Podemos realizar diferentes lecturas al discurso presidencial, pero es necesario poner una especial atención a la percepción de este discurso por parte de la ciudadanía, la cual mira con desconfianza las promesas realizadas, pues año tras año los mandatarios han enumerado una serie de ideas y proyectos, de los cuales dudan de su concreción; por ejemplo, el AVP, el cual hasta el día de hoy no ha sido aprobado.
Esta desconfianza se debe principalmente a que como ciudadanos somos cada vez más críticos con los partidos políticos y con nuestros políticos. ¿Estamos frente a una crisis? Podríamos pensar que así es. La identificación partidista e ideológica es cada vez más débil que en el pasado, ha descendido la afiliación a los partidos y además las opiniones son cada vez más negativas hacia ellos, y podríamos llegar a afirmar que 'la política' está cada vez más desprestigiada, lo que genera una gran desconfianza a todo lo que los partidos y los políticos propongan. Esto se puede traducir en un anti-partidismo reactivo, el cual se basa en la insatisfacción con las actividades que realiza la política; lo cual se suma a una percepción negativa de que los partidos y la política no consigue solucionar los problemas reales de la sociedad. Y la percepción común es que las promesas quedan solo en eso y que buscan a la ciudadanía sólo con fines electorales.
Como ciudadanos nos alejamos cada vez más de la clase política y de la lectura política que se le puede dar al discurso del 21 de mayo, donde no sólo se hizo alusión a promesas de campaña, sino que fue un discurso donde no estuvieron ausentes los principales lineamientos ideológicos de la coalición gobernante y se plantearon transformaciones importantes al Estado chileno, pero que con esta percepción ciudadana pueden pasar desapercibidos.
Lesley Briceño,
Desde una mirada no partidista, puedo señalar que el discurso de Bachelet contó con varios puntos de análisis, los que cuentan con diferentes tipos de evaluaciones.
Pedro Díaz Polanco,