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El estallido de 1914

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Hablar del 'reloj de a historia' siempre me ha parecido grandilocuente. Lo que me queda claro es que el tiempo avanza inexorable, en los buenos y malos momentos.

Hace cien años, cuando el mundo iba camino de una gran conflagración mundial, no se percibían grandes nubarrones negros en el horizonte. Menos todavía en Chile: en abril de 1914, el Príncipe Enrique, hermano del Kaiser, de visita en muestro país, tuvo una 'acogida eufórica', según la describió el historiador norteamericano Frederic B. Pike. El mismo autor subraya el contraste con la relativa frialdad con que fue recibido el ex presidente Theodore Roosevelt el año anterior. Los chilenos -mayoritariamente, al parecer- mirábamos con más entusiasmo hacia Prusia que al Tío Sam.

Eran tiempos de confusión. A comienzos del siglo, Enrique MacIver había pronunciado su famoso discurso sobre el estado moral de la república que resumió en una breve frase: 'Me parece que no somos felices'.

¿Exageraba? En los primeros años del nuevo siglo, Chile ya había sufrido el terremoto de 1906. Había experimentado un dolor desgarrador: la masacre de la Escuela Santa María de Iquique. Despertaba la 'cuestión social'. Habría otros momentos difíciles- Pero también ya se había superado en gran parte el trauma de la Guerra Civil. El salitre se había convertido en la 'viga maestra' de la economía chilena. Su importancia duraría hasta que la crisis de 1929 nos golpeó duramente.

En la celebración del Centenario hubo quienes tomaron conciencia de las crudas desigualdades. Los festejos fueron disímiles en el centro y en la periferia de Santiago y provincias. En 1914, era fácil olvidarse de estas tensiones. Sin embargo, como dijo años más tarde el Presidente Frei Montalva, 'algo trepidaba en lo profundo'.

A fines de junio de ese año, se desató el conflicto en Europa. Pero en Chile ello parecía algo lejano, tan lejano que fue fácil declararse neutral.

Dos disparos, en Sarajevo, que dieron muerte al heredero del Imperio Austro-húngaro y a su esposa, gatillaron millones de proyectiles, disparados por viejos fusiles Mauser, modernas ametralladoras, obuses, cañones ('la gran Berta' entre ellos), combates entre frágiles aviones, inéditos ataques de submarinos y lo más brutal: el uso de gases mortíferos. La guerra segó a una generación completa: ocho millones de muertos y seis millones de inválidos.

En Chile lo más cercano que estuvimos a la guerra fueron los enfrentamientos navales entre británicos y alemanes.

Todo empezó en Sarajevo el 28 de junio. Dos meses después, el 3 de agosto, el representante alemán en Santiago entregó una breve nota en que informaba al gobierno del Presidente Ramón Barros Luco que 'el imperio alemán se encuentra en guerra con Rusia desde el 1 de agosto'. Era el fin de una época.

Nudo energético

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Prácticamente todos los sectores del país han ido tomando conciencia acerca de los agudos problemas de abastecimiento de energía que experimentará el país en el futuro, luego que durante muchos años -según las actuales autoridades- no se realizaran inversiones importantes en este ámbito.

Claramente, la falta de una política energética, las erráticas decisiones de la autoridad que aprueban o rechazan proyectos sin la suficiente información, y la propia exigencia ciudadana frente a iniciativas que atentan contra el medio ambiente, han ido configurando un escenario que tendrá pronto a Chile enfrentado a una encrucijada.

El ministro de Energía, Máximo Pacheco, en los últimos días, ha garantizado que ya no es el momento de los diagnósticos, sino que de la discusión, habida cuenta que ya se conoce bastante el problema que hay entre la demanda y oferta de energía en el país.

En este sentido, recordó que hace pocos días se presentó la Agenda Energética, donde se encuentran los ejes que orientarán la acción gubernamental en los años venideros para propiciar inversiones y para que éstas, además, se ejecuten en un marco de respeto hacia la ciudadanía y el medio ambiente.

Uno de los principales ejes apunta a la diversificación de la matriz energética, con especial foco en las energías renovables no convencionales, donde las regiones del sur del país, incluyendo la nuestra por cierto, tienen mucho que decir, ya que tiene un gran potencial eólico, en la geotérmico (hay zonas de exploración en la cordillera) y hasta en la biomasa, que correctamente elaborada puede pasar desde el estigma del humo de la leña hacia plantas industriales que procesen desechos forestales.

Para el éxito de cada una de las futuras iniciativas se requiere, no obstante, el concurso de la ciudadanía, sobre todo de los entornos en los que se pretende emplazar una planta. Pero ya no 'pintando una escuelita', como advirtió el ministro, sino que con asociatividad, involucrando realmente a la comunidad para que también obtenga los beneficios económicos de este rubro.

Será la única vía para destrabar el nudo energético.