú.