Buscando un mejor futuro
Federico García Larraín
Hasta una aerolínea, dedicada casi exclusivamente a los traslados de trabajadores que han llegado al norte desde los principales centros poblados del país, como Santiago y Concepción, ha sido necesario poner en marcha, en un ejemplo de lo frecuente que se ha hecho el interés por laborar en la industria minera de las regiones septentrionales del país.
En el Bío Bío la situación no es distinta y son muchos los jefes de hogar, especialmente, que han debido alejarse de sus familias para buscar nuevos horizontes en una actividad que ofrece remuneraciones largamente superiores a las que se puede encontrar en zonas como la nuestra.
El fenómeno, al parecer, todavía no llega a su punto máximo y, por el contrario, sigue en crecimiento y con algunas novedades importantes, porque también las mujeres están tomando la decisión de buscar un empleo bajo la buena sombra que cobija a la producción de cobre.
La situación comentada puede ser vista desde varios ángulos, porque si bien es cierto que implica algún grado de sacrificio, como el éxodo hacia ambientes muy diferentes al conocido, por mucho que se trate del mismo país, tampoco puede parecer extraño que alguien tome la decisión de alejarse cuando las expectativas económicas resultan atractivas y cada vez es más fácil y rápido realizar los viajes hacia y desde el hogar.
Lo que no resulta alentador es observar a largo plazo y descubrir que las regiones del sur del país, como la nuestra, no presentan mayores esperanzas para ofrecer buenos trabajos, con remuneraciones similares a las que entrega la minería nortina, lo que en buena medida hace temer que pasarán muchos años sin posibilidades de retener a jóvenes que demuestren un legítimo interés por mejorar sus condiciones de vida.
Este hecho se suma a la realidad que afecta a profesionales que recién formados en la zona deben dejarla para acudir a los puestos de trabajo que solamente encuentran en otras ciudades, principalmente la capital, lo que agrava el panorama con miras al futuro de las regiones del sur.
Hay una escena en la película (de Fred Zinnemann) en la que Thomas Cromwell le explica la situación a Richard Rich: 'Sé de un hombre que quiere cambiar su mujer… en este caso es nuestro señor, Enrique, el octavo de ese nombre, lo que es una manera pintoresca de decir que si quiere cambiar su mujer, lo hará. Nuestra tarea como administradores es minimizar la inconveniencia…'.
Es triste observar que las regiones del sur del país no presentan mayores esperanzas para ofrecer buenos trabajos, con