El Día del Amante Amador
Nuestra idiosincrasia proviene mayoritariamente de la cultura judeo-cristiana y de sus canalizadores españoles. De ellos, hemos heredado taras y virtudes que tenaz y porfiadamente hemos hecho perdurar luego de más de quinientos años; entre ellos, por ejemplo, el colonial "se acata, pero no se cumple", que como gran virtud, obedientemente, cumplimos al pie de la letra moros y cristianos hasta el día de hoy, así como el envidiosismo, el eufemismo, la hipocresía, entre otras maravillas.
Ahora que ya estamos entrando en tierra derecha en el nuevo círculo anual de "el Día de…", ya sea de la mujer (ya celebrado), de la madre, del padre, del compadre, del amigo, del enemigo, del niño y un sinfín de otros tan loables, como el día de la tierra, de la semilla, del libro, del agua, del ahorro de energía, del níspero y del otro, etc., nos hemos olvidado de un día muy relevante para nuestra sociedad ya que está incrustado en las bases mismas de ella y heredado de los padres fundacionales de nuestra nación.
Está el caso de Pedro de Valdivia, quien anterior o posterior al título de "don", y como condicionante para recibirlo, casado como estaba con doña Marina Ortiz de Gaete, allá en España, la envergadura de su misión le hizo prontamente, tomar, aquí en las Américas, como compañera o pareja sustituta, (así se le denomina actualmente) a Doña María de Encío, a quien casa posteriormente con Gonzalo de Los Ríos para legarnos la sabrosa generación de Catalina, la Quintrala, (tal vez la primera lujuriosa de la Historia de Chile, según los eruditos de la época y por eso mismo tan maltratada), luego a Doña Inés de Suárez, otra muy compañera y a quien, también ante las exigencias de su cargo, no le queda otra opción que casarla con Rodrigo de Quiroga, no sin antes dotar a ambas de una suculenta dosis de tierras y encomienda de indios.
Hablábase, en nuestro país, según las categorías, de adulterios, amancebamientos, concubinatos, amantes, amadores y hasta de lachos, amén del sinfín de sinónimos en otras latitudes, puesto que estas prácticas son tan viejas como la humanidad misma.
Así, como hemos progresado con el tiempo y superado los antiguos récords, ahora que las estadísticas de infidelidad de ellas, mis congéneres de sexo tan débil, supera largamente las de ellos, de sexo tan fuerte ¿Cómo no agregar también, entre tanto bonito Día, el Día del Amante? ¿Cómo omitir esta institución mundialmente practicada, sobre todo cuando son un secreto a voces entre algunas de nuestras autoridades, por ejemplo?
Interesante el desfile de tránsfugas comprando y esfumando las boletas o cualquier evidencia que les incrimine y al comercio le iría igual de bien como con los otros días sesudamente establecidos.