Pasión de multitudes
El fútbol magnetiza, atrapa a legiones de fanáticos. Convoca a seguidores que gritan gol y se estremecen en los estadios.
La cancha es el imán para millares de adherentes. Los pechos se inflaman y las camisetas identifican a quienes creen en la luz y en la sombra del deporte masivo.
Omar Marchant dio una definición histórica: 'Fútbol, pasión de multitudes.' Fue la consagración, el impulso mayor. La creatividad asumida. Nunca pudo cambiarse el lema porque define con propiedad y estilo.
La pelota rueda y encanta con su atracción espectacular. Todos la siguen y persiguen. Van tras ella atraídos por su forma tentadora. Redonda y sugerente. Once jugadores reflejan el ánimo y el entusiasmo de un equipo.
La fiesta mundial está próxima a comenzar. Todos miran a Brasil. Algunos tienen fe y energía. El anfitrión parece el favorito en las apuestas para ser campeón.
Pero se puede frustrar esta ilusión. Como en 1950 cuando Uruguay, con jugadores pichangueros y de barrio, derrotó en el Maracaná al dueño de casa, que era el inmenso favorito.
Dos goles del cuadro celeste hundieron a Brasil. Muchos hinchas se suicidaron. Otros lloraron durante días.
Los ganadores no se atrevieron a festejar por temor a las reacciones de los derrotados.
Obdulio Varela, el capitán, entretuvo al árbitro inglés, cuyo idioma no entendía. Después bebió y lloró en los bares ante los lamentos de los brasileños. Sólo sobrevive el autor del segundo gol, quien estuvo recientemente en Chile.
Muchos tienen la creencia de que el equipo nacional tendrá una gran actuación. Incluso lo consideran favorito. No obstante, los rivales son Australia, Holanda y España. Los dos últimos muy difíciles porque tienen títulos de primera categoría.
Prefiero la cautela y la prudencia, que no son sinónimos de cobardía. Chile tiene importantes futbolistas lesionados. Como Arturo Vidal, acaso el mejor de todos los tiempos. Otros de relieve son el arquero Bravo, Gary Medel y Alexis Sánchez.
Sostengo la tesis de que podemos obtener algunos puntos, mas no con certeza de clasificar a una segunda ronda. Tengamos optimismo, aunque no ciego.