Crowfunding: los medici del siglo XXI
El concepto de crowfunding se ha vuelto muy popular por estos días. Redes de mecenazgo como kickstarter, Gofundme, Indiegogo, Youcaring, Causes, GiveForward, Crowdrise, FirstGiving, FundRazr, Fundly, sólo por mencionar algunas, se han vuelto muy populares entre los innovadores y emprendedores, que ven en estas redes sociales la oportunidad para realizar sus ideas.
Esta nueva tendencia de financiamiento nace de micromecenazgo, que puede ayudar a solventar gastos universitarios o desarrollar proyectos de mayor envergadura, no importando la causa, sólo la forma como la presentamos.
Son espacios comunes con personas, que a través de la cooperación colectiva, son capaces de reunir los fondos necesarios, vía donación voluntaria, para que se puedan ir concretando proyectos.
Si bien este concepto se ha popularizado últimamente, principalmente por la red de Kickstarter, que a través de su Smartwatch Pebble logró reunir la mayor cantidad de dinero hasta ahora para un proyecto colaborativo, este tipo de apuesta innovadora busca cautivar un mercado cada vez más específico, realizando una suerte de venta en verde. De acuerdo a lo anterior, la transparencia del proyecto y la credibilidad de las redes de Crowfunding, resultan muy importante.
Cabe señalar que ya en 1997 se realizó la primera acción de financiamiento a través de internet. Lo hizo el grupo norteamericano Marillion, que financió una gira con la ayuda de sus fans y aportes en su sitio web.
Sin duda, el micromecenazgo ha generado impacto entre las redes sociales, no sólo por la forma como se maneja la relación entre emprendedores y donadores, sino por el éxito que los proyectos están teniendo.
Lo anterior también obedece a la incesante búsqueda por parte de los proyectos innovadores en contar con socios virtuales que puedan financiar la totalidad o una parte de sus apuestas.
Estamos en presencia de una verdadera fiebre por innovar y, considerando que son muchas las áreas de desarrollo con proyectos interesantes que por alguna razón no clasifican en los financiamientos formales, las empresas de crowfunding se han vuelto esa luz de esperanza, la que también puede alumbrar a los millones de usuarios de la red.
Quién sabe si a través de esta suerte de 'Familia Medici' virtual podemos encontrar nuestro propio renacimiento en áreas tan importantes como la salud, por ejemplo. Esperemos que las redes colaborativas sigan creciendo y apoyando todos los proyectos que ayuden a mejorar la calidad de vida en el mundo.
Gustavo Arias,