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Chile lidera el uso de las tecnologías de la información en la zona

Ranking del Foro Económico Mundial destaca el desarrollo de infraestructura para las tecnologías de la información en el país.

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Chile es el país latinoamericano que más aprovecha las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs), según mostró un informe del Foro Económico Mundial. Sin embargo y pese a que su puntaje aumentó, el país descendió un puesto en el ranking global en comparación con el índice de 2013, cediendo el lugar 34 a España y quedando en el 35.

El foro destaca en su reporte que Chile "continúa incansablemente desarrollando su infraestructura de TICs y asegurando una mayor utilización de las TICs a través de grupos de interés, con una de las tasas más altas de usuarios de internet (45 a nivel global), comercio electrónico (35) y gobierno en línea (24) en la región".

El documento agrega que "a pesar de este importante avance, debilidades en su sistema de innovación, que se reflejan en la relativamente baja capacidad de las empresas chilenas de innovar (63) y la preocupación por la calidad de su sistema educativo (74) -especialmente en matemáticas y ciencias la educación (107)-, siguen obstaculizando la capacidad de Chile de aprovechar plenamente las TICs con el fin de apoyar la innovación y la transición a una economía basada en el conocimiento".

El índice del Foro Económico Mundial mide la capacidad de 148 economías de aprovechar las TICs para mejorar el nivel de conocimiento y de bienestar de su población.

EN EL MUNDO

A nivel global, Finlandia, Singapur, Suecia, Holanda, Noruega y Suiza lideran, en este orden, el ranking, y los seis países tienen la misma posición que en el índice elaborado en 2013. EE.UU. progresó dos puestos y se sitúa en el séptimo lugar de la lista, seguido por Hong Kong, que avanzó seis posiciones.

Corea del Sur subió de la plaza undécima a la décima, y el Reino Unido, situado en noveno lugar, es el único entre los primeros diez que bajó, con dos puestos de diferencia frente al índice del año pasado.

Varias naciones emergentes no aprovechan su potencial, según advierte la institución internacional, que destaca que China (62), Brasil (69), México (79) e India (83) pierden posiciones.

Al contrario, los Emiratos Árabes Unidos (24), Kazajistán (38) y Panamá (43), que según el foro han hecho una fuerte apuesta por las TICs, mejoraron posiciones. España se encuentra en el trigésimo cuarto lugar, tras haber mejorado cuatro puestos.

El foro afirma que "se han realizado pocos progresos para limitar la brecha numérica que separa los países que hacen un uso óptimo de las tecnologías y el resto".

"Este poco progreso es inquietante para los países emergentes y en desarrollo que corren el riesgo de no aprovechar los aspectos positivos de las TICs, especialmente la innovación, la competitividad económica y la inclusión social", concluye.

El informe concluye que "con el advenimiento de la revolución de la información, las TICs se han vuelto omnipresentes y el mundo hiperconectado, transformando profundamente las relaciones económicas y sociales entre los grupos de interés. En este entorno de cambio, ha emergido una nueva forma de activos que pueden ser considerados como el oro o el petróleo de las revoluciones económicas anteriores: el big data", o las grandes cantidades de datos.

Según el foro, gracias a los avances en las TICs, "el volumen y la velocidad de generación de estos datos no tienen precedentes, al igual que la capacidad de las organizaciones para capturar y tratarlos, lo que podría generar gran valor económico y social". No obstante, advierte que para el éxito en la extracción de este valor, "organizaciones, tanto públicas como privadas, tienen que decidir cómo adquirir, tratar e interpretar estos datos".

Cobertura informativa

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Con pesar hemos constatado que la tragedia nuevamente asola a nuestros compatriotas. Porque no saliendo aún del terremoto que afecto a la zona norte ahora los habitantes de Valparaíso sufren las consecuencias del incendio más grande de su historia. Ambos ciertamente lamentables y que dejan en evidencia la desigualdad y pobreza que aún está latente en nuestra sociedad.

En este sentido llama la atención la cobertura informativa, especialmente por parte de canales de televisión, quienes han utilizado adjetivos tales como "terremoto de fuego" o "tsunami de fuego". Este último por cierto descabellado y de un profundo contrasentido.

A lo anterior se agrega que las preguntas en terreno con los damnificados tampoco han sido muy empáticas toda vez que, y ante una persona que lo ha perdido todo, aparece el innecesario "¿cómo se siente?".

Quienes hemos trabajado en medios de comunicación de seguro hemos caído en este tipo de situaciones en más de una oportunidad, sin embargo la experiencia permite adquirir herramientas, tanto de contexto como de conciencia, que contribuyen a mejorar el relato de los hechos sin caer en el sensacionalismo, respetando la objetividad y teniendo siempre presente tanto a la persona como las audiencias.

Los periodistas tenemos un rol importante en nuestra sociedad y hay cuestiones que, definitivamente, no se aprenden en la escuela de periodismo sino que en el día a día.

De ahí en más, y especialmente por la masividad y el rol de la televisión, es de suma importancia cuidar y respetar tanto la forma como el fondo del acto noticioso porque no olvidemos que los periodistas también somos personas y, por ende, no estamos exentos de sufrir embates tanto naturales como de otra índole. Y, cuando eso ocurra, querremos ser tratados como ciudadanos, con el respeto que cada uno de nosotros se merece.

Origen campesino de una zona minera

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Cuando hacemos una retrospectiva del origen de las ciudades en Chile, nos topamos con que buena parte de ellas habían nacido remotamente en el tiempo, arrancando la historia de muchas desde tiempos de la Conquista y, en otros casos, desde la Colonia.

Pero el siglo XIX también fue un período donde las fundaciones vieron la luz, concentrándose a mediados de la era decimonónica como parte de una política estatal durante los llamados gobiernos conservadores" (1831- 1861). Así, nacieron nuevas localidades como Puerto Montt y Puerto Varas, se reimpulsó el poblamiento de Osorno y Valdivia con inmigrantes de diversas zonas de la entonces disgregada Alemania, en orden a "mejorar la raza" - según el discurso oficial de la época - y, de paso, desarrollar mejor las potencialidades económicas del sur de Chile.

Concepción no fue la excepción. Desde la década de 1840, el hallazgo de yacimientos carboníferos y los posteriores sucesos de la Guerra Civil de 1851 en la zona que contaron con un importante apoyo de contingente mapuches (mayoritariamente prorevolucionarios), sumado a la necesidad imperiosa del Estado de Chile de hacerse presente en estos territorios, sobre todo para asegurar futuras inversiones, permitieron que tras el conflicto fratricida de inicios de la década de 1850 autoridades como el intendente Rafael Sotomayor Baeza estudiasen la instalación de nuevas villas al sur del río Bío Bío por su zona costera (lafkenmapu).

Gracias a ello resurgió Lota y nació Coronel. En cuanto al primero, el poblado había sido fundado como fuerte ya en 1662 durante el mandato del gobernador Ángel de Pereda, bajo el nombre de "Santa María de Guadalupe de Lota". Pese a ello, no tuvo un gran desarrollo. En la temprana República fue designado como capital del Departamento de Lautaro, bajo el nombre de Colcura, lugar que fue arrasado por el terremoto y maremoto de 1835. Hubo que esperar hasta 1853 y 1854, bajo el mando provincial del mencionado Rafael Sotomayor, para que se impulsase la creación de una villa de forma regular, con plaza, parroquia, policía, cárcel, etc., buscando apoyar el surgimiento de la minería del carbón.

Paralelamente, en el mismo año, se levantaban los planos de la vecina villa de Coronel, trabajo hecho también por el mismo intendente. El nuevo pueblo (en cuyos límites también se explotaba carbón de parte de empresarios como Matías Cousiño, José Alemparte, Jorge Rojas) dio vida a esta zona minero-carbonífera con una base fundamentalmente de origen campesino, constituida por miles de migrantes internos procedentes mayoritariamente de la zona del Ñuble. Si lo miráramos con la óptica de nuestras "polis madres" deberíamos agradecer nuestra existencia a ciudades como Quirihue, Coelemu, Trehuaco, Chillán, San Carlos, ello unido a la posterior llegada de algunos extranjeros. La base mapuche estaba, pero no era tan numerosa, toda vez que buena parte de las tierras de la llamada zona del carbón venía siendo ocupada desde tiempos anteriores a la Independencia (siglo XVIII) por gentes mestizas de apellidos hispánicos que se asentaron entre San Pedro de la Paz, Santa Juana y Colcura.