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El llanto no tiene patrimonio

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Tras la dramática eliminación de Chile a manos del anfitrión de la Copa Mundial de Fútbol fueron varios quienes no ocultaron su frustración e impotencia de haber estado a escasos minutos de conseguir una hazaña histórica para el balompié nacional. Más aún, y en la forma que se desarrolló el trámite del encuentro, la roja mereció haber dado el golpe a la cátedra dejando fuera de la competición a los pentacampeones.

Hasta ese minuto Chile había tenido un desempeño que acaparó las miradas de la prensa internacional y sorprendió a quienes daban por seguro el paso de Holanda y España, en el denominado 'grupo de la muerte' dando por eliminados a Chile y Australia. Pero el fútbol tiene sus cosas y el cuadro nacional no sólo eliminó a los actuales campeones (España), sino que además demostró coraje, pasión, compromiso, disciplina, perseverancia y ese espíritu que Alexis Sánchez le impregnó a todos y cada uno de sus compañeros: ser campeones del mundo.

No extrañó que, tras la emotiva eliminación del cuadro nacional, las imágenes de los jugadores chilenos llorando y lamentando la derrota surgieran en forma espontánea. Hombres que lo dejaron todo en la cancha, destacando el caso de Gary Medel y sus ocho centímetros de desgarro, y que fueron capaces de llegar hasta las últimas consecuencias por alcanzar su sueño. Dicho esto, y en virtud del recibimiento que el pueblo chileno les otorgó tras regresar al país, ¿alguien podría poner en duda que los hombres también lloran porque son personas y, como tales, tienen sentimientos y emociones?

La acción de llorar forma parte de las emociones humanas en forma transversal y se manifiesta independiente de la condición de género, edad, estrato social u otros. En rigor son múltiples los estímulos que podrían gatillar esta acción, a saber, amor, injusticias, maltrato, menoscabo, el nacimiento de un hijo, la pérdida o enfermedad de algún ser querido, el triunfo, la derrota, un enlace o compromiso, la noticia de un ascenso o un despido injustificado.

La acción de llorar es parte intrínseca de la condición humana en una cuestión que va más allá de ser bueno o malo, porque simplemente es. De ahí que no deje de llamar la atención esa idea arcaica, retrógrada o sinsentido respecto del patrimonio sobre quienes pueden y tienen derecho a llorar, a emocionarse. Más aún en un país y sociedad que se aprecia de ser moderno, tolerante y progresista, donde temas tales como el aborto terapéutico, el acuerdo de vida en pareja o un conjunto de reformas se discuten de forma natural, pero no así la simpleza y honestidad del acto de llorar.

Algunas voces, con escasez de centímetros de frente, hozaron mofarse de ese llanto. Uno que se justifica en una historia ingrata, con capítulos desilusionantes y frustrantes, además de párrafos donde destacan una larga lista de 'victorias morales'. Es cierto que Chile perdió y quedó eliminado del mundial. Pero también es verdad que el hambre de triunfo y gloria de nuestros seleccionados debiera ser el puntapié inicial para ese necesario cambio de mentalidad país que nos invite a pensar en grande, a alcanzar metas que parecían inverosímiles.

Una inflexión necesaria

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En el momento en que los distintos actores daban señales de alerta sobre la evolución de la reforma educacional, el senador del PS Carlos Montes, entregó una perspectiva de la evolución del proceso que generará las condiciones para rectificar. Primero, reconocemos la honestidad de sus palabras y su llamado por medio de un diagnóstico objetivo de los errores cometidos a reorientar la reforma.

Montes indicó que se debe avanzar simultáneamente en varios frentes, no se puede pretender que una transformación integral como ésta y que está atada a la reforma tributaria - por lo tanto, ambos debates se entrecruzan- se vaya construyendo y conociendo de a poco', dicho de otra manera se vaya haciendo camino al andar' .

Temas como el fin del lucro, la discusión de una nueva institucionalidad que le dé soporte a esa decisión, el nuevo financiamiento de la educación pública y por último la definición de una política nacional docente, debe ser entendida como un todo.

Hasta el momento, esto no ha sucedido, como lo indicó el propio parlamentario, más bien se perciben una serie de retazos poco integrados, que diluyen los objetivos que están en marcha, lo que dificulta el diálogo, alimenta innecesariamente temores y polariza un debate que debiera ser conducido con mesura.

