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Día del Bombero Voluntario

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No podemos pasar por alto, en el marco de celebración este 30 de junio del Día Nacional del Bombero Voluntario, la oportunidad de valorar la riqueza humana y social de esta tremenda institución.

Viene al caso la discusión ciudadana en torno a ¿por qué? y ¿para qué? una institución como Bomberos, y es de esperar que ante esta reflexión se dé espacio al más amplio entendimiento que permita, quererla, honrarla, mejorarla y defenderla.

Me atrevo como simple y sencillo aporte a señalar que reducido sería reconocerlas solo por su definición, es decir, corporaciones de derecho privado con carácter de servicio de utilidad pública cuyo objeto es el proteger vidas, medio ambiente y propiedades contra los riesgos de incendios y otras emergencias, complementando a ello que su servicio es prestado con gratuidad y que el trabajo desplegado ante cada evento es realizado por miembros voluntarios. Es quizás en estas dos últimas características donde se pone especial atención, ya que por ellas generalmente se ha escoltado la idea de Bomberos.

Tal vez deslumbra en una sociedad tan orientada a la ganancia o al lucro y asoma la gratuidad del servicio como un atributo social tan particular o el individualismo exagerado, junto a la falta de compromiso colectivo el que subyace al componente voluntario de sus integrantes. Pero suma y sigue, ya que vale la pena también mencionar que Bomberos por antonomasia es 'la comunidad organizada' y es por eso su natural raigambre y fecunda presencia nacional que se manifiesta vívidamente desde urbes consolidadas hasta efímeros poblados que reúnen la siempre presente aspiraciones comunitaria de sentirse protegida ante la calamidad.

Bomberos ha sido llamada a ser instancia de tolerancia, diversidad y respeto. ¿Qué espacio organizacional puede reclamar como Bomberos la más perfecta y sana convivencia de personas de distintos segmentos sociales, credos religiosos, pensamientos políticos, niveles educacionales entre otros, supeditados al fin último que demanda el servicio a la comunidad?

No podría quedar fuera de este retrato a Bomberos el principio de civismo que permite amalgamar a sus miembros en un engranaje que vive la democracia, autoridad, igualdad, los derechos pero así también los deberes que a la larga se han transformado en columnas que a pesar del tiempo siguen presentes con viveza histórica.

El conocimiento y aportes de instancias y procesos en comunidad como Bomberos deben marcar pausa de reflexión y compromiso, por lo que esta fecha no solo es propicia para revitalizar el compromiso de Bomberos hacia su comunidad, sino también se espera el de la comunidad hacia sus bomberos y junto a ello debiera estar presente el compromiso de autoridades y líderes de estas comunidades, quienes también están llamados a entregar en su esfera las herramientas para la consolidación de esta la institución de todos y para todos.

Garantía del GES postergada

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La reforma del 2005 es un gran avance en el sistema de salud, ya que establece Garantías Explícitas exigibles para patologías priorizadas que representan los problemas de salud más relevantes del país.

Desde el 2005 hasta 2013 se han atendido más de 17 millones de pacientes GES. Sin embargo, no hay mediciones del impacto de estas intervenciones, tampoco hay evaluaciones de la calidad con que fueron entregadas.

Las estadísticas disponibles en Chile nos siguen señalando que lo que importa a las autoridades y, en general, a los prestadores y seguros público y privados, es cuánto se hace y cuánto cuesta, pero importa mucho menos evaluar si lo que se ha hecho ha servido y si se hizo con niveles de eficiencia, calidad y riesgo adecuados.

En este escenario es de la mayor relevancia que la garantía de calidad se exija en forma obligatoria y se transparente, a través de la acreditación, cuáles establecimientos públicos o privados cumplen con los estándares exigidos.

La garantía de calidad puede considerarse como la 'garantía postergada', ya que a 9 años de la publicación de la ley que la exigió, aún no se aplica. En efecto, la acreditación que permite constatar si esta garantía se cumple, hoy es voluntaria y sólo han logrado alcanzarla 15 hospitales públicos y 25 privados, más una serie de establecimientos ambulatorios, lo anterior es un porcentaje mínimo respecto del total de instituciones a acreditarse.

Tres gobiernos sucesivos han postergado su aplicación obligatoria, de hecho el actual Ejecutivo también posterga la exigencia de esta garantía hasta junio del 2016, es decir, pasarán 10 años para cumplir con esta exigencia. Las razones de las postergaciones son de diversa índole: falta de convicción y sesgos ideológicos para 'proteger al sistema público' no transparentando su actual nivel de calidad; decisión política para asignar los recursos financieros y técnicos que necesita un sistema de salud; decisiones políticas para introducir cambios culturales y organizacionales en los establecimientos de salud que permitan mejorar las prácticas y procesos; y finalmente, no querer enfrentar el impacto de esta medida en el mercado privado de prestaciones de servicios de salud tanto en la oferta como en los precios.

Es más impactante mostrarle a la población 'cuantas personas se han atendido' que transparentar el nivel de calidad con que se hizo y el riesgo al cual fueron sometidas.

Es de esperar que la postergación de esta garantía sea la última, pero sólo será posible si las actuales autoridades del Ministerio de Salud asumen con convicción la necesidad de exigir a todos los establecimientos que deban acreditarse lo hagan, sean públicos o privados, y ser coherentes con esa decisión política asignando recursos financieros para inversión y operación

Los niños de mi Chile

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Lágrimas de pena…de esa que nace del corazón de un niño cuando ve que su mayor sueño, se esfuma sin explicación convincente.

Lágrimas de impotencia al vivir por vez primera, una tremenda frustración para la que no estaba preparado, ya que ante el fanatismo que se fue creando en ellos no fuimos capaces de prepararlos para una eventual derrota…quizás porque nuestro subconsciente nos decía…'para qué…vamos a ganar'.

Es que no le ganaron a Brasil, jugaron mejor que nunca, pero perdió. Esa es la verdad, no ganó, a pesar de las justificaciones, y nada lo conforma.

Algunos optaron por llorar en silencio…otros en la privacidad que le da meterse bajo su cama, donde no los vean…porque la pena en un niño es tan íntima que no siempre la expresan en presencia de mayores.

Sus gritos de minutos antes se transforman en lágrimas…y se toman su cabecita diciendo 'es que no puede ser…no es justo cómo no metió el penal, qué le pasó'.

Vivieron por primera vez cómo la casa se transformaba en un verdadero ritual futbolero: la bandera…ahí…presente, como si fuera un miembro más del grupo familiar. Nuestros niños y los adultos, con camiseta de la Roja, más los sombreros multicolores del mercado mundialero y cuya presencia en el centro de las ciudades fue sólo comparable, con el que se genera para Fiestas Patrias, pero multiplicado por mil.

'Con choripán', se decía. 'Mejor una buena pizza', indicaba el otro, para finalmente terminar en un asado.

Es la previa que nuestros niños no van a olvidar y, a partir de este mundial cada vez que juegue Chile van a exigir el preparativo porque para ellos pasó a ser pieza importante de la unidad familiar y del compartir juntitos estas fiestas de once versus once que nos hizo tan felices.

Es que somos un país tremendamente futbolero…nosotros lo legamos de nuestros padres, lo traspasamos a nuestros hijos y ellos a sus hijos…nuestros pequeños vivieron jornadas de fiestas y la última terminó en lágrimas, igual como nosotros el día que Caszelly perdió el penal, solo que éste nunca llegó a ser tan cercano con los futboleros, como Alexis, Gary, Valdivia, Vidal, Bravo, en los niños de hoy.

Vendrán otros mundiales…tendrán 4 años más que hoy…pero estoy segura de que vamos a estar nuevamente preparando algo rico para el partido y quizás salgan del baúl de la abuelita o de quien sea, la camiseta roja, los gorros con la estrella solitaria y nuestra bandera patria para ocupar el mismo espacio de honor que en éste mundial ocupó en los hogares de mi Chile.