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Día del Ambiente

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El 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, instituido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para impulsar la sensibilización y acción respecto al tema. La idea nació en 1973 y a lo largo de los años esta celebración ha crecido hasta convertirse en una plataforma global en la que participan organizaciones y personas de más de 100 países.

Con el establecimiento del Día Mundial del Medio Ambiente, se dio paso a la creación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), cuyo objetivo es mantener un justo balance entre el ambiente, el desarrollo y el futuro sustentable de la Tierra y sus habitantes. Dicha aspiración sólo es posible si cuenta con la participación de gobiernos y ciudadanos. Así, la adopción del programa de reciclaje por parte de los países industrializados fue el resultado de la preocupación ciudadana respecto a la acumulación de desechos, el deterioro de los recursos naturales y la salud pública, y el interés gubernamental sobre la crisis planetaria.

A partir de esta preocupación mundial, muchas instituciones, gobiernos y líderes han intensificado sus planes para ofrecer una vigilancia permanente sobre el medio ambiente. Hoy, el tema forma parte de las políticas, tanto privadas como públicas. En ese sentido, se ha producido una verdadera transformación cultural, frente a la cual nadie queda indiferente. En ello, han contribuido las nuevas formas de comunicación, lideradas por internet y ahora por las redes sociales.

Si bien el escenario actual es complejo, debido a las sabidas consecuencias del calentamiento global y el cambio climático, hay un aspecto positivo. Es evidente que la comunidad internacional está adquiriendo conciencia, y en este proceso han sido clave las nuevas generaciones, que parecieran tener una sensibilidad mayor frente a estas materias.

Cada vez toma más fuerza el papel que corresponde a cada uno de nosotros en el cuidado del planeta. Y no hablamos solamente de la tierra, el mar, los ríos, la atmósfera. El cuidado del ambiente comienza por nuestro círculo más cercano, por preservar nuestros patios, jardines, las calles, evitando destruirlas y lanzar basuras, por no contaminar. El mensaje en este día es a no olvidar que somos parte del ecosistema Tierra y no estamos aparte de él. Es decir, cualquier malestar que sufra el planeta, tarde o temprano lo sentiremos nosotros.

El regreso de don Daniel

Enrique Ramírez Capello

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Murió en 1971.Escribió más de 50 años en Las Últimas Noticias. Ganó tres Premios Nacionales: Periodismo, Literatura y Arte, mención Teatro. No obstante, su columna se publicó hasta 1998. Entonces, un ingeniero comercial -ajeno a las excelentes decisiones periodísticas y desconocedor de los galardones del autor- lo exilió del diario.

Insólito contraste con el juicio de Byron Gigoux James, histórico director y maestro, que recomendaba a su equipo: 'Cuidado con omitir a Daniel de la Vega. Su columna 'Hoy' es la que sostiene nuestro edificio'.

Fue el escritor que me atrapó desde niño y que admiro hasta ahora.

La gentil e inteligente Rocío Muñoz, mi ex alumna y ayudanta, me regala 'Ayer y hoy', antología de artículos seleccionados por Luis Sánchez Latorre.

Cita: 'Don Carlos Silva Vildósola, tal vez el más penetrante y sutil de los hombres de prensa de las primeras jornadas del siglo XX, observó en 1933 que Daniel de la Vega poseía la virtud no solo de retener al lector, sino de fascinarlo, anulando las posibilidades del juicio frío acerca de su obra. En su opinión, el secreto del encanto de Daniel de la Vega radicaba en la atmósfera poética en que envolvía sus escritos'.

Culto, refinado e irrenunciable lector, Sánchez Latorre añade: 'También se ha registrado la presencia de Luis Taboada y de Azorín en el modo de abordar Daniel de la Vega la nota instantánea. Habría que agregar la reflexión irónica de Eca de Queiroz, el humor de Shaw, el ingenio de France, la gracia de Stendhal, la prontitud de Renard'.

Leer esta obra es una delicia. Muchas columnas son rescatadas de la serie titulada 'Confesiones imperdonables'.

Son textos breves, intensos, suaves. Transitan de la nostalgia a la anécdota, delicados como una amapola, tiernos cual conquistador.

Siempre va de puntillas. Desde el retrato de Stefan Zweig a la historia de una casa, desocupado lector, la vereda de antaño, la máscara copiada, el sueño de la tarde, el tranvía, el paraíso escondido, la sombra de los días, los sombreros de paja, plazas sin suerte, las calles y sus nombres, pipa nocturna y el hombre que busca su país.

Escribe: 'Cuando encontramos una errata en nuestro artículo, nos parece que hemos leído mal. Con inquietud empezamos otra vez a leer la frase, y comprobamos, horrorizados, que hay una errata, una escandalosa errata que nos rompe en dos partes la frase predilecta, aquella que trabajamos con más entusiasmo y tenacidad. La pobre frase está perdida con una palabra ajena dentro, con una palabra inesperada que le escamotea totalmente el significado. Y esto es ya irremediable. El diario ya se desparramó por la ciudad, y miles de hombres desconocidos llevan en sus manos el periódico con la traición de la errata'.

El artículo es sarcástico y doloroso, digno de transcribir completamente. Pero debemos ser breves. Como don Daniel.

Son textos breves, intensos, suaves. Transitan de la nostalgia a la anécdota, delicados como una amapola, tiernos cual conquistador.