Como lo señala Oscar Guillermo Garretón, las palabras de Montes tuvieron el impacto de ser un verdadero punto de inflexión, porque transparentaron lo que no se ha hecho bien y permite recuperar la riqueza de un debate plural. Montes reflexiona ¿Por qué toda crítica a la reforma tiende a entenderse como una defensa de intereses y no como una oportunidad para mejorar los cambios que se consideren necesarios?

Llama al Mineduc a reorientar este enfoque porque no se puede cuestionar la lógica de un sistema, sin avanzar en generar alternativas para mover y desarrollar un nuevo sistema. Hace presente la necesidad de abrir el diálogo con todos los actores, porque si no se generan las consecuencias que estamos viviendo. Presiones de todos los sectores, en particular por aquellos con más capacidad para ejércelas. El ministro ha sentido el peso de los partidos, la Iglesia Católica, la Conacep, el Cruch, la Confech etc.

Y por encima de todos, el creciente nerviosismo de los padres. Con asertividad nos describe algo que viniendo de él, difícilmente puede ser calificado como campaña del terror: 'Hay mucho miedo en materia educacional agrega, los apoderados, los dueños de colegios, los alumnos, no saben para dónde va la cosa, porque se plantean objetivos, sin que esto vayan acompañado de medidas que sustenten las metas que se pretenden alcanzar'.

De ahí que resulte razonable la incorporación de un secretario ejecutivo de la reforma, el ex diputado Andrés Palma, que podrá dar los pasos para que se reestablezca el diálogo a nivel de los actores de la educación en todos sus niveles, y que supere los déficits de coherencia del proceso.

¡Yo no quiero (ni puedo) jubilar!

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La firma reciente por parte de la Presidenta Bachelet de un proyecto para instituir una AFP estatal y la creación de una comisión para estudiar fórmulas orientadas a solucionar los problemas que afectan nuestro actual Sistema Previsional, ha vuelto a poner en la agenda muchas iniciativas que se vienen planteando desde hace algún tiempo.

A medida que la generación de los baby boomers se retira del mundo laboral sin haber alcanzado la pensión que esperaba, se han venido introduciendo en el mundo reformas tendientes a mejorar el monto de la pensión en la vejez.

Los países que componen la Ocde presentan una gran variedad de sistemas de pensión, sin embargo, las reformas que están impulsando tienen muchas similitudes. Una de las más visibles y controvertidas es la que propone aumentar la edad de jubilación, lo que a pesar de la resistencia inicial, está terminando por imponerse.

Un estudio elaborado por la misma organización ya reflejaba que la esperanza de vida subiría, superando los 7 años en las economías desarrolladas. Y Chile no se quedaría al margen, pese a ser un país emergente.

En Chile, la Asociación de AFP ha propuesto elevar la edad de jubilación voluntariamente, mediante incentivos a los trabajadores mayores que opten por postergar su jubilación.

En España, dentro del plan de reforma del sistema de pensiones, el Gobierno aprobó el año pasado sancionar el despido a los mayores de 50 años para evitar así la discriminación por razón de la edad.

Volviendo a Chile, un estudio de la Universidad Católica, dado a conocer en diciembre pasado, concluyó que las leyes chilenas que regulan la discriminación laboral por razones de edad y promueven la empleabilidad de los mayores, están jugando un papel controversial. Si bien limitan las posibilidades de despido, no por ello mejoran las oportunidades de contratación de trabajadores mayores.

El estudio indica además que las empresas, sobre todo las privadas, tienden a contratar trabajadores jóvenes, razón por lo que entre otras cosas propone que se tomen disposiciones antidiscriminatorias.

Por otro lado, el Melbourne Mercer Global Pensión Index, estudio que mide la calidad de los sistemas de pensiones en 20 países, también recomienda a Chile elevar la edad de jubilación, además de subir la tasa de cotización obligatoria.

Aunque no es una medida popular, es lo que recomiendan todos los expertos. Eso sí, hay ciertas precauciones para que su implementación sea efectiva. Junto con aumentar la edad de jubilación, se debiera buscar mecanismos para que las empresas se preparen para tener más adultos mayores trabajando en el mercado laboral chileno.