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La capital de la energía

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El 8 de julio se realizará la segunda versión del Foro SIC en Concepción. Con el eslogan 'Energía y desarrollo: afrontando un escenario de decisiones claves', el encuentro volverá a constituirse en un espacio de debate sobre los principales tópicos que interesan a la industria eléctrica.

No es casual la consolidación de la capital penquista como el lugar de discusión para temas tan estratégicos como el vínculo de los nuevos proyectos con las comunidades vecinas, la competencia en el mercado chileno de la energía o la necesidad de tender más líneas de transmisión para respaldar una red que se percibe como vulnerable.

La Región del Bío Bío entrega el 35% del total consumido por el Sistema Interconectado Central, razón de sobra para erigirse como el principal referente sectorial. Además, en abril de este año sus comunas cordilleranas de Santa Bárbara y Quilaco se convirtieron en las protagonistas de la puesta en marcha de Angostura, el mayor proyecto hidroeléctrico de los últimos diez años.

Si bien la zona posee interesantes proyectos de generación no convencional, el 57% de su aporte al SIC es hídrico y el 40% térmico; y todo indica que por volumen y estabilidad la matriz seguirá dependiendo de esas fuentes. Ello obliga a instalar la variable social en el centro de las preocupaciones, como demuestra la aprobación en el Concejo Municipal de Coronel de un plebiscito para que la ciudadanía manifieste su parecer respecto a las termoeléctricas.

La desconfianza es el principal riesgo que debe enfrentar el rubro, pero también el Estado, que en las últimas décadas se ha mostrado más como un espectador que como un protagonista. Ambos sectores están llamados a tender los puentes y ofrecer las garantías para acercar a la comunidad.

En ese contexto, la celebración de un nuevo Foro SIC en Concepción es una clara señal de que los desarrolladores y operadores están conscientes de la importancia de lo local en sus inversiones. Así, tal como cada dos años la ciudad se transforma en el centro del debate pesquero a través de Pesca Sur, es positivo y necesario que ahora más que nunca se posicione y proyecte como la capital de la energía.

La Región del Bío Bío entrega el 35% del total consumido por

El crimen del asado

tito matamala

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En un principio parecía un chiste, una cita fuera de contexto adjudicada al intendente de Santiago que -ante las repetidas emergencias ambientales en la capital- solicitaba a la población que se abstuviese de preparar asados en los días de los partidos de la selección chilena de fútbol. Eso es más o menos como pedir que los chilenos dejen de ser chilenos.

Luego de las bromas en las redes sociales se supo que había un sustento científico para 'el ruego de Orrego': una parrilla parrillera en un patio de inspiración mundialista, con sus comensales hambrientos de goles y longanizas, contamina lo mismo que un abominable transporte público en un día de recorrido. O sea, nos fregaron.

De momento es una solicitud, apelan a nuestra voluntad para que optemos por un estofado de pollo arvejado a la olla de la cocina en vez de un costillar de chancho en el balcón. Pero, de acuerdo a nuestro infortunio, debemos asustarnos ante la posibilidad cierta de que pronto se escriba una normativa y un listado de multas, junto con un pelotón del Ministerio de Salud dedicado a fiscalizar el tamaño de nuestros asados.

Aquí es donde entran las sutilezas, de qué modo medir la calidad del humo de un asado, si por el origen del carbón o la rutina del soplado con el trozo de madera terciada. Me late que quienes agregan unos trocitos de madera al fuego, para lograr un leve ahumado en la carne, son los que pagarán penas más largas de cárcel. Así como hoy se compran bonos de emisión de carbono, ¿venderán bonos de asado de acuerdo al corte que deseemos tirar en los fierros? Algo así como un permiso para celebrar las Fiestas Patrias o el Año Nuevo, transferible a algún pariente que lo necesite más.

La clave es el corte; no es lo mismo el breve lapso de unos medallones de lomo liso de vuelta y vuelta, apenas dos minutos por lado, que una maratón parrillera de un cuarto de cordero magallánico que consume tanto carbón como una locomotora. Doce horas de fuego lento mientras los comensales libran ingentes cantidades de granos fermentados, eso es lo que me han contado. Con un delito así, no se descarte un operativo del OS-7 descolgándose en vuestra terraza desde helicópteros artillados.

El asado, qué calamidad, habrá de convertirse en un crimen deleznable.

¿Qué culpa tenemos nosotros, los que vivimos en las provincias ventiladas del sur? La ley pareja no es dura, sostendrá la autoridad antes de azuzarnos la Policía de los Asados (PA), para confiscarnos en el acto una modesta entraña que habíamos pensado para el picoteo antes de meter más fuego y tirar el costillar que es mío y que me lo quieren quitar.

Se viene la noche para los parrilleros.

Una parrilla en un patio de inspiración