Hace algunas semanas falleció el ilustre hijo de esta Región a los 87 años. Hombre extraordinario y excepcional. Integrante de una familia de agricultores, desde muy joven siguió los pasos de sus padres.

Oriundo de Huepil, Trupan, nunca dejó sus tierras ancestrales y se impuso la gran tarea de crecer, consolidarse, dar trabajo y luchar por el bien común de nuestro país.

Agricultor de cepa y por naturaleza, ganadero eximio; forestador, industrial molinero, comerciante, entre otras cosas. Abordó gran cantidad de rubros. Al final de su vida llegó a ser, sin lugar a dudas, el mayor productor individual de trigo, avena y maíz de nuestra región y, probablemente, de Chile.

Su sencillez, humildad, buen trato, llanura contrastaba con lo que poseía. Ayudó en su zona a todas las instituciones sociales, deportivas y de ayuda a los necesitados.

Tuve el privilegio y el honor de gozar de su profunda amistad. Informado del quehacer nacional e internacional, era un agrado charlar por horas de cuanta materia existe. Dentro de sus actividades su mente era privilegiada. Sus consejos, datos, análisis y argumentos eran de una lógica y claridad meridiana.

Creo que el mejor emblema de sabiduría era su experiencia que 'es la madre de las ciencias'. En todas sus actividades y bajo su solo manejo empresarial, llegó a contar con medio millar de colaboradores.

Hombre de familia, con siete hijos, gran cantidad de nietos y bisnietos son la comprobación.

Profundamente preocupado de sus trabajadores y de todas las actividades, le pidió a sus hijos Alejandro y Raúl, que se continuara con sus empresas y actividades, después de su vida. Así se está haciendo, no obstante, que ambos son exitosos empresarios en otras actividades.

Don Raúl debe ser considerado como un Gran Hijo de esta Región, y además por su bonhomía, personalidad silenciosa y ajena a la prensa y a los medios; es un histórico ejemplo para futuras generaciones, y en especial, para los que trabajan duro, con eficiencia, pasión y empuje.