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El impacto del Mundial fuera del estadio

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Cada cuatro años, un gran evento capta la atención de la mayoría de los países del mundo, y, con ello, la expectación de millones de personas. Si bien los Juegos Olímpicos y otros certámenes internacionales de disciplinas como el voleibol, atletismo, básquetbol, etc. no son menos importantes, el Mundial de Fútbol se ha trasformado en un verdadero fenómeno planetario, capaz de sintonizar a los cinco continentes por el espectáculo del deporte.

Lo anterior queda de manifiesto, por ejemplo, en las modificaciones que se hacen a las jornadas laborales y académicas, pues a raíz del Mundial se pueden realizar actividades alternativas para disfrutarlo de manera colectiva en estos ambientes.

No obstante los distintos problemas que surgen debido a la inversión en proyectos de esta envergadura, habiendo problemas sociales generalizados (como es el caso de Brasil), resulta importante destacar la importancia que tiene el deporte-espectáculo como parte de la cultura global, en que, en este caso, el fútbol es motor de celebración, integración y promotor de valores como el juego limpio, el respecto por el adversario, el rechazo al racismo, la humildad en la victoria y la calma en la derrota.

De este modo, el deporte sigue siendo un factor muy determinante en las sociedades actuales.

Ahora bien, es importante aprovechar estas instancias para promover la práctica de actividad física, procurando infundir los valores y la motivación que le son propios, pero también enfocándose en la tarea de fomentar hábitos saludables por medio del deporte.

En este sentido, continúa siendo tarea de los gobiernos y de los educadores acercar el deporte a los niños y jóvenes, ya sea desde la formación de base hasta la alta competición, para así promover la práctica deportiva y, por qué no, aportar con nuevos jugadores destacados que aumenten cada vez más las posibilidades de alcanzar logros deportivos de excelencia a nivel internacional.

Tenemos la esperanza, entonces, de que se forme una nueva generación de deportistas y ciudadanos activos, con las mismas ganas de 'salir a la cancha' y con el mismo ímpetu con que los hinchas chilenos han cantado el himno nacional en cada encuentro en tierras cariocas.