Si hace seis décadas la esperanza de vida para la población chilena era de 55 años para las mujeres y 52 para los hombres, con los avances de la ciencia, ésta ha aumentado a 82 años para las damas y 76 para los varones.
Si bien es un gran salto demográfico, la calidad de vida con que se llega a estos promedios -y que en muchos casos se superan, considerando que en el país hay más de 1.100 personas con más de cien años- es tanto o más importante que aumentar las cifras.
El envejecimiento progresivo de la población, que según datos del último Censo los adultos mayores de sesenta años pasaron del 11% al 14% de la población en diez años, y los requerimientos que ésta tiene en la actualidad, fueron analizados en el seminario 'Estrategias psicopedagógicas en adultos mayores con deterioro cognitivo', organizado por la carrera de Psicopedagogía y la Dirección General de Vinculación con el Medio de la Universidad Andrés Bello.
La actividad se centró en los principales lineamientos de prevención de las dificultades que presentan las personas durante la tercera edad, junto con proponer herramientas de intervención y diagnóstico para hacer frente a las necesidades específicas de este grupo de la población.
Susana Martínez, psicóloga del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama), explicó que la sociedad y el gobierno tienen como misión asumir el envejecimiento de la población con todo lo que ello implica. A los sesenta años, edad en que se determina el período de adulto mayor, es uno de muchos cambios, tanto socioeconómicos, como personales y emocionales. Es por ello que se han creado y diseñado modelos de sistemas integrativos, que permitan y faciliten llegar a este demandante segmento.
El adulto mayor de hoy no se queda en casa, sino que busca alternativas para seguir activo. Es así como la oferta programática va desde contar con fondos nacionales, programas de voluntariado, de vivienda protegida o de protección contra el maltrato (físico, psicológico y social), hasta una completa red de turismo, ideada especialmente para ellos. De hecho, sólo en este último punto, la profesional de Senama cuenta que en la Región del Bío Bío son más de tres mil los adultos mayores que viajarán entre septiembre y noviembre de este año, a distintos lugares para recrearse.
El escenario y las exigencias son distintas. Desde que una persona se jubila, por ejemplo, son en promedio veinte años de vida que deben aprovecharse. Período en el que no sólo se requiere salud, previsión, sino que también acceso a recreación y sobre todo, respeto.
OLVIDO DE LAS EMOCIONES
Macarena Norambuena, psicóloga y magíster en Psicología Clínica y Psicoanálisis de la Universidad Andrés Bello, dijo que la tendencia social siempre lleva a justificar todo lo que les pasa a los adultos mayores con su edad. Si falla su memoria o si se presentan cambios en sus hábitos de sueño, por ejemplo. No obstante, la verdadera preocupación debería centrarse en la atención y la percepción.
Lo más importante, precisa, es que ellos estén estimulados a seguir el camino de la vida. Y es que hay muchos eventos que ocurren en este ciclo de la vida que contribuyen a disminuir su motivación: dejar de trabajar, soledad, enfrentar duelos y pérdidas de su pareja, hermanos y amigos (incluso de manera simultánea) lo que además lleva a asimilar que la propia muerte está mucho más cerca para la persona.
Por eso, lo ideal de este tiempo 'libre' que trae ser adulto mayor, es que lo ocupen y no se convierta en un espacio de tristeza.
Por ello la profesional aclaró que 'hay que estar alerta a su entorno, su ambiente y sus emociones antes de atribuir sus problemas a patologías propias de la edad'. Primero, la información que guardan, debe ser de su interés, deben descartarse fallas en órganos de los sentidos, porque la memoria no se pierde de un momento a otro. 'No todo deterioro cognitivo es demencia y no toda demencia es Alzheimer', puntualizó.
Entonces, comentó que lo primero antes de atribuirles deterioro cognitivo (más allá de la pérdida progresiva) es descartar depresión, ansiedad, soledad, aislamiento, angustia e insomnio.
CAMBIOS PROPIOS
Para la fonoaudióloga Lorena Martínez, máster en Neurologopedia, y en Intervención e Investigación en Patología del Lenguaje de la Universidad Autónoma de Barcelona, existen cambios propios del proceso de envejecimiento tanto a nivel cognitivo, como sensorial, o de la piel, entre otros. De acuerdo a la capacidad funcional, entre el 60-70% de los adultos mayores son independientes, un 30% entran en la categoría frágiles o en riesgo, y un 3% postrados e inválidos.
Manifestó que una cantidad considerable de investigaciones recientes apuntan a que los sistemas cerebrales y cognitivos en el envejecimiento son más dinámicos y plásticos de lo que se pensaba anteriormente. Específicamente, 'los estudios que utilizan las técnicas de neuroimagen, sugieren que el cerebro del adulto mayor responde a los cambios anatómicos y fisiológicos que lo caracterizan mediante una reorganización continua de sus funciones con el objetivo de apoyar a un sistema cognitivo deficiente'.
Por ende, el trabajo en estos grupos es urgente: psicoestimulación cognitiva, intervención material (talleres de memoria y psicoestimulación) o intervención informatizada (repetición de tareas), resultan claves para abordar este ciclo de vida. Sin dejar de lado, invertir en educar a la población general, para que se provoque un cambio cultural, que acoja, integre y respete a sus adultos mayores.
Factores como el