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El que esté libre de lucro...

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Lucro debe ser una de las palabras más vilipendiada de los últimos años en el país. Hay personas que huyen de ella porque les pueden caer las penas del infierno. Otras, en diferentes sitiales de la escala socioeconómica del país, se sienten intocadas.

Muchas se preguntan de qué se trata. Los aludidos de lucrar dan toda clase de explicaciones para desvirtuar los ataques. Ha trascendido tanto que llegó a una bolsa de Nueva York. Hay un aire de hipocresía en estos tiempos, gente que mira para el lado, para ver si pasan desapercibidos sus actos lucrativos.

El lucro es "la ganancia: la diferencia entre los costos y los ingresos". Los costos son los necesarios para producir los ingresos. Marx lo sabía muy bien. Los empresarios saben que si una empresa o actividad que compite en el mercado no tiene lucro y no tiene liquidez, sus días están contados. El lucro es lo que motiva a emprender, aunque no siempre se logra. El afán de lucro promueve el empleo, la innovación, el riesgo, y lleva a pagar muchos impuestos.

Toda empresa u organización - que se dice con o sin fines de lucro - o persona que tiene un ingreso superior a los costos necesarios para producirlos tiene lucro (¿o plusvalía?), aunque se crea que por una ley que lo prohíbe, se pueda eliminar. Por otra parte, si un profesor, político, abogado, artista u otro tiene ingresos que son superiores a los costos en que incurre para dar sus servicios, la diferencia obtenida es lucro, le guste o no. Un ejemplo clarísimo, si una autoridad pide que se le rebaje la renta o dona parte de ella a otras instituciones debe ser porque le parece que el lucro que está logrando es exagerado para otorgar su servicio, pero si la diferencia sigue siendo positiva: sigue obteniendo lucro.

¡Para que seguir gastando tiempo! Si a un tipo de empresa u organización cualquiera se le pide que no obtenga lucro, de todos modos lo tendrá puesto que si no lo hace no podrá crecer ni desarrollarse, pero además eso no significa que sus funcionarios no obtengan lucro, puesto que toda la diferencia entre sus costos para producir su ingreso y éste, lo será, se declaren o no partidarios del lucro. ¡No hay que ser majaderos! Hay que buscar otro término o concepto para explicar sus decisiones políticas y económicas, porque el lucro es parte de la naturaleza humana -en esta sociedad o en cualquiera- y afecta aún a aquellos que se creen intocados por este estigma

Si se cree que se puede eliminar el lucro, por medio de una función predeterminada que equilibra perfectamente los ingresos y los costos requeridos para llevar adelante un emprendimiento humano, cualquiera que este sea, se encontrará que si no es la empresa la que lucra, si lo tenderán a hacer los que trabajan en ella o para ella. Complejo ejercicio de anticipación este, aún para consultores y auditores internacionales de empresas. Una sociedad sin lucro -de personas y o empresas - no necesitaría un servicio de captación de impuestos.

Quien esté libre de lucro que lance la primera piedra

Póngase en campaña para prevenir las enfermedades invernales

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El invierno se acerca a pasos agigantados. De hecho, la campaña de invierno del Ministerio de Salud ya puso en marcha su Programa de Vacunación Nacional para grupos de riesgo, en quienes una infección respiratoria puede pasar rápidamente a un evento mayor - debido a su escasa inmunidad - hasta incluso comprometer sus vidas. Por ello, los niños menores de un año, adultos mayores, enfermos crónicos respiratorios y embarazadas deben vacunarse, mantenerse alejados de personas enfermas y aumentar las medidas preventivas. Un resfrío en estas personas rápidamente puede escalar a una neumonía que requiera hospitalización.

Las infecciones respiratorias agudas son las reinas del invierno, las que se ven favorecidas en esta época del año por condiciones atmosféricas de frío y al aumento de la contaminación intra y extradomiciliaria en los lugares urbanos. El hacinamiento y la falta de ventilación colaboran a que exista un mayor contagio entre las personas de los virus y bacterias que provocan enfermedades respiratorias agudas.

Sin embargo, todos podemos prevenir las enfermedades invernales con medidas simples pero efectivas, tales como: Lavarse las manos; usar el antebrazo para proteger la diseminación de un estornudo; proteger las fosas nasales y boca al cambiar de un lugar temperado a uno frío y viceversa (usando bufanda, pañuelo o mascarilla); ventilar los espacios al menos una vez al día; vestirse adecuadamente -no sobreabrigar- ya que la transpiración humedece la ropa y colabora en los cambios bruscos de temperatura; evitar aglomeraciones y el contacto con enfermos; no fumar y, de hacerlo, que sea en espacios abiertos sin presencia de personas con riesgo (niños, embarazadas, adultos mayores, enfermos respiratorios crónicos); calefaccionar los espacios con el mejor combustible que se tenga acceso (en orden son electricidad, gas, parafina, leña sólo con cámara de doble combustión); por último, vacunarse contra la gripe y seguir el calendario obligatorio de vacunas para niños y adultos mayores.