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Juan Pablo II, el "santo educador"

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En la vida de Karol Wojtyla la palabra cruz no fue sólo una palabra. Desde su infancia y juventud experimentó el dolor y la muerte. Su pontificado se desarrolló bajo el signo de la prodigalidad, de una entrega generosa y sin reserva. Lo movía únicamente el amor a Cristo.

San Juan Pablo II supo hallar modos novedosos para comunicar la doctrina de la Iglesia, actualizando conceptos teológicos y dando nueva luz a las cuestiones morales. La producción de este Papa, que antes había sido filósofo, es impresionante. Su magisterio publicado tiene dimensiones que superan al de todos sus antecesores juntos e incluye catorce encíclicas, numerosas exhortaciones apostólicas, cartas, mensajes, textos y documentos de diverso rango magisterial.

Con un espíritu siempre jovial, buscó maneras de llegar al corazón de los jóvenes. Creó las Jornadas Mundiales de la Juventud que, desde el primer encuentro celebrado en la Plaza de San Pedro el domingo de ramos de 1986, se han consolidado como peregrinaciones festivas de oración, alegría y educación en convivencia fraterna de jóvenes de todo el mundo.

Su finalidad principal fue poner a Jesucristo en el centro de la fe y de la vida de cada joven, para que sea punto de referencia constante. Su formación académica y su pasión por la verdad le llevaron a conocer la inmensa grandeza de la razón humana. Una razón abierta, que no excluye a priori la fe, sino que busca comprender los horizontes que ésta le ilumina.

Muchos pensadores, creyentes o no, están agradecidos de Juan Pablo II por el gran reconocimiento que le hizo a la filosofía. Fue profesor de Teología Moral y Ética Social en el Seminario Metropolitano de Cracovia y luego ejerció 36 años como catedrático en distintas universidades, en las cuales recibió el reconocimiento de numerosos estudiantes. Seguramente en esta etapa comprendió la necesidad de una nueva educación, pensando desde los jóvenes e irradiando amistad, paternidad, compañerismo y obviamente ejerciendo el oficio pastoral que latía en su corazón.

Con seguridad Juan Pablo II tuvo una sintonía especial con los jóvenes, incluso en sus últimas horas tuvo fuerzas para enviarles un mensaje: "Os he buscado. Ahora habéis venido a verme. Y os doy las gracias". Cerca de las 22 horas del sábado 2 de abril de 2005, Juan Pablo II, "el grande, el Papa viajero, el mensajero de la Paz, el Santo Educador", regresó a la casa de su Padre Celestial.

Cristian

Luarte, Dir. Ped. Educación

Física USS

Meses invernales: comer sano evita subir de peso

Aunque las comidas calóricas son comunes en los días fríos, llevan consigo algunos riesgos. Alimentarse bien permite una buena digestión

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Buscando combatir el frío desde dentro es que muchas veces se tiende a elegir comidas con un alto contenido de calorías. Esto, sin embargo, a pesar de ser tan común en la época invernal, puede traer consigo consecuencias negativas para la salud.

Lo anterior debido a que la ingesta de frituras y alimentos calóricos inciden directamente en el aumento de algunos kilos de más.

Es por esto que la a nutricionista de Megasalud, Sara Parra, sostuvo que para disfrutar de las distintas preparaciones la clave está en cuidarse y preocuparse de una dieta invernal que ayuden a "prevenir anomalías gástricas e intestinales".

COMER SANO

Dedo que sentir deseos de comer alimentos más calóricos con tal de paliar el frío es común en invierno, lo recomendable es buscar opciones más saludables.

En este panorama una de las mejores opciones son los guisos de verduras calientes y los consomé de verduras y pan tostado, dejando fuera las frituras y el alcohol, explicó la nutricionista.

"Una baja ingesta de líquidos y consumo de fibra, además del abuso de alimentos procesados y carnes rojas, de seguro ocasionarán alteraciones en el sistema digestivo", detalló la experta.

Una de las complicaciones a las que se refirió Parra es el estreñimiento, que, tal como añadió, se trata aumentando la ingesta de 25 a 30 gramos diarios de fibra, mediante el consumo de frutas (tres diarias), verduras (al menos dos porciones), cereales integrales, legumbre y semillas de linaza y chía (dos a tres cucharaditas diarias).

Junto con realización de actividad física regular -que debe ser de 150 minutos semanales-, otro de los elementos que debe ser incluidos está el agua, indispensable para una buena digestión.

La nutricionista explicó que "para un hombre adulto se sugiere 2,5 litros, mientras que para una mujer adulta, 2,0 litros. También son válidas las infusiones de hierbas y jugos de fruta cocida".

Para evitar el tránsito intestinal lento, los lactobacilos -que se encuentran comúnmente en el yogurt- son ideales, ya que "aumentan los movimientos naturales de este sistema y fortalecen el sistema inmune", planteó.