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Crecimiento económico

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El reciente Informe de Política Monetaria elaborado por el Banco Central ha confirmado que nuestra economía sufre una desaceleración y elevada inflación. El resultado ya había sido anticipado por variados analistas y por el propio instituto emisor.

En el resultado general, el crecimiento de Chile para este año fue corregido a la baja. Según el BC, la expansión del PIB en 2014 se ubicará en un rango de entre 2,5% y 3,5%, por debajo del 3% a 4% estimado en marzo.

El ajuste se fundamenta en el débil comportamiento de la demanda interna -que crecería un 1,7%-, especialmente de la inversión, que registró caídas en los últimos tres trimestres. Pese a que el banco ve una leve recuperación de esta variable hacia fines de este año, se prevé un descenso anual de 0,7%.

Otro dato relevante es que ya se padece la maduración del ciclo de inversiones en la minería, un aspecto interesante que da para mucho debate y análisis. Si bien es cierto hay rezago en muchos proyectos, no es menos cierto que las proyecciones de inversión continúan siendo muy altas.

A lo anterior, se suma la normalización en importaciones de material de transporte aéreo, aspectos en los que el BC puso especial atención al advertir que uno de los riesgos para la economía local es una prolongación de menor inversión. Indudablemente que otros puntos relevantes son la situación de China, el principal consumidor de nuestras materias primas y una mayor presión de los salarios sobre el IPC.

Finalmente, se añade un deterioro del consumo, que crecería 2,4% este año. Este es otro detalle que conviene revisar con mayor detención, ya que el consumo ha sido una de las vigas maestras de los buenos resultados de los últimos años.

Si bien es cierto que hay señales de aletargamiento, no estamos en presencia de ninguna debacle, pero sí de datos frente a los que hay que estar alerta. Hasta hoy, los signos nos dicen que la economía irá de menos a más este año. Siempre debe tenerse presente que la recuperación puede ser más moderada, suave y gradual, con los efectos en el empleo que eso puede conllevar.

Un país mayor de edad

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Siempre se ha dicho con desdén que el fútbol es enajenante y opio del pueblo. Sin embargo, lo que hemos vivido en esta Copa Mundial de Fútbol sobrepasa con creces las páginas de deportes, los despachos diarios con las aventuras de compatriotas en Brasil y cualquier teoría conspirativa.

No importa que la Selección haya perdido frente a Holanda ni que las estadísticas vuelvan a abofetearnos en octavos de final. El cuadro nacional y la euforia que ha despertado dan cuenta que Chile ya es otro país.

Mientras en la cotidianidad lidiamos con nuestra abismante desigualdad, en la pantalla y el corazón resuena el himno cantado contra todo protocolo, confirmando que pese a las diferencias hay algo que nos une.

Es cierto que los 'chuligans' han dejado en evidencia lo peor de lo nuestro y que es lamentable que con triunfos, empates o derrotas igual hayan destrozos a la propiedad pública y privada. También lo es que eso da para un barrido y escobillado sociológico que va mucho más allá del balompié.

Por eso, me quedo con el coro patrio de los más de 40 mil hinchas en el Maracaná en la cita contra España. Es de esos momentos que trascenderán generaciones y que gracias a internet y las redes sociales podemos compartir al instante y guardar para la eternidad.

La entonación orgullosa, el trabajo en equipo sin que las individualidades opaquen el todo, los jugadores que se codean de igual a igual con los mejores de la Tierra, la actitud ganadora de Alexis Sánchez. Todo eso demuestra que estamos ante una nueva generación de compatriotas.

Chilenos que no sólo quieren una sociedad más equitativa y lo exigen en la calle, sino que también se creen el cuento, son conscientes de sus capacidades y, por sobre todo, se sienten orgullosos de su origen y ven con esperanza lo que les depara el destino.

Estamos a años luz del país apocado que se conformaba con clasificar al Mundial, con el equipo de jugaba de chico a grande y que pensaba que su sino era el fracaso y el descrédito, ya fuera con un penal mal ejecutado o una ceja cortada.

Hemos superado también la etapa de la excepción a la regla, de los Salas y Zamorano que nos elevaban sobre la media de manera fortuita y por capricho de la naturaleza.

Creo que ese cambio no es casual ni aislado. Sin ser un gran conocedor del fútbol, tengo la impresión que mucho del Chile abierto al mundo se refleja en esta Selección.

Dejamos de ser un pueblo isla, paria, y este torneo ha sido un hito que lo confirma. Paso a paso, y aunque aún falta mucho, nos vamos convirtiendo en un país mayor de edad. Lo importante es mantener el rumbo que hizo de Chile lo que es hoy.