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Concepción en 100 palabras: las historias que se escriben

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No volvamos a Monterroso y su hipercitado 'El dinosaurio'. Desde 1959, año de su publicación, viene citándose como una obra clave del relato corto. O microrelato, como han dicho algunos. El aporte del autor hondureño va por esa figura/espejo literaria que se proyecta en una obra abierta. Y así como responde a un sentido cronológico del relato -'Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí'- también traspasa la temporalidad, como la circularidad significante y la interpretación de cada lector.

Claramente, es un referente para todos aquellos noveles autores -y jurados- que han escrito y leído los relatos en 100 palabras iniciados hace 13 años en Santiago. Recién esta semana el concurso presentado por Minera Escondida, organizado por Plagio y UdeC mostró los frutos de su segunda versión en Concepción. Un libro con 100 microcuentos que resumen los 6.012 que participaron en 2013.

Un paseo lector por estos pequeños cuadros escriturales da cuenta de las ansias de gente común y corriente por expresarse desde la vivencia o ficción.

En este caso, lo hacen en el marco de un concurso que, además, se funda en un importe económico: Un millón de pesos al primer lugar y 250 mil para seis menciones honrosas, entre ellas, el Talento Joven.

LITERATURA TOTAL

Susan Sontag planteaba que la literatura era un oficio, y que cuando ésta se tomaba como una 'profesión' perdía su norte. El detalle explica a ese escritor desesperado por publicar o que trabaja por una remuneración y no por el placer del texto. La literatura también es hambre, tal como lo evidencias las buenas plumas.

Bajo el signo de la globalización, en una época acelerada, donde todo se torna en 'producto' e 'imagen'; claramente las recompensas están a la vuelta de la esquina. Se publica de todo y a todos, buena y mala literatura, entre una infinidad de concursos.

Y así como los estantes se llenan se autoayuda o libros fórmula como los de Pilar Sordo, el lector agudo puede encontrar placeres en títulos de Peter Cameron o Tao Lin. Nombre jóvenes que hacen obra desde polos opuestos y en editoriales chicas. El primero desde una mirada desde lo clásico a la sociedad contemporánea, y el segundo desde lo virtual y el chat.

En ese margen cabe todo. Revisiones históricas, futbolistas a destajo y libros con mínimos párrafos y enormes espacios en blanco (a lo doctora Cordero). La literatura del supermercado.

Aquí también está 'Concepción en 100 palabras II', un texto que se agradece desde la brevedad, ideal para leer en el trayecto, guardar en el bolsillo y que evidencia el espacio donde estamos y nos desarrollamos.

Finalmente, un espejo del Bío Bío, especialmente, Concepción en apreciaciones o anécdotas -muchas no alcanzan a construir relato- palpadas como fotografías del espacio, la cuadra, el barrio. También lugares emblemáticos -Plaza Perú, UdeC, Los Tribunales, Lota- excusas geográficas para indicar faltas, deseos, logros o sentimientos. Es el latir de una zona algo lluviosa, de vientos y fríos. Desde estas páginas, también se aprecia una sinceridad simple, directa, que no busca trascender más allá de los ojos del lector. La literatura del rincón